El «golpe de estado» en Lesotho: las diferentes políticas de una crisis permanente

25/09/2014 | Crónicas y reportajes

El 30 de agosto de 2014, los soldados atacaron las instalaciones policiales claves de la capital de Lesoto, Maseru, y rodearon la residencia oficial del Primer ministro, Thomas Thabane. Éste y su séquito huyeron a través de la frontera a Sudáfrica; primero se asentaron en Ladybrand y después en Johannesburgo. El Viceprimer ministro, Mothetjoa Metsing, ocupó el cargo temporalmente, según la constitución, pero Metsing ahora también ha huido a Sudáfrica. Actualmente, existe un vacío de poder en el país. El Rey Letsie III está designando un nuevo gobierno para gobernar el país, aunque no está claro quiénes lo van a formar. Además, la situación del país continúa siendo confusa. No obstante, Thabane ha denunciado los acontecimientos como un intento de golpe de estado por parte del ejército. El Ejército de Lesoto ha declarado que sólo actuaron tras recibir la información de que la policía pensaba armar a los participantes de una manifestación planeada en Maseru. Lo que está pasando recuerda a la problemática historia política del país.

Las crisis recurrentes

El país, que está completamente rodeado por Sudáfrica y tiene el tamaño de Bélgica con una población de apenas dos millones de personas, siempre ha sido inestable. Conocido como Basutolandia durante su época colonial, Lesoto consiguió la independencia del Reino Unido en 1966 bajo la monarquía constitucional de Moshoeshoe II. El Partido nacional de Basutolandia (BNP por sus siglas en inglés), en el poder en aquel momento, perdió las primeras elecciones generales tras la independencia en favor de Partido del congreso de Basutolandia (BCP por sus siglas en inglés). Sin embargo, el Primer ministro Leabua Jonathan se negó a ceder el poder y encarceló al líder del BCP.

Esto provocó una rebelión armada del BCP, en la que los militantes se entrenaban en Libia para un supuesto Ejército de liberación de Lesoto (LLA). De forma casi cómica, los militantes del LLA engañaron a Gadafi al hacerle pensar que pertenecían al ala armada del Congreso panafricanista (PAC) en contra del apartheid. Cuando el LLA terminó el entrenamiento y se trasladó a Tanzania, los detuvieron y les quitaron las armas. La organización se redujo a casi 100 hombre hasta que un miembro del Congreso panafricanista, que era simpatizante del maoísmo y concebía al LLA como un «ejército del pueblo», rescató financieramente al «ejército». La posterior guerra de guerrillas del LLA no tuvo mucho efecto y nunca llegó a poner en peligro al partido en el poder, el BNP. En 1979 se derrotó al sector principal del LLA, pero continuaron existiendo gracias a la ayuda del bantustan (patria) de Transkei en la época del apartheid, con la participación en los entrenamientos de algunos nacionales de la antigua Rodesia.

Esta conexión sudafricana fue la respuesta a una nueva política de Jonathan, que comenzó a apoyar al ANC (Congreso nacional africano) y a criticar a Pretoria. En 1986, Leabua Jonathan fue derrocado por un golpe de estado, casualmente muy conveniente para Sudáfrica. Se estableció una junta (Consejo de transición militar), que dotaba a Moshoeshoe II de los poderes ejecutivos. No obstante, un año más tarde, el rey se tuvo que exiliar tras exigir estos poderes. Le remplazó su hijo conocido como el Rey Letsie III.

Vuelta a la democracia

En 1991, se expulsó al general Justin Metsing Lekhanya, presidente del consejo militar, y se coló en su puesto al general Elias Phisoana Ramaema. Ramaema se ganó un lugar en la historia del país ya que cedió el poder a un gobierno civil elegido democráticamente en 1993, el BCP.

Sin embargo, el estatus de Moshoeshoe II causaba graves inestabilidades. El rey volvió a Lesoto como un ciudadano normal y el Rey Letsie III comenzó una campaña para reinstaurar a su padre como jefe de estado, a lo que el BCP se negaba. A continuación, a finales de 1994, Letsie III coordinó un golpe de estado contra el gobierno del BCP. Gracias a la mediación de la Comunidad del África meridional para el desarrollo (SADC), se reinstauró al gobierno del BCP en 1995, mientras que Letsie III abdicaba en su padre. Un año más tarde, Moshoeshoe II moría en un sospechoso «accidente de coche» y Letsie III volvía al poder.

Las divisiones dentro del BCP hicieron que el Primer ministro Ntsu Mokhehle formara un nuevo partido, el Congreso de Lesoto por la democracia (LCD) en 1997. Mokhehle convenció a la mayoría de parlamentarios para que le siguiesen al LCD, que encabezaba por aquella época un nuevo gobierno. Pakalitha Mosisili sucedió a Mokhehle como líder del partido. El LCD ganó las elecciones en 1998 y los partidos de la oposición se opusieron a este resultado. Esto conllevó varias protestas en todo el país, que se intensificaron con una manifestación fuera del palacio real en agosto de 1998. Como los manifestantes realmente ocuparon parte del palacio, dio la sensación de que el ejército, la policía y Letsie III estaban intentando llevar a cabo un golpe de estado. Mosisili pidió a la Comunidad del África Austral para el Desarrollo (SADC) que interviniese y el gobierno de Sudáfrica mandó tropas para sofocar los disturbios, en la que también participaron algunas tropas de Botsuana. Entonces, comenzaron los saqueos y la violencia, y en el momento en que los sudafricanos dejaron el país en mayo de 1999, algunas partes de la capital estaban destruidas.

Intensificación de la crisis permanente

En 1998, se introdujo la representación proporcional y las primeras elecciones bajo este sistema fueron en mayo de 2002. El LCD ganó con un 54 % de los votos, aunque algunos partidos de la oposición ganaron un número considerable de asientos. Fueron las primeras elecciones pacíficas de Lesoto. Sin embargo, en 2006, el ministro de Comunicaciones, Ciencia y Tecnología, Thomas Thabane, dimitió de su puesto y formó un nuevo partido, la Convención de todos los Basoto (ABC). Algunos parlamentarios se unieron a este nuevo partido y esto dejó al LCD con una mayoría muy ajustada, por lo que Mosisili convocó elecciones anticipadas en 2007. El LCD ganó 61 de los 80 escaños, y el ABC 17.

A mediados de 2007, hubo un intento de asesinato de Thabane y ganó terreno la violencia de carácter político. Esto se comprobó gráficamente en 2009, cuando hubo un presunto intento de asesinato contra Mosisili en el que participaba un guardaespaldas de Thabane. Las acusaciones de unos y otros para buscar al responsable dominaron la política del país y constituyeron el marco para las elecciones de 2012, cuando Thabane fue elegido Primer ministro con una coalición tripartita. La inestabilidad continuó y a finales de junio de 2014, Thabane disolvió el parlamento argumentando que se iba a producir un golpe de estado contra el gobierno. Este movimiento evitó que el parlamento promoviese una moción de censura contra él. Los rumores dentro del ejército confirmaron que el golpe de estado contra Thabane estaba planeado, mientras que el Viceprimer ministro, Mothetjoa Metsing, sugirió que el formaría un nuevo gobierno si Thabane no estuviese en el poder.

¿Y ahora qué?

Actualmente, el ejército de Lesoto parece estar detrás del poder político. Ha desarmado a la policía y es el actual gobierno de facto del país. Tampoco está claro quién es el líder del ejército. Se dice que el Teniente general Tlali Kamoli, Comandante del ejército, es el responsable del golpe. Kamoli fue estudiante mío…

Aparentemente, Thabane ordenó que Kamoli dimitiese y planeaba remplazarle con el Teniente general Maaparankoe Mahao. Mahao salió de Lesoto el fin de semana tras un intento de asesinato y ahora hace frente a los tribunales militares por «conducta impropia de un oficial». Mientras tanto, desde la tranquila Pretoria, Mahao denuncia que Kamoli es un «soldado renegado».

La lamentable economía política de Lesoto es el telón de fondo de todo esto. Los únicos recursos naturales del país son el agua y los diamantes; el agua se vende a Sudáfrica. Casi el 80 % de la población se dedica a la agricultura de subsistencia. De los asalariados formales, un quinto trabaja como trabajadores migrantes en Sudáfrica, mientras que otro quinto trabaja como trabajadores no cualificados y a bajo coste en la industria textil, la mayoría en fábricas de origen asiático. La mayor parte de los trabajadores son mujeres. La tasa de desempleo es del 45 %. El país es un claro ejemplo de subdesarrollo y dependencia, ya que la economía de Lesoto depende casi al completo de Sudáfrica. En realidad, el país no es viable como estado independiente y su incorporación a Sudáfrica ha estado en el centro del debate desde que se le declaró como protectorado del Reino Unido en 1868 para proteger a sus habitantes de los Boers. Desde entonces, ha sido una gran reserva de trabajadores. Dado que no hay una verdadera economía, la clase política se ha dividido según los grandes líderes y no han dudado en manipular al ejército para sus propios beneficios. En cambio, el ejército cree estar por «encima de la política» pero interfiere a menudo igualmente. La impotente policía no puede aplicar el Estado de derecho. Seguramente, la crisis actual no resuelva nada para la mayoría de la población de Lesoto.

Esto parece que va a ser de gran interés para todos los observadores de África.

Ian Taylor*

Fahamu

* Ian Taylor es profesor de Relaciones Internacionales y Política Africana de la Universidad St. Andrews de Escocia.

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[Traducción, María Alarcón García del Real]

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