El pasado viernes, 5 de julio, se vio a agentes de policía de Kenia patrullando frente al edificio de la embajada de Estados Unidos en la capital de Haití, Puerto Príncipe. Vistiendo su uniforme habitual de chalecos antibalas y cascos y sosteniendo armas automáticas, sonrieron a la gente que hacía preguntas, y un oficial respondió: «Estamos aquí para traer la paz, por supuesto, no para luchar».
Los agentes de policía de Kenia son el primer contingente de policías extranjeros respaldado por la ONU que llega a Haití, casi dos años después de que el atribulado país caribeño solicitara ayuda urgente para sofocar un aumento de la violencia protagonizada por pandillas armadas.
Mientras tanto, no lejos de la embajada estadounidense, Jimmy Cherizier, un exoficial de policía de élite, que ahora lidera una poderosa federación de pandillas conocida como G9 Family and Allies, instaló un micrófono en la calle para una conferencia de prensa improvisada.
Cherizier, más conocido como Barbecue (barbacoa), que había abandonado su uniforme y sus armas habituales en favor de un llamativo traje rojo, criticó al primer ministro haitiano, Garry Connille, acusándolo de no abrir el diálogo con la “familia” G9 y la alianza que representa. «Centrémonos en la solución; la verdadera solución es un diálogo nacional donde todo haitiano sin discriminación tenga derecho a hablar…. Queremos diálogo porque no queremos guerra. Queremos diálogo porque queremos paz«, afirmó.
Fuente: Africanews
[Traducción y edición, Jesús Zubiría]
[CIDAF-UCM]
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