Ante el inicio del despliegue de la Brigada Internacional Neutra, integrada en la MONUSCO, en el Kivu Norte, según lo previsto en el acuerdo del 24 de febrero en Addis-Abeba, con el objetivo de neutralizar las “fuerzas negativas”, entre ellas el M23, que operan en la región causando muerte, desolación, explotación de recursos y desplazamientos masivos de la población, los dirigentes del Movimiento rebelde M23 han decidido, el 5 de junio, volver a Kampala a la mesa de conversaciones/negociación con el gobierno congoleño. Los delegados del M23 han regresado a la mesa negociadora con un proyecto de resolución que ha sido rechazado inmediatamente por los representantes de Kinshasa. Rechazo expresado con contundencia y sin matices por François Muamba Tshishimbi, coordinador del mecanismo de seguimiento del acuerdo de Addis-Abeba. Según Muamba, el proyecto de acuerdo presentado por el M23 no hace sino consagrar la división del país, por lo que considera que el gobierno congoleño debe rechazarlo de plano.
Se recordará que las conversaciones en Kampala, en el marco de la Conferencia Internacional sobre la región de los Grandes Lagos (CIRGL) entre el gobierno y el M23 comenzaron en diciembre de 2012 sin que culminaran en resultados concretos. El M233 abandonó la mesa, pero, inesperadamente, Bertrand Bisimwa, jefe político del movimiento rebelde apoyado por Ruanda y Uganda ha anunciado el 5 de junio estar dispuesto a reanudar el diálogo. Justifica esta decisión como respuesta a las recomendaciones formuladas por Ban Ki-moon y su presentante Mary Robinsdon con ocasión de su gira en la región de los Grandes Lagos. El gobierno congoleño ha saludado esta decisión: «Nos felicitamos por el hecho de que los rebeldes del M23 hayan comprendido que no tienen otra opción que regresar a Kampala, ya que al ser una fuerza negativa, tratan de escapar a los golpes que dé la brigada de intervención”.
Los delegados del M23 han entregado al facilitador ugandés un proyecto de acuerdo para que sea discutido y en su caso acordado entre las partes. La reacción del representante del gobierno congoleño ha sido negativa: diversas disposiciones del proyecto no hacen sino reconocer al M23 la total soberanía en los territorios bajo su control. El artículo 5 del proyecto de acuerdo dispone que “Como consecuencia de las guerras recurrentes que han producido la destrucción de infraestructuras, del tejido socioeconómico, la fractura de la cohesión social y la ausencia de cualquier perspectiva de desarrollo por ausencia de una paz duradera y de seguridad en los últimos decenios en el este de la República, el gobierno se compromete a decretar la parte este de la RDC (Kivu Norte. Kivu Sur, Ituri, Aut.-Uélé, Maniema y Tanganyika) como “zona siniestrada”. La zona declarada siniestrada deberá gozar de 1: Un estatuto administrativo particular; 2: de Un plan de desarrollo especial; 3: de una amplia autonomía fiscal y financiera; 4: de un concepto operativo particular en cuanto a seguridad; 5: de un programa específico de seguridad, que tenga en cuenta los diferentes acuerdos regionales como el Pacto sobre seguridad, estabilidad y desarrollo en la región de los Grandes Lagos, firmado en Nairobi el 15 de diciembre de 2006 y el Acuerdo firmado en Addis-Abeba el 24 de febrero de 2013”. El M23 podrá ejercer su autoridad durante 5 años, renovables, en los territorios que están bajo su control desde hace más de diez años y su autoridad, que escapa al control del gobierno, se instalará duraderamente. El artículo 23 del proyecto de acuerdo retrasa sine die la renuncia y desmilitarización del M23: “Cuando la parte este de la RDC se halle en estado de seguridad y desembarazada de todas las fuerzas negativas extranjeras y de todos los grupos nacionales y que los desplazados internos y refugiados hayan retornado y se hayan reinstalado y reinsertado en sus lugares de origen, el M23 se compromete a: – Deponer definitivamente las armas; – Desmovilizar a los miembros que no deseen integrarse en las FARDC; – No recurrir nunca a las armas para hacer valer las reivindicaciones”. François Muamba considera que semejantes planteamientos de ningún modo pueden ser aceptados por Kinshasa.
Curiosamente, la comunidad internacional sigue apoyando una resolución política de la crisis congoleña, cuando la lógica del M23 no es otra que lograr una balcanización del país. El 8 de junio, Mary Robinson exhortó a las dos partes a que iniciaran debates serios para avanzar en la normalización de la situación del este de la RDC en aras de la paz y de la seguridad de las poblaciones civiles. Pero, ¿cómo negociar con un “partenaire” que expresa su deseo de dividir la RDC? Las propuestas del M23 son inaceptables. La comunidad internacional debería llamar al orden al M23 y el primer paso para dar con una solución duradera en los Grandes Lagos debería constituir intensificar la presión sobre Kigali para que cortara los lazos que le unen con el M23. Mientras el M23 siga teniendo el apoyo de Ruanda, seguirá mofándose de la comunidad internacional y planteando propuestas contra la soberanía de la RDC.
(Le Potentiel Online 11/06/2013)
Traducción y resumen: Ramón Arozarena.