El término «tener los ojos más grandes que el estómago» encuentra su sentido durante este mes sagrado. Una visita, durante el mes de ramadán, a las pastelerías, zocos o supermercados bastaría para que se sea consciente de esta amarga realidad: una marea humana con bolsas llenas de comida. En todas las tiendas donde venden alimentos, todo el mundo compra en exceso y gran parte de esos alimentos van a terminar, por desgracia, en la basura. Según un estudio de la FAO «Los desperdicios de alimentos están experimentando un aumento significativo durante el Ramadán de hasta un 84,8%». El organismo internacional señala que este comportamiento irresponsable está relacionado con los patrones de compras para el hogar, a menudo mucho más importante que sus necesidades: “muchos platos se preparan y terminan en la basura sin ni siquiera ser consumidos en parte».
Hay una preocupación creciente entre los marroquíes sobre este desperdicio de alimentos. En términos de pérdidas financieras, casi el 10,7% de las familias derrochan entre 21 y 50 dólares y el 42% superan el equivalente entre 6 a 20 dólares mensuales de alimentos.
Productos como el pan y otros alimentos a base de harina, tales como pasteles y galletas, encabezan la mayoría de los alimentos desperdiciados, seguidos de frutas, verduras, carnes, etc.
Existen en Marruecos iniciativas para acabar con este desperdicio de alimentos, como recogidas de alimentos sin vender para que sean entregados a los más necesitados, bajar el precio de los productos a punto de caducar entre un 30% y un 70%, la creación de recetas que facilite el reciclaje de los alimentos, etc.
Fuente: Menara
[Fundación Sur]
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