El primer ministro tunecino, Habib Essid, ha invitado a sus compatriotas a contribuir económicamente, con el equivalente a un día de trabajo, para incrementar el Fondo de Lucha contra el Terrorismo. Aunque el llamamiento está dirigido a todos los ciudadanos, el comunicado oficial insiste en que funcionarios y agentes del estado deberían contribuir a este Fondo.
El propio presidente del país, Béji Caïd Essebsi, se personó en las oficinas centrales de correos en Túnez capital para ingresar un mes de sueldo en la cuenta del Fondo de Lucha contra el Terrorismo. Se trata de un gesto simbólico, según el comunicado de la presidencia, que intenta dar ejemplo en el mismo momento en que se solicita la generosidad de los tunecinos residentes en el país o en el extranjero.
Si la iniciativa es un gesto patriótico que no puede ser criticado, en contrapartida deja al descubierto la precaria situación financiera del país, que hasta hace poco vivía del turismo europeo, hoy desaparecido, que debe recurrir al monedero del ciudadano para cubrir unos gastos de seguridad indispensables pero que deberían estar cubiertos por el presupuesto del Estado. Pero ¿de dónde sacar ese dinero?
El Watan (Argelia)
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