En cada país hay líderes rumbosos, salerosos y únicos, de esos que hay que echarles de comer aparte; tales elementos tienen tasas altas de gracejo mezclado con gramática parda y sus salidas o incluso sus exabruptos se ganan a pulso los titulares de los medios y las discusiones en las tertulias y corrillos. Uganda parece ser que ha encontrado ya el político de turno que está poniendo pimienta a todas las salsas y no es otro que el Ministro de Ética e Integridad, ahí queda eso.
El buen hombre, llamado Nsaba Buturo, posiblemente estará harto de luchar con asuntos tan correosos y desagradecidos como la endémica corrupción en la administración y los cuerpos de seguridad, y se ha puesto a buscar un frente de lucha más agradable y menos prosaico: las minifaldas.
Según su teoría, la minifalda es uno de los peores males actuales de la sociedad ugandesa, es indecente y lo peor es que esta moda es una de las principales causas de los accidentes de tráfico. Su teoría es que la gente de su país es “mentalmente débil” (palabras textuales) y por tanto, cuando uno de estos débiles mentales va por la calle con el coche y ve una de esas bamboleantes faldas tan breves y sugestivas, la atención se desvía de la carretera y la tragedia está asegurada. Una ecuación rápida, vamos: minifalda en el arcén + conductor distraído por la misma = accidente seguro.
El hombre no se corta un pelo y no duda en equiparar una mujer que lleve una minifalda con una mujer desnuda. Es por tanto una campaña en toda regla para abolir estas modas que se han hecho cada vez más populares y se une a otras campañas organizadas por grupos de presión para abolir y penalizar la homosexualidad y la prostitución, entre otros vicios.
Mientras parece loable que un ministro se preocupe tanto de la salud moral y la seguridad vial de sus compatriotas, uno no puede dejar de pensar cuáles serán las verdaderas razones por las que se mete en tales berenjenales. En la política africana tampoco son raros los “globos sonda” que se envían al público para desviar la atención de otros temas más duros de pelar. Sin ir más lejos, la corrupción en África del Este cuesta no sólo dinero sino vidas… ya que el ministro lo ha mencionado hablemos de la seguridad vial: Hay cientos de kilómetros de carreteras con poca o nula señalización.. parece ser que a pesar de los subsidios del Banco Mundial, de la Unión Europea y de la omnipresente China no hay dinero para comprar pintura reflectante y poner una simple línea divisoria en el centro de la calzada lo cual en horas nocturnas nos obliga a los conductores a ir intuyendo dónde acaba nuestro carril y dónde empieza el del sentido contrario… todo un ejercicio de concentración mucho más peligroso que las fugaces miradas al tumbao de la paseante belleza negra de turno.
Es curioso ver qué fuerte puede ser la moral sexual en ciertos ambientes, especialmente en aquellos influídos por un puritanismo de corte evangelista americano, mientras que en la moral económica o social se hace la vista gorda – hasta ahí no llega la integridad – y se permiten las mayores atrocidades – escándalos, sobornos, desaparición de fondos, etc. – que dejan una estela de devastación porque cuando ocurren estas cosas es cuando no hay servicios, cuando las medicinas no llegan, cuando los maestros no tienen salarios porque alguien se ha ido con el dinero y cuando mueren los más indefensos… pero todo esto es peccata minuta, lo que es verdaderamente escandaloso hasta el punto de quitarle el sueño a tan atribulado prócer son las minifaldas y las mujeres desnudas que él ve en su calenturienta imaginación. Dios mío, qué cruz de dirigentes.
Original en : http://blogs.periodistadigital.com/enclavedeafrica.php