Como todo lo que sucede en los regímenes dictatoriales, las apariencias engañan, aunque haya personas ingenuas que crean todo lo que oyen o bien otros gobernantes cómplices que se benefician del dictador o títere en cuestión.
Comencemos con el engaño sobre la liberación de Victoire Ingabire Umuhoza, en Ruanda, el pasado 14 de septiembre de 2018.
V. Ingabire, obligada a suplicar misericordia de Kagame por escrito, está obligada a presentarse cada mes al fiscal de su distrito de residencia. Ingabire no puede viajar fuera del país sin un permiso especial del ministerio de justicia y está bajo vigilancia las 24 horas del día, los 7 días de la semana en su casa. Esto se llama arresto domiciliario.
Entre los 2.140 prisioneros “ liberados”, se encuentra otro opositor relevante: es el músico Mizito Muhigo. Esto ha sido fruto de las crecientes presiones sobre Kagame y los esfuerzos de la comunidad internacional. Sin embargo, las violaciones interminables de los derechos humanos, los derechos políticos y civiles, que todavía continúan en Ruanda, deberían detenerse sin demora.
La conocida líder del partido de la oposición en Ruanda, que podría estar destinada a ser sucesora de Victoire Ingabire se llama Diane Rwigara, y ésta sigue todavía retenida en la cárcel.
Al mismo tiempo Ruanda es uno de los países más pobres del mundo, a pesar de la “cara bonita” de Kigali. Según el Banco mundial, el ingreso anual per cápita de Ruanda es de 702 $, lo que se traduce en 58 $ por mes ó 1.95 $ por día. La mayoría de los ruandeses son muy pobres y subsisten gracias a la agricultura.
Como todos los dictadores, Kagame vive en el súper lujo: mansiones, jets, coches, etc. Sin embargo cuatro dictadores y líderes corruptos africanos acaban de caer en los últimos seis meses en Angola, Zimbabue, Etiopia y Suráfrica. Esto no parece preocupar demasiado a los dictadores de: Ruanda, Uganda, RDC, Sudan, etc. aunque a todos llega su turno.
Como lo atestigua la historia, toda liberación real nos llega gracias a los ciudadanos-as valientes, como V. Ingabire, M. Muhigo y D. Rwigara y muchos más, que se comprometen hasta el final, por defender la dignidad humana, los derechos humanos, una gobernanza democrática y responsable, así como la gestión justa y equitativa de todos los recursos y servicios.