El gran secreto de las pintadas, por Nse Ramón

22/02/2013 | Bitácora africana

Hola, ¿Ha visto usted las pintadas que aparecieron en las calles de Malabo y Bata y en las que se leía «OBIANG VETE YA» entre otras cosas?… Sí, sí, esas mismas. Eso, que las hemos subido a los blogs que usted visita para estar informado de cómo le des-informan los que usted permite manejar la información nacional con su silencio. Pero debe saber de que esas pintadas guardan el mayor secreto jamás contado para el cambio de mentalidad y de paso el de régimen obsoleto actualmente imperante. Sí, como se lo decimos aquí y sin tapujos. Esas pintadas no son ninguna cosa de un grupo de gamberros. No. No lo son. Los gamberros no tienen coraje. ¿Y sabe porqué los gamberros no tienen coraje?. Pues porque cuando las cosas van bien, es cuando a ellos les da por hacer gamberadas. Y como podrá usted comprobar en nuestra querida Guinea Ecuatorial, las cosas no parecen que vayan según las «pintan» los que llevan pintando nuestra dignidad con mucha mala mano para ello, y que encima se pueden permitir tratar de borrar lo que los ojos ya han visto y el cerebro ya ha procesado.

En la carta de LOCO de hoy les vamos a descifrar el gran secreto que guardan esas pintadas. Pero lo primero de todo debemos decirles dos cosas importantes para el tema. La primera es que hay que decirle a Alfredo Mitogo Mitogo de que «¿Lo ves Alfredito?. ¿Lo entiendes ahora taxista ministerial?… A esto nos referíamos cuando le dijimos de que usted no está a la altura de las circunstancias. Coja su todo terreno y apunte sus idioteces hacia Ebebiyin. Que esa frontera todavía permite el paso de ganado de cualquier ganadería. Es con el pueblo con lo que se echa abajo lo que usted quiere tratar de aportar sus conocimientos mecánicos en plan aprendiz de conductor. Nada de blancos financiando nada. Nada de planes escondidos para matar a nuestros hermanos. El pueblo, querido minúsculo insignificante efervescente abandonado en mitad del océano que por verse pisando un primer escalón con un cargo que es carga en busca de la efímera gloria, no se ha dado cuenta, por tontolaba, es incapaz, por naturaleza, de darse cuenta de que esas escaleras van directas al sótano». La segunda es que nosotros somos los culpables de esas pintadas. ¿Que quiénes son «nosotros»?. Pues «nosotros» somos tú, somos yo, somos él, somos vosotros, sois nosotros y todos somos «ellos» para la dictadura.

Ya lo dijimos una vez, para la dictadura, el pueblo es un perfecto rehén. Y aquí nos tienes, usted con nosotros, tratando de derrocarla cada uno a su manera y sin pisarnos. Para la dictadura somos «ellos», y por eso no podrá jamás entender lo que sentimos. No nos conoce. Nos señala cuando quiere golpear a uno de nosotros. Nos señala cuando quiere engañar al mundo internacional con falsedades de «amor del pueblo». Nos señala cuando quiere encontrar culpables sobre posibles errores a nivel institucional y administrativo. Nos señala cuando quiere que los traidores no puedan hacer su trabajo de aportarles más víctimas para sus experimentos contra la humanidad aplicando todo tipo de vejaciones sobre nuestras personas físicas y morales. Nos señala para que si alguien va a cometer la estupidez de «invadirnos», no se equivoque y en lugar de el palacio en donde mora él, caigan las bombas en los barrios más pobres y por lo tanto los más poblados. Eso somos para la dictadura, rehenes. Pobres rehenes que no saben que nosotros solo existimos si uno mismo se siente todos. Ese es nuestro poder. Ese será para siempre el único poder que podamos ostentar: YO.

Y así es que ha visto usted las pintadas que guardan el gran secreto. Las ha pintado usted. No lo puede negar. Ha cogido el bote y ha salido a la calle a hacer pintadas. Luego ha tenido el tiempo de hacer una foto y la ha mandado donde todos las tenemos que sacar a la luz para que nadie vuelva a escribir de que somos 99,09% los que emitimos el «enamorado» voto. Usted ha sabido hacer lo que debe de hacer si no quiere que le sigan tratando de «ellos». Porque mientras le traten de «ellos», podrían ir a su casa, sin permiso u orden de juez alguno y llevarlo a las dependencias en donde a base de palos, le harán confesar una cosa que hemos hecho entre todos. Y usted lo asumirá porque no ha sabido sentirse parte de algo en donde muchos quieren derribar las tonterías de muy pocos. No eres inocente para ellos. Si no te llamas Nguema Obiang, Obiang Lima, entonces no eres absolutamente nadie. Eres «ellos». Eres nosotros. Y por lo tanto debes pagar por tu silencio cuando se te dice que es hora de hablar. Ese es el gran secreto de las pintadas. Lo acaba de descubrir. Se lo acabamos de revelar. Pero a lo mejor no nos entiende cuando le decimos de que usted es el culpable de esas pintadas. Así que a lo mejor requiere de otra explicación mucho más sostenible. Y nosotros, los hijos de Guinea Ecuatorial se la vamos a dar. A nuestra manera.

Mire, algunos hemos tenido la suerte de nacer en el siglo XX y pasados al XXI gracias a que el dictador abrió las fronteras. Sí, eso lo reconocemos. Abrió las fronteras. Pero se le olvidó lo más importante: abrir las mentes.

Abrir la mente a las personas no quiere decir de que cojas una porra o la culata de un AK47 y le des en la cabeza. Asas maneras son las que han traído al país la fama que tiene desde el 68. Se abre la mente a la sociedad controlada políticamente poniendo y permitiendo los espacios para su LIBRE circulación del coco y físico. Cuando antes hemos dicho de que el dictador abrió las fronteras, sabemos de que alguno saltó de sus silla diciendo «¡Al fin estos LOCOS reconocen ante el mundo!». Y tienen razón en dar saltos. Pero nosotros jugamos a la liga de la seriedad, y los saltos los daremos llegado el momento. El dictador es listo, y sus secuaces más listos todavía, y sus «bilaterales blancos» mucho más listos si cabe todavía. Es una cosa de listillos que ahora está viendo «pintadas» donde hay palabras. Simples palabras en clave. Por eso cuando abrieron las fronteras, sabían de que Macías, ese caballero que se creyó con plumas y pico en un mundo de gente lista y caminando sobre dos patas, había realizado en 11 años un trabajo excelente. Un trabajo de dolor. De malicia desmesurada. Don Agustín Nze Nfumu, ese Chico de los Recados tan listo escribió una novela de ciencia ficción con toques de «historia real» en la que quiso vendernos de que pudo haber sido, Macías, víctima. O que hay que preguntarse si fue verdugo. El echo de que sea Don Agustín el que escribiera ese librito es lo que jode la teoría que en ella se quiere sostener. Macías fue un cachibache roto en todo momento, y es que traductor en una alcaldía no daba para tanto. Así que Macías hizo su labor bien echa y con el fresco recuerdo de los años del blanco «garciatrvijanosconjones» en la mente de los pálidos ningunguineanados, fácil era que nadie supiera cómo entender la palabra libertad. Y así es como llega el Teniente Coronel y los colegas que con dos cojones dan al país una fecha para recordar y luego olvidar por la cantidad de manchas que han colocado sobre esa gesta. Y el Coronel Teniente se libra de su dictador al que había ayudado a poner patas arriba al país, y vuelve a contar con Leopardo Blanco para sus fechorías futuras, y los muy listos se sientan sobre sus pelotas a esperar de que occidente les alabe, mientras saben de que el pueblo jamás olvida que ellos, precisamente ellos, son y fueron el brazo ejecutor de lo que Macías antes de morir dijo que no tenía ni pajolera idea. Lo más gracioso, es de que 45 años después siguen esperando de que les amemos a los retoños que nadie sabe qué papel tienen dentro de tanta historia si no es amor al lujo, abuso de poder, saqueó de las arcas y esnifar hasta los pelillos de la Béme.

Pues que esperen sentados. No hay prisas. Ahora lo que se quiere es evitar un baño de sangre como ellos piden a viva voz. Y esperarán un poco mas porque nosotros ya no somos esos tipos con prisas para emular a muchos de esos a los que ellos ganaron como políticos de la cosa barata. Es una nueva generación que vive de extender el mensaje. A los que no se rastrea porque no esconden a sus cabecillas. Y a los que no puedes trincar porque son TODOS los que ves. Bien, prosigamos con el relato de las abertura de las fronteras.

El dictador abre las fronteras, y recibe aplausos hasta del papa que lo visita. Pero lo que no abre, es la mente de los ningunguineanados. Y no lo hace porque 45 años de vivir siendo golpeado en la cabeza con porra y culata tiene sus efectos a la larga. Y el dolor es tan indescriptible que nadie se lo quiere luego transmitir a sus hijos. Así que se opta por educar al revés a los niños, futuras generaciones. Los padres callan, y cuando callan, los hijos aprenden a callar. Y cuando los hijos se hacen mayores con la boca callada, entonces haz la prueba: Mándales a vivir fuera del territorio nacional. Una vez que estén en territorio nacional, entérate de cómo le van las cosas. Como todo buen padre. Si el niño estuvo bien educado en el silencio, entonces no hay de porqué preocuparse «No tendrá problemas». Podrá regresar a casa siempre que pueda. Visitar a la familia. Visitar a sus amigos y regresar de donde vino sin haberse metido en política preguntando a sus seres queridos aquello de «¿Pero cómo es que seguimos en las mismas?». En cambio, si el niño es de esos que luego reciben otra educación en esos sitios a donde van, la cosa resulta al revés. Es el padre luego el que tiene que reprocharle la actitud: «Hijo mío, me he enterado de ciertas cosas. Por favor. Por favor. No te metas en esas cosas. Haz tus estudios, trabaja a lo tuyo y no te metas en problemas…». «Pero papá, ¿qué he hecho?…». «¿Cómo que qué has echo?… ¿Acaso crees que no se de que has firmado un documento entre tus compañeros en los que pedís al presidente de que queréis que os mejoren la situación en donde estáis?… ¡¿Tú no sabes de que esas cosas son peligrosas?!… ¿Así crees de que se cambian las cosas?… ¡¡¡NO TIENES NI PUTA IDEA… OCÚPATE DE TUS ESTUDIOS Y DEJA YA DE METERTE EN DONDE NO TE LAMAN!!!»…

¿Lo entienden verdad?

Suponemos que sí. No es tan complicado. Ese fenómeno se merece un nombre para el recuerdo. Y nosotros lo llamamos «Traficantes Clandestinos de Dictadura» (TCD). Y los que más lo practican, son aquellas familias que que por no tener no tienen ni vergüenza de haber vivido toda una vida sin poder tener acceso a lo más básico. Así es amigo. Somos los que exportan un poco de dictadura al mundo y luego nos usan para decir de que amamos a nuestro líder, haciendo que «líder» signifique más que «nación». Si es que… Y eso no es todo, no. Los ningunguineanados son expertos en sentirse los amos del puto mundo. Sacan pecho cuando defienden «lo suyo». Ahora, recuérdales de que comen gracias a Chantal Biyá, y te saldrán conque el Horizonte 2020 será el principio de un fin. ¿Alguien se acuerda del gaboma en la época dorada del petróleo de Omar Bongo?… Pues ya ven, los Biyá siguen alimentando a esos presumidos que tienen un mercedes, pero duermen bajo un puente gracias a que el orgullo del vago es tan grande que si lo sacan a relucir, los chinos se quedan en cuatro gatos. Dicho con más sencillez aun: Estamos bloqueados mentalmente porque nadie nos ayudó a desbloquearnos. Pero eso se ha acabado. Ahora son otros tiempos y las redes sociales hacen lo que no hacía aquél teléfono en el que una operadora te tenía que poner con la persona que te daba la gana y luego se quedaba a escuchar si eres «mujeriego o no», si eres «payaso o no». O lo más importante, si eres «opositor o no». Tenemos las herramientas, la inteligencia, la fuerza, las esperanzas y el nivel de decisión que se requiere para que la rueda del mundo, tan cambiante siga su curso. Para que el refrán «ningún régimen dura cien años» no se venga a cumplir con nosotros. Y vamos a usar todo nuestro potencial para que entre todos, escribamos «OBIANG VETE YA».

Volvamos a nuestra suerte. Decíamos de que habíamos tenido suerte de haber nacido en el siglo XX y vivido parte del XXI. Obiang abrió las fronteras, y debió entender a partir de ahí que íbamos a no ser todos unos TCD. Y ahora queda claro que no todos lo fuimos. Ni siquiera lo son muchos. Sólo basta ver cuantos jóvenes viven en otros mundos, y que sólo regresan cuando la cosa no les ha dado para mucho mas que para andar escondiéndose de la pasma. Y es por eso que sabemos cómo funcionan las cosas en otros sitios. Y cuando las exportamos a casa, no nos vale ya que se diga de que son «ideas importadas». Lo de las ideas importadas también implica la construcción de una Basílica en detrimento de una choza tradicional con su manganga dentro y que sanó a varias generaciones de los nuestros desde los siglos de los siglos. Ideas Importadas es cambiar chapas de nipa por chapas de zinc. Ideas Importadas es meter nuestro dinero en Bancos en occidente en lugar de meterlo como Macías en su casa y bajo llave. Nosotros no tenemos miedo de aportar ideas importadas. Y una buena idea importada es la realización de pintadas que anuncian nuestra llegada al plano público. Sí, como lo oyes. ahora podremos decir lo que queramos, y que se nos juzgue si lo dicho va en contra de manera drástica contra la humanidad, y contra nosotros en particular. ¡¡¡Somos la leche!!! y tenemos la piel del color de café. Esa mezcla hace que sepamos hacer oscurecer lo blanco para que sea lo negro, al ser africanos, sea el color con el que pintemos a la dictadura.

Pintadas en todas partes del mundo hay. En algunos sitios hay leyes que regulan su uso para tratar de evitar de que se propaguen. Pero he ahí el gran error que se cometía en la época con los pintadores. Cuanto más prohibas a un chaval con bote de que no pinte, más quiere pintar lo que le prohibes. Así es. Fijaros en ciudades como Madrid, NY o Londres. Están llenas de pintadas. Pintadas guapas, por cierto. ¿Y saben porqué son pintadas guapas?. Pues proque cuando los que hacen leyes se dieron cuenta de que un graffity bien echo era mejor que los cuatro garrabatos de un niñato «gamberro», decidieron dejarles que tuviesen sus espacios para pintar. Y aunque luego se generó un gran negocio en botes y ropa de la calle hiphopera, las pintadas guapas o no han tomado la calle dejando en sus emisiones el sentir del que las hizo. De eso se trata: SENTIR. Hay que sentir lo que se hace. Y si no todos podemos tener la gracia de expresarnos en por ejemplo música, dibujo, escritura o danza, entonces hay que expresarse de otra forma. Y por eso los pintadores pintan en donde hay que pintar y en la mayoría de las veces, buscan esos lugares en donde joderá al que les persigue, o al que les quiere hacer vivir sin sentir nada. Los que hemos pintado el ¡OBIANG VETE YA! hemos plasmado nuestro sentir. Pero no solo eso. Hemos liberado a muchos que en una fracción de segundos de lectura, han captado el mensaje contundente de «decir en mi mente lo que acabo de leer». ¿Y qué pasa cuando lees algo aunque sea por una fracción de segundos, algo inusual, que no es de las cosas de tu día a día?. Pues pasa que luego a cada persona con la que te cruces, quieres que sepa que has visto algo que «joder… ¡Qué fuerte!». Así funciona esto amigo. Has pintado y ahora lo llevas a todas partes dejando claro el mesnaje de que no estamos solos. Jamás lo estuvimos y jamás lo seremos…

En otros países, hacer un graffity en un lugar prohibido por ley no te lleva a la cárcel a que te maltraten, te rompan las piernas, te exploten las venas de las manos, te violen, te mutilen el pene, te golpeen hasta perder el conocimiento, te jodan a la familia con achaques sobre tu conducta, te estigmaticen. No, en otros países no te hacen eso. Sólo te ponen una multa. La pagas, y cuando vuelvas a sentirte con ganas de decir lo que sientes, pillas otro bote, sales a la calle y pintas en el muro del «mierda» que te había denunciado. Y vuelta a empezar. ¡No tiene parada!. Por eso es triste que cuando decimos que vivimos en una dictadura, salga alguien a decirnos de que vivimos en democracia. ¡Claaro!. Y como vivimos en una democracia, las pintadas de ayer no han durado ni 24 horas. Las han borrado… y de qué manera… Ellos quieren tapar lo que no se tapa. Pondrán vigilancia, lo sabemos. Lo debemos sentir mucho por los chavales que salen a grafitear sus nombres para ligar. Ahora a quien pillen haciendo arte en las paredes enfermas de nuestra ciudad capital o la económica (miren las imágenes con las pintadas y juzguen ustedes mismos los muros en donde se han plasmado los sentires…) sufrirá mucho, y sólo escuchará aquello de: «ELLOS te mandaron, ¿verdad?». Y por más que chille el chaval o la chavala, no le dejarán hasta que confiese. Y cuando confiese para parar el dolor, le entregarán a sus familiares para que ellos se encarguen de hacer la labor psicológica. Y acabada esa psicología familiar consistente en recordarle al inocente de que «hijo mío, no somos más que unos mierdas que salen del ano de esos mierdas». Entonces pasarán a escribirnos para seamos nosotros los culpables de los que la dictadura se refiere como ellos. Y nosotros ni habremos siquiera visto en nuestra vida a su hijo o hija. Y lo peor todavía: ¡¡¡¿DESDE CUANDO ESCRIBIR LO QUE UNO SIENTE PUEDE SIGNIFICAR QUE LE INQUISICIONEN?».

Eso, que ahora toca relajarnos. Esa gente ya sabe a quiénes buscar. Somos la cabeza de turco. Un tal Josimar Oyono Eseng. Un tal Nsé Ramón. Y un tal Moises Nvumba «son ellos». Sí, lo aceptamos. Vengan y acúsennos de que estamos instigando a cosas raras a los que ustedes aseguran de que os quieren mucho. Si nos llevan a un juicio justo, encantados. Pero como sabemos cómo actúan los que apuestan por el totalitarismo, digamos que no iremos a ninguna parte con nadie que use a pringaos como Alfredo Mitogo Mitogo como «espía». Y es que no aprenden ustedes mucho, ¿Verdad?

No, ni aprenden, ni saben lo que se debe de hacer cuando en casa ya somos los que importan.

Suerte y que la caza comience.

Nsé, gorra detrás, jersey con capucha y número 69, cadena de plata de un kilo, zapatillas adidas de colores, aros, pantalones hasta la baja nalga… Os digo «YO, YO, YO…»

MI FRASE DE LA SEMANA: «No basta decir solamente la verdad, mas conviene mostrar la causa de la falsedad»
(nos lo aplicamos)

Autor

  • Nse, Ramón

    Nse Ramón o Ramón Esono Ebalé (alias Jamón y Queso) es un artista guineoecuatoriano nacido en Nkoa-Nen Yebekuan (Mikomeseng-Kie Ntem) en 1977 y residente en Malabo desde 1982. Dibujante e ilustrador autodidacta, compagina su pasión por el dibujo y el cómic con su trabajo de grafista. Actualmente es el grafista titular del Centro Cultural de España en Malabo y como dibujante de cómics ha ganado varios premios y certámenes internacionales como el concurso "Regarde 9", en el Festival Internacional de BD de Angulema (Francia), el premio obtenido en Cocobulles, Costa de Marfil con el trabajo "Le réveil d'Akoyo". Ha expuesto en los Centros Culturales Francés y Español en Malabo y Bata, en el Feshcary (Camerún) y en diversas galerías de Europa, América y Estados Unidos. El artista ha iniciado diferentes proyectos para organismos internacionales que operan en Guinea Ecuatorial realizando carteles e ilustraciones para la campaña de la Unión Africana en fomento de la Juventud y sus Derechos de la Organización de la Unión Africana.

    Participó en ARCO2010 con dos series ácidas y corrosivas sobre las dictaduras y la corrupción

Más artículos de Nse, Ramón