Patrick Horgan, nuncio apostólico en Sudán del Sur, afirmó que el Papa Francisco dejó un valioso legado en Sudán del Sur, que es responsabilidad de los obispos desarrollarlo basándose en el diálogo, animándolos a no centrarse únicamente en los asuntos que afectan a la Iglesia, sino también al país y a la sociedad en la que viven.
El Nuncio Apostólico en Sudán del Sur lamenta el conflicto en curso en el país, añadiendo que los continuos bombardeos, las movilizaciones paramilitares y los asaltos en las carreteras son una grave preocupación.
El cardenal Ameyu, arzobispo metropolitano de Yuba y presidente de la Conferencia Episcopal, reconoció los desafíos que enfrentan los líderes religiosos en todo el país e hizo un llamamiento a la unidad para promover el diálogo y la sanación:
“Reconocemos los desafíos que enfrentamos. Pero juntos, podemos cultivar un ambiente donde el diálogo florezca, las heridas se sanen y la reconciliación eche raíces”.
Ameyu señaló que el conflicto sigue siendo una de las preocupaciones más urgentes de la Iglesia, indicando que “la Iglesia no solo debe lamentar la violencia, sino también participar activamente en iniciativas que fomenten el diálogo, la comprensión y la sanación”.
El arzobispo metropolitano de Yuba instó a la Iglesia a acercarse a las comunidades afectadas por el conflicto, ofreciendo apoyo tanto espiritual como práctico, así como a prestar una mayor colaboración con instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y grupos interreligiosos para crear plataformas que permitan diálogos significativos.
Ginaba Lino
Fuente: AMECEA
[CIDAF-UCM]


