Existen evidencias de la victoria que se está realizando en Liberia contra el virus del Ébola. Pero la lucha no termina allí: los liberianos, se encuentren donde se encuentren, están siendo estigmatizados, incluso en las actividades educativas.
Los ciudadanos de países que vivieron la epidemia, especialmente de Liberia, Sierra Leona y Guinea, han sido aislados y discriminados con la prohibición de viajar o de entrar en las universidades, entre muchas otras restricciones.
La última víctima es un periodista y locutor de radio de Liberia, Gboko Stewart, a quien las autoridades de Canadá le han negado un visado para asistir a una universidad del mismo país alegando que la causa es su origen liberiano. Gboko Stewart ingresó recientemente en la Universidad de Quest, en Canadá, pero no se le permite asistir a clase por las restricciones impuestas en su visado.
Canadá se ha convertido en el segundo país, tras Australia, en congelar los visados de los ciudadanos originarios de las tres naciones africanas que sufrieron el brote de Ébola, política que fue adoptada el pasado 31 de octubre. Por el contrario, varias organizaciones de salud mundial han condenado esta medida, indicando que viola las regulaciones internacionales de salud.
“Somos una nación soberana con el deber de proteger a nuestros ciudadanos”, anunció públicamente un funcionario de Canadá intentando justificar la reacción del país. El joven liberiano al que se le ha negado el visado ha iniciado una campaña para que le dejen entrar en el país, que hasta el momento ha reunido casi 600 firmas. “Soy un liberiano, no un virus”, añadió para las autoridades, alegando además que nunca contrajo el virus.
Tanto la Universidad de Quest como la Organización Mundial de la Salud han exigido a las autoridades canadienses la justificación de la medida tan restrictiva y la concesión del permiso de entrada en el país del estudiante de Liberia.
William Q. Harmon
Daily Observer – Fundación Sur