El lunes 30 de enero, el Presidente congoleño, Félix Tshisekedi, se reunió en el Palacio de la Nación, sede de la presidencia, con los embajadores de los países con representación diplomática en Kinshasa en una ceremonia tradicional, considerada “de cortesía” y de intercambio de buenas palabras y deseos cara al nuevo año recién estrenado, en la que, sin embargo, tuvo empeño en que sus palabras resonaran con energía y determinación sobre la grave situación que la República Democrática del Congo (RDC) vive en el este. Palabras, por otro lado, que son pronunciadas la víspera de la llegada al país del Papa Francisco. Esta visita es esperada con el entusiasmo propio de los congoleños, pero también con la secreta esperanza de que el Papa intervenga decididamente en un conflicto que desde hace tres décadas está devastando todo el este del Congo a causa principalmente de la intervención, agresión y saqueo del territorio congoleño por parte de Ruanda.
Las palabras de Tshisekedi no pueden ser más tajantes: “Lo que de verdad está en juego en la agresión de la RDC por parte de Ruanda y en la crisis de seguridad del este de mi país son cuestiones económicas y hegemónicas. Ningún congoleño es ingenuo y se engaña ante esta evidencia. Que todo el mundo lo sepa, ayer, hoy y mañana, ninguna generación de mis compatriotas cederá ni enajenará un centímetro cuadrado del territorio nacional a nadie para que en él se establezca una colonia de poblamiento o de explotación. Tal y como he afirmado en la tribuna de la Asamblea general de las Naciones Unidas, defenderemos la integridad de nuestro territorio, la soberanía y la independencia de nuestro país, cueste lo que cueste”.
Fuente: Actualite.CD
[CIDAF-UCM]
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