El post de la cárcel, por Félix Pérez Ruiz de Valbuena

24/04/2014 | Bitácora africana

Elvis nos dejó una visión del ambiente carcelario idílica, ¿quién no se apuntaría a pasar una temporadita de bailes y cantes como en el Rock de la Cárcel.

Si además le añadimos esa estética minimalista de cine expresionista alemán de los años ’20, ¿qué más podemos pedir?

¿Una negra que nos abanique o que sea nuestra choferesa como quería Cela?

Chincharos que yo tengo.

Pero es una estética muy alejada de la cruda realidad que hemos podido vislumbrar en otras películas más realistas tipo El Expreso de Medianoche, por si recordáis las condiciones penosas que nos presentaban en esa película de los años ’70 del siglo XX en Estambul.

Sólo puedo deciros que serían condiciones 4 * ( 5 estrellas quizás serían demasiado) si las comparamos con las condiciones del siglo XXI en la cárcel de Ouahigouya, la ciudad donde vivo.

Hace unas semanas vinieron a la Biblioteca OLVIDO, los asistentes sociales de la cárcel, 3, para pedirnos ayuda.

Tengo que acordarme de poner un cartel a la entrada de la biblioteca diciendo que las horas de demanda de ayuda son de 12 a 15, que es la hora de la siesta.

Porque aquí se deden seguir creyendo que fabrico los billetes o los cago.

Todo por qué.

Pues porque soy blanco y estoy más bien grodito.

Bueno, en realidad estoy bien gordo, dejémonos de historias.

Pero gordo, gordo, obeso, más bien.

No mórbido del todo, que todavía conservo mi punto de morbo o eso quiero creer.

Así que empezaron a contar la situación lamentable de los presos y si podíamos ayudar de alguna manera.

Querían ayuda para poder comprar algo de carne para incluir en su menú, para al menos probar la carne una vez al año.

Y si teníamos ropa y zapatos porque hay presos que no tienen más que la muda puesta…

En mi cerebro se desató una tormenta de sinapsis y se me ocurrió que podíamos hacer algo más que eso.

Os pego la relación de propuestas y que han aceptado:

—Donación de ropa y calzado.

—Dos equipos completos de chándals para guardianes y presos y un balón para que se echen unos partiditos de confraternización y buen rollito.

—Pequeña biblioteca con tres enciclopedias, periódicos y revistas, y un catálogo de libros ilustrado para que puedan pedir prestados para la lectura.

—Pantalla de plasma de 60’’ y DVD para seguir noticiarios, fútbol, películas…

—Préstamo de películas de los fondos de la Biblioteca, para proyección en la TV.

—Aula de informática con seis ordenadores para formación de los presos en OFFICE y facilitar su reinserción.

Organizaremos una fiesta al final de cada curso (3 meses de duración) con la entrega de diplomas y compraremos un buey para hacer una comida con todos los internos (unos 200).

Bueno el caso es que a todo el mundo le pareció estupendo, incluido al Director de la Cárcel y el responsable del Mº de Justicia del que depende la MACO (Maison d’Arret et Correction de Ouahigouya)

Me pidieron que hiciera una carta de solicitud de la Biblioteca OLVIDO, como si fuera yo el que pedía y no el que daba, cosas del país.

Firmamos un acuerdo, después de quitar todo lo que hablaba de que se hacían responsables de los libros, ordenadores y material.

Aquí nadie se responsabiliza de nada, monada. Lo tomas o lo dejas.

Así que o lo dejo todo y me vuelvo a España o tomo las cosas como son: duras de cojones.

Tuvimos acto protocolario del acuerdo con asistencia de altas personalidades: gobernador de la Región, alto comisario de la Provincia, primer teniente de alcalde, procureur du Faso (ministro de Justicia), etcétera.

Discursos y más discursos, incluido el mío en el que les contaba que mi propia experiencia carcelaria (Carabanchel un resort de lujo, comparado con esto) en los años ’70 me hacía sensible a ayudar a este colectivo.

Porque si la vida en Burkina Faso es dura, que es muy dura, pero mucho más que lo que piensas, más, más dura, la vida de un preso en Burkina Faso no os lo podéis ni imaginar.

Unos días antes de la ceremonia estuvimos visitando la cárcel, pero no me dejaron hacer fotos en la parte ‘interior’. Las autoridades no entraron más que en el recinto externo donde tienen huertos y una especie de campo de fútbol y algunas dependencias de la Administración de la cárcel, el dispensario y el aula de informática.

Después de pasar una doble puerta de control entramos en un recinto, un patio cerrado que no debía tener más de 200 m2 y donde se hacinaban unos 170-200 presos.

Alrededor del patio las puertas de cinco ‘células’ o habitaciones donde duermen y hacen la vida.

Y otra puerta que estaban las tazas turcas donde se alivian.

Nada de zona de duchas o similar, que se hace todo en el mismo sitio o en el patio si no necesitas intimidad. Con un cazo y un bidón de agua se realiza el aseo.

Por supuesto no hay ni un grifo, ni agua corriente, toda se acarrea a mano, con bidones, desde los pozos que hay en el recinto exterior.

No creo que podáis llegar a imaginar lo que esto significa cuando hablamos de temperaturas de 40-45 grados a la sombra.

El sofoco, los olores, la congestión de cuerpos hacinados, que no corra la menor brisa que ayude a evaporar el sudor y les refresque…

Algo más que duro.

La cuestión:

Habíamos programado hacer dos grupos de seis alumnos a razón de dos días por semana y acaban para finales de junio los primeros ‘diplomados’.

La sala preparada, ordenadores, ratones y teclados, pantallas, lápices afilados y blocs, bics, el material impreso de apoyo, proyector, todo a punto, hasta los ladrones, que está mal el decirlo, pero me refiero a los adaptadores para poder conectar varios cables de alimentación.

Y empieza el baile burkinés.

Nos dan la relación nominal de alumnos y nos encontramos a tres alumnos repetidos en los dos grupos.

“Bueno sí, ha sido un error, ya os buscamos otros alumnos”.

Porque no todo el mundo puede hacer el curso, sólo los que saben francés, poco más de 30 internos.

Les planteamos dos días por semana y por grupo (lunes y jueves; martes y viernes), seis horas semanales…

“Bueno es que cuatro días por semana no va a poder ser porque el miércoles tienen controles y el viernes es el día de la plegaria musulmana…”.

“El sábado, entonces…”-

“Ufff, tampoco, ni el sábado ni el domingo, que hay pocos guardias de servicio, como es fin de semana…”.

Así que nos quedan lunes, martes y jueves. Iremos rotando los días. Improvisando.

Y ayer martes, día de inicio se presentó nuestro informático para comenzar los cursos (el lunes no había clase porque el lunes de Pascua es fiesta en Burkina Faso).

Y me vuelve Buba, el profesor con una sonrisa de oreja a oreja y me cuenta que los asistentes sociales no han aparecido por la MACO y que le han contado que este jueves no puede haber clase porque hay exámenes para promoción interna en la Administración y se presentan muchos guardianes.

Y que el lunes y el martes también, así que es mejor dejar lo del curso para más adelante, quizás para el jueves siguiente…

Que ya nos llamamos, y si eso ya eso y tal, que diría Mariano…

La verdad es que no sé por qué me sigo sorprendiendo.

Porque os juro que esto es algo más que sorprendente.

Informática en la cárcel de Ouahigouya

Original en : FronteraD

Autor

  • Pérez Ruiz de Valbuena, Félix

    Félix Pérez Ruiz de Valbuena. ( Calatañazor, Soria, Diciembre 1954 ) Estudió economía . Marxista-leninista de formación política, afirma que no le sirvió para hacer nada demasiado útil en la vida universitaria, salvando quizás el Festival de los Pueblos Ibéricos. Empresario familiar comparte con sus dos hermanos la propiedad de una empresa de formación. reside actualmente en Burkina Faso con la esperanza de comenzar de nuevo con proyectos que le devuelvan la ilusión. Con tres hijos y un nieto, que le hacen felices los más de los días. Y como dice Soltero y sin compromiso. Es colaborador de la Revista Digital Frontera D con su Blog Negros sobre blanco , que iremos reproduciendo en nuestra sección de Bitácora Africana, agradeciendo a Frontera D la autorización para hacerlo y por supuesto a Félix Pérez Ruiz de Valbuena

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