El martes 31 de enero el Papa Francisco iniciaba su quinta visita a África con una primera parada en la República Democrática del Congo (RDC) para después recalar en Sudán del Sur. Su objetivo, abogar por la paz en las dos naciones plagadas de violencia. Es la primera vez desde 1985 que un Papa visita la República Democrática del Congo, un país afectado por la pobreza y donde el 40 % de sus 100 millones de habitantes son católicos. El viaje estaba originalmente previsto para julio de 2022, pero se pospuso debido al dolor de rodilla del pontífice que lo ha obligado en los últimos meses a utilizar una silla de ruedas.
Las preocupaciones de seguridad también influyeron en la cancelación del viaje en un primer momento. En esta ocasión, el Vaticano descartó sus planes iniciales de visitar Goma, al este de la República Democrática del Congo, debido a que decenas de grupos armados actúan en la zona. “Saludo con afecto a los pueblos amados que me esperan”, declaró el Papa Francisco después de su oración del Ángelus en la Plaza de San Pedro el pasado domingo 29 de enero.
«Estas tierras, situadas en el centro del gran continente africano, han sufrido mucho por largos conflictos» expresó Francisco. En su oración también lamentó los «enfrentamientos armados y la explotación» en la RDC y subrayó que Sudán del Sur, «asolado por años de guerra, anhela el fin de la violencia constante«. A pesar de su gran riqueza mineral, alrededor de dos tercios de la población de la República Democrática del Congo vive con menos de 2,15 dólares al día, mientras que la violencia azota las provincias orientales. El grupo armado liderado por tutsis M23, que según Kinshasa y Naciones Unidas, está respaldado por la vecina Ruanda, ha estado conquistando grandes extensiones de territorio en la provincia de Kivu Norte en los últimos meses.
Fuente: MONITOR – Imagen: Calixto Llanes
[Traducción y edición, Jorge Moral Vidal]
[CIDAF-UCM]
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