El Ministerio del Interior suspendió en forma provisional las actividades de las organizaciones más importantes de la sociedad civil, principal animadora de las protestas contra el tercer mandato del presidente Pierre Nkurunziza, quien fue reelegido en julio, en un clima de tensión creciente en el país.
La medida – según informó la prensa local, que citó largos extractos de un comunicado emitido en la tarde – se traduce en el cierre de las oficinas y una suspensión de las actividades de las ONG, «sospechosas por su participación en los crímenes cometidos desde el comienzo de las protestas, a finales de abril».
La semana pasada, el fiscal general de Burundi había bloqueado las cuentas bancarias de muchas de estas organizaciones, que trabajan por los derechos humanos, la asistencia a los niños y las libertades políticas. En los últimos meses, muchos de sus líderes, incluyendo a Pierre-Claver Mbonimpa (quien escapó de un intento de homicidio en agosto) eligieron la vía del exilio.
Ayer mismo se había denunciado que sobre todo de noche, continúan los arrestos arbitrarios de todos los que sean acusados de opositores al presidente Pierre Nkurunziza. De la mayoría de ellos se pierde todo rastro después de la detención”.
Entre los arrestados durante el fin de semana, según Radio France Internationale, habría también un periodista de la emisora independiente Renaissance. Según la liga burundesa de derechos humanos –liderada por el activista Anschaire Nikoyagize– las razias del fin de semana habrían causado la muerte de siete personas.
En ese marco continúa el éxodo del país: ya son más de 200.000 los burundeses que buscaron refugio en el extranjero, sobre todo en Ruanda, la República Democrática del Congo y Tanzania. A lo largo de la frontera con este último país se ha señalado la presencia de imbonerakure, que detienen en particular a los jóvenes “por temor a que se sumen a la rebelión” surgida después del fracaso del golpe militar del 13 de mayo pasado.
MISNA
(Fundación Sur)