El grito sordo del teatro de Mayotte, por afribuku

5/10/2012 | Bitácora africana

Poco se sabe sobre la Isla de Mayotte más allá de que se trata de una de las colonias que aún mantiene Francia en el Océano Índico junto con la Isla de la Reunión. Los llamados departamentos de ultramar franceses agrupan un conjunto de territorios cuyas referencias culturales distan enormemente de los lazos artificiales impuestos en su día por la metrópolis. Ante la presión educativa, económica y política del gobierno galo, estos emplazamientos soportan un dilema identitario que oscila entre la Francia continental y las culturas mestizas insulares. Como afirma el martiniqués Guy Cabort-Masson en sus estudios sobre la criollización, la asimilación obligada de una cultura que poco tiene que ver con la propia provoca un cierto trauma en la población local, que se cuestiona constantemente a sí misma aspectos básicos relacionados incluso con su fisionomía (el color de la piel más claro o más oscuro, el pelo más o menos rizado). Paradójicamente tan solo una minoría intelectual pone en entredicho este sistema, pues la mayoría de los ciudadanos se beneficia del asistencialismo del sistema social francés, que posiblemente es el principal empleador de los departamentos ultramarinos. La tasa de desempleo de estas zonas sobrepasa el 20% de la población total, generando un grado de desidia que acarrea una degradación enorme del tejido social. Lejos de plantear una posible integración más articulada en la región geográfica, a casi 8.000 kilómetros de distancia de París, Mayotte pasará a formar parte de la Unión Europea a partir de enero de 2014.

Si las Pequeñas Antillas han dado a luz a escritores como Aimé Césaire, Franz Fanon o Maryse Condé, Mayotte puede presumir de haber concebido a uno de los dramaturgos africanos con mayor fuerza de los últimos tiempos: Alain-Kamal Martial. En sus escritos predominan los monólogos o los textos con pocas voces que únicamente cobran sentido al unísono, creando una suerte de polifonia que muestra los sentimientos más primitivos y el lado más irracional del ser humano. La palabra se diluye en la sangre, en la piel: “Escribo como se emite un grito sordo que te ahoga en la garganta, un grito que no quiere salir pero que empujamos con todas nuestras fuerzas. No hago bricolaje con las obras de teatro, rasgo gritos, risas, energías de vida, trances, puñaladas, tijeretazos, aspectos que habitan en mí mismo y que se revelan sobre el plató”. La estructura narrativa de las obras suele ser heterodoxa y versátil, lo que permite una gran maleabilidad narrativa y una infinidad de posibilidades a la hora de adecuarlos al escenario. Los diálogos entremezclan un lenguaje novedoso cargado de movimiento, de onomatopeyas y de silencios exigidos por la trama, y dejan la puerta abierta a la incorporación de otros recursos que dependerán más del ingenio del propio director de escena y de los actores.

Nacido en 1974 en Mzoizia, aldea del sur de la Isla de Mayotee, Alain-Kamal Martial se inclina desde muy joven hacía la escritura. Tras acabar los estudios secundarios se instala en Francia donde se matricula en la Facultad de Letras de Mulhouse, y más tarde en las universidades de Burdeos II y Cergy-Pontoise, donde realiza el tercer año de tesis de doctorado en literatura. La poesía maldita de escritores franceses como Charles Baudelaire influyen claramente en su obra: “Su poesía me inspiraba realmente, me reconozco en este tipo de vida rota. Como si en la existencia hubiera un vacío, una cierta monotonía en la cual no me hallara”. Igualmente, el escritor mayotés (gentilicio de Mayotte) destaca la importancia de los cuentos y las leyendas transmitidas por su madre desde muy temprana edad, que volverían a reaparecer en el escenario años después bajo una forma completamente diferente.

En el año 2001 crea la compañía de teatro IstaMbul, integrada por jóvenes artistas mayoteses, y con quienes desarrollará numerosos trabajos teatrales. Como autor y director de escena, Alain-Kamal Martial ha compuesto la mayoría de las obras de este grupo, en las que suele poner en valor algunas peculiaridades de la cultura y de la historia de Mayotte. Con su primera obra, La rupture de la chair (La ruptura de la carne) obtiene el 1º Premio Desafío Jóvenes. Un año después montan la obra Zakia Madi y se hacen con el 1º Premio del Gran Premio Literario del Océano Índico y con el Premio de Teatro del Océano Índico. Todo ello le ha imprimido una notoriedad internacional a sus obras que lo han llevado a actuar en más de 18 países. En 2007 presentó en el Festival de Avignon el trabajo que quizás le ha propiciado mayor éxito, Épilogue d’une trottoire (Epílogo de una prostituta), un monólogo desgarrador sobre el asesinato de una prostituta a manos de su cliente. La obra comienza anunciando la muerte de la propia protagonista y poco a poco va hilvanando la narración en retrospectiva, relatando la sucesión de acontecimientos previos al asesinato. Basada en una historia real que presenció el propio Martial, la obra fue adaptada en primer lugar por el francés Thierry Bédard y posteriormente por la compañía de Mozambique Mutumbela Gogo, conocida por sus numerosas colaboraciones con el escritor sueco Henning Mankell. La actriz mozambiqueña Lucrécia Paco encarnó a la perfección el papel de la protagonista en una soberbia y desgarradora interpretación en la que casi pierde la garganta exigiendo el pago de su servicio.

En el año 2008 Alain-Kamal Martial ejerció funciones de director del Servicio Cultural del Departamento de Mayotte, haciendo un paréntesis temporal en su carrera como dramaturgo. En 2011, con motivo de la celebración del 10º aniversario de la compañía IstaMbul, volvió a retomar sus labores de director de escena y autor con la creación de la obra La loi du talion (La ley del talión).

Al igual que la poesía, el teatro africano ha sido uno de los géneros literarios más olvidados por las editoriales hispanas y apenas existen traducciones al español. Los lectores francófonos podrán tener acceso a sus libros a través de plataformas digitales de compra y venta de libros como Amazon. Esperemos que algún día podamos encontrar el nombre de Alain-Kamal Martial en las librerías de nuestro barrio. Para no dejarles con la miel en los labios traducimos un pequeño extracto de la obra “Épilogue d’une trottoire” y un vídeo de la particular versión de Lucrécia Paco.

Me hace sangrar y suda/me mata/no quiero morir con esta piedra/me hace sangrar y suda/me mata/no quiero morir aquí como una sombra/me hace sangrar y suda/me mata, les digo/no quiero morir con una piedra/Me hace sangrar y suda/me mata, ¡comprendéis que me mata!/me mata pero no quiero ser una piedra sin vida/duele la piedra/duele el guijarro

Autor: Alejandro de los Santos

Original en : afribuku

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