El aumento del número de jugadores de fútbol provenientes de Gambia en la liga profesional italiana, la Serie A, es un hecho que debería celebrarse como un triunfo de todo el continente. De este modo, el éxito de la pasada temporada del joven procedente de Gambia, Musa Juwara, en el equipo de la ciudad italiana de Bolonia, ha despertado el interés por conocer las historias que hay detrás de estos jóvenes talentos antes de ser descubiertos. Por tanto, para entender bien la historia de Juwara hace falta retroceder unos pocos años atrás.

En 2019, La Unión Europea lanzó un programa de empoderamiento juvenil en Gambia para combatir las causas principales de la migración. El programa se llamó “Tekki Fii”, un término en el idioma wólof que significa “hazlo aquí”, un eslogan que esconde un objetivo difícil de lograr y que en muchos casos es una verdadera utopía para miles de gambianos. Así, el Instituto Arnold-Bergstraesser de Alemania; especializado en estudios culturales, concluyó en su informe The Political Economy of Migration Governance in the Gambia que:

“Muchos gambianos que deciden abandonar el país lo hacen para avanzar en sus oportunidades económicas. En 2020, la situación incluso ha empeorado debido a la pandemia. Las cosas no han cambiado mucho, pese a la elección de Adama Barrow y la transición a la democracia. El descontento hacia el gobierno está creciendo porque los gambianos no apoyan las decisiones que se están tomando”.

Además, lograr tener una vida digna y decente en Gambia aún era más complicado en el periodo comprendido entre 2013 y 2017. Durante ese periodo, alrededor de 39.000 personas abandonaron el país, de un total de algo más de 2 millones de habitantes, en busca de mejores condiciones de vida. Asimismo, los datos reflejaron que la gran mayoría de los migrantes eran menores de edad, y que muchos de ellos terminaron en Italia. Es más, en 2016, Italia acogió a 25.000 menores no acompañados que llegaron al país europeo a través de la ruta del Mediterráneo central, de los que el 16 % procedían de Gambia.

No obstante y afortunadamente, algunos de los jóvenes que se juegan la vida en su proceso migratorio en busca de una vida digna han conseguido aparecer en los titulares de muchos medios de comunicación italianos por su buena destreza en el deporte rey, el fútbol. Así, en 2020, tanto el mediocentro de 23 años del equipo Catania, Kalifa Manneh, como el mediocentro de 20 años de la AS Roma, Ebrima Darboe, debutaron en el fútbol profesional, habiendo sido integrantes del 16 % mencionado con anterioridad.

En la misma línea, Juwara llegó a Sicilia el 10 de junio de 2016 cuando tenía sólo 14 años y tras ser rescatado en el mar Mediterráneo de la precaria embarcación de goma en la que viajaba. Su historia en el fútbol comenzó casi nada más pisar Italia. Tras ser trasladado a Potenza, allí empezó a jugar a fútbol en un equipo de la ciudad donde consiguió destacar y entrar en las categorías inferiores del equipo Chievo Verona. Asimismo, su éxito no terminaría ahí, en 2019 le traspasaron al Bolonia donde se encontró con su compatriota Musa Barrow y donde logró encaminar su carrera como futbolista profesional.

Estas historias se han hecho eco en el continente africano y cada vez más jóvenes ven en el deporte su manera de llegar a Europa y poder quedarse. Empero, sería un grave error solo destacar las historias que salen bien, ya que hay que ser conscientes de los miles de menores que mueren en su viaje a Europa, aquellos que se asientan en Italia pero que viven en los estratos más bajo de la sociedad o incluso la escasa aceptación que sufren estos niños en algunos países.

Por otro lado, a consecuencia del éxito de estos jóvenes gambianos en la Serie A, muchos captadores de talentos italianos están viajando al país para evitar que más niños se jueguen la vida por una oportunidad en el fútbol europeo. Este es el caso de Barrow, Ebrima Colley y Lamin Jallow. No obstante, Mustapha Sallah, quien dejó Europa para volver a su país, comentaba:

“Si el gobierno invirtiese en infraestructura y academias de fútbol eficientes, muchos de los jóvenes quizás se quedarían y podríamos ver más Biri Biri (un exjugador gambiano reconocido a nivel internacional y que jugó en un equipo de fútbol profesional español, el Sevilla FC). No tenemos una liga profesional, por lo que hasta que no pongan énfasis en el fútbol, el sueño de marcharse del país seguirá estando ahí… Por supuesto que queremos ver más ejemplos como Musa Barrow y Omar Colley que no han tenido que tomar el camino difícil. Muchos gambianos no han podido disfrutar ni de educación ni de trabajo. Jugamos al fútbol tofo el día, por lo que soñar con ser profesional es una conversación recurrente en el país. Cuando yo abandoné el país lo hice por educación, aunque te mentiría si te dijese que no soñaba con convertirme en un deportista profesional”.

Finalmente, pese a conocer la cara y la cruz de las oportunidades que ofrece el fútbol y los peligros a los que se enfrentan estos jóvenes por tratar de cumplir un sueño, este año hay que destacar la historia del joven jugador del AS Roma, Darboe. Este joven gambiano ha debutado en mayo de 2021 en el fútbol profesional en un partido de competición europea. No obstante, Darboe no ha sido captado en su país, sino que abandonó Gambia tras la muerte de su padre. Llegó a Libia, donde fue torturado en los campos de refugiados, y posteriormente se embarcó en un peligroso viaje marítimo hasta las costas italianas. Ya en Italia entró en un programa de protección de refugiados, el resto es historia y afortunadamente la está escribiendo él y lo comparten los medios de comunicación deportivos.

Alex Cizmic

Fuente: New Frame

[Traducción y edición, Mikel Corada Cabanellas]

[Fundación Sur]

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