El Grupo del Banco Mundial y sus planes para África

30/03/2017 | Opinión

Los ministros de Economía del G20 se reunieron la semana pasada en Alemania para discutir los desafíos críticos que enfrenta la economía mundial, desde al cambio climático a la migración, pasando por emergencias humanitarias como la hambruna en partes del África subsahariana y Oriente Medio.

Dejé la reunión alentado por el compromiso compartido de abordar estas cuestiones clave. Compartí cómo el Grupo del Banco Mundial está trabajando para proporcionar al menos 1.600 millones de dólares a los países afectados por el hambre, dirigiendo fondos para ayudar a los más vulnerables. Una de las tareas más importantes de la reunión del G20, bajo el liderazgo de Alemania, es la de dar mayor prioridad al crecimiento y desarrollo del África subsahariana. Hay muchas razones, aparte de la hambruna, para poner nuestro punto de mira en África. La caída de los precios de las materias primas afectó duramente a los países orientados a la exportación en África. En 2016, el crecimiento del África subsahariana decreció a un ritmo estimado del 1’5%, el más débil en más de dos décadas, a medida que los países exportadores de productos básicos se ajustaron a los precios más bajos.

Eso es menos de la mitad del crecimiento económico anual que estaban teniendo antes de la crisis mundial. Los flujos de capital a la región se contrajeron severamente y el crecimiento global de la inversión cayó a casi cero en 2015, después de promediar un 5% entre 2010 y 2015. Pero África ha mostrado wb2.jpgimportantes signos de resiliencia económica, con un 41% de los africanos viviendo en países con tasas de crecimiento del PIB de un 5’5%. Y en 2017 se espera que el África subsahariana vea un modesto repunte de crecimiento, a un 2’9%, con un aumento al 3’5% en 2018, mientras la región sigue ajustándose a los bajos precios de los productos básicos.

Esta es una gran oportunidad para la comunidad internacional para asociarse con la población africana y crear las condiciones para un crecimiento más rápido y un desarrollo más sostenible. El diciembre pasado, una coalición de más de 60 gobiernos, tanto de países desarrollados como en vías de desarrollo, ayudó a reabastecer la Asociación Internacional de Desarrollo (AIF) del Banco Mundial, nuestro fondo para los más pobres, con un record de 75.000 millones de dólares.

Casi el 60% de esto se dedicará al África subsahariana durante los próximos tres años, duplicando el apoyo de AIF a la región.

Además de la financiación de la AIF, se espera que África tenga acceso a un nivel significativo de recursos mediante ventanas de financias especiales para apoyar programas regionales y asistencia a los redugiados, además de una iniciativa para movilizar la inversión privada, especialmente en entornos frágiles. Una prioridad clave es ayudar a los países africanos a invertir en infraestructuras, necesidades que se estiman en 93.000 millones de dólares, aproximadamente el 15% del PIB de la región. En la actualidad, sólo se invierten 45.000 millones en infraestructura, de los cuales más de la mitad son financiados por el sector público.

La brecha de financiación es enorme, pero sabemos que la inversión en infraestructura puede tener un efecto multiplicador significativo sobre el crecimiento, durante años. Al mismo tiempo, hay miles de millones de dólares de capital en el mundo desarrollado que buscan rendimientos más altos. Vemos enormes oportunidades en los países en desarrollo para la inversión del sector privado en áreas como la infraestructura, crucial para el empleo y el crecimiento.

Para superar esta brecha de financiación, trabajaremos con los gobiernos y usaremos nuestros recursos para reducir los riesgos y conseguir más inversión del sector privado. El 20 de marzo comenzaré una visita a Tanzania y Ruanda para ver cómo estos países han logrado resultados y ver qué podemos aprender de sus innovaciones. Espero discutir la necesidad de una mejor coordinación con el sector privado en nuestros esfuerzos por ayudar a los gobiernos clientes a mejorar el clima de negocios y movilizar recursos. En estos tiempos de incertidumbre, el Grupo del Banco Mundial acelerará su apoyo a medida que los países del África subsahariana trabajen para reformar sus economías, diversificar y restablecer el crecimiento.

Los líderes entienden la necesidad de las duras reformas de segunda y tercera generación que conducirán a la transformación estructural. Saben que no pueden esperar reformas secuenciales, pero necesitan trabajar en paralelo en muchos frentes distintos. Esta sensación de urgencia impulsará la labor del Grupo del Banco Mundial en África durante los próximos tres años. Trabajando juntos, podemos ayudar a los países africanos a alcanzar el siguiente nivel de transformación económica y a satisfacer las aspiraciones de las personas a las que servimos.

Jim Yong Kim es el Presidente del Grupo del Banco Mundial.

Fuente: BotswanaGuardian

[Traducción y edición, Mario Villalba]

[Fundación Sur]

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