El Evangelio de la Vida, de la Solidaridad y de la Ecología

21/10/2019 | Editorial

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El domingo, 20 de octubre, celebramos el Día Mundial de las Misiones (Domund). Recordamos a los más de 14.000 españoles-as, de los cuales más del 50% son mujeres, y con un millar de matrimonios misioneros, y que viven dedicados a promover: la salud, la educación, la reconciliación, la acogida de refugiados y el progreso ente los pueblos más necesitados de todos los continentes.

Ser misionero es:

– Reconocer el rostro de Dios en los rostros de las personas más marginadas y necesitadas.

– Promover la vida digna de cada ser humano, el bien común y la solidaridad de todos los pueblos.

– Colaborar con los pueblos para construir un mundo más justo y humano.

– Ser testigo de entrega diaria por el bien de los demás, testigos de gratuidad y de diálogo con todos.

La Fe auténtica es fuente de Vida y de cuidado de los demás.

La Fe verdadera nos lleva siempre a compartir lo que somos y tenemos con los demás.

Entre los retos más relevantes y cruciales a los que hoy nos enfrentamos, podríamos mencionar los tres siguientes:

– Redescubrir el Significado, Objetivo, o Tesoro más fundamental y valioso de nuestra vida. De lo contrario, podemos vivir “descentrados” y a merced de cualquier viento o ideología que sople.

– Revalorar y cultivar la Honestidad en nuestra vida personal, familiar y social. Cuando todo vale y el mentir es común y habitual, dejamos de ser personas consecuentes y fiables. Cuando dejamos de ser responsables, porque no somos honestos, construimos una sociedad sobre la arena, no sobre roca.

– Priorizar una vida y relaciones inclusivas, que favorezcan siempre la inclusión de todas las personas, para construir juntos una gestión de bienes y recursos más solidaria, equitativa y sostenible.

Vivir centrados, honestos, responsables, y siendo inclusivos significa hoy: vivir atentos al cuidado diario de la Naturaleza o la Casa Común.

Aunque seamos más conscientes de la gravedad y urgencia de este deterioro medioambiental, si no se traduce esta nueva conciencia, en un compromiso real y global, para revertir la situación, nuestro comportamiento se parecerá al del avestruz, y no al de personas inteligentes y responsables.

Toda Fe auténtica debe aportar nueva calidad de Vida, de Solidaridad y de cuidado de la Casa Común.

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