¡En Burkina Faso, no tenemos petróleo, pero sí estiércol de vaca!
El pasado mes de marzo, visité a los ganaderos de Sesenin, a 15 km de Kudugu. Vi a una mujer que cocinaba quemando estiércol de vaca, práctica habitual entre los Fulani en la época seca. Y, mientras tanto, a pocos kilómetros de allí, los campos de los ganaderos se deterioran cada año por falta de humus. Si los agricultores no queman estiércol de vaca, recogen todo lo que puede arder (cuyo objetivo verdadero es nutrir la tierra) para cocinar, calentar el agua de la ducha y hacer cerveza de mijo (dolo). Me preguntaba ¿cómo hacer para que el estiércol de vaca no se utilice como combustible sino que sirvan para alimentar la tierra?
Femme faisant sa cuisine en brûlant des bouses de vache Vanne au sommet du biodigesteur En el mes junio último, visité una familia de pastores Fulani en la región de Dano. En ausencia de su marido, la mujer nos mostró su biodigestor. Abrió la válvula situada en la parte superior, nos llevó a la cocina, donde encendió ante nosotros uno de los dos fuegos de la cocina de gas y luego la lámpara que pendía del techo, una lámpara de gas alimentada también por el gas del digestor. En otra habitación, vimos otra lámpara de gas: allí se reúnen por la noche los niños del patio para estudiar sus lecciones antes de irse a dormir.
El biodigestor, popularizado por el Programa Nacional de bio-digestores de Burkina Faso (PNB-BF), es una construcción subterránea de mampostería (de unos 6 m3) que almacena una mezcla de estiércol animal (vaca y / o cerdo) y agua. Esta mezcla fermenta dentro del digestor y genera gas. El biogás es un combustible que puede sustituir al petróleo, a la leña y al gas butano para cocinar y alumbrar.
Le biogaz alimente les deux foyers Schéma d’un biodigesteur Schéma d’un biodigesteur Cuatro o cinco vacas que pasan la noche en el establo o en el cercado bastan para alimentar un biodigestor de 6 m3.
Más tarde, tuve la oportunidad de hablar con su marido, quien me dijo que recuperaba «los residuos» del digestor (llamado «efluentes»), y que constituían un fertilizante muy bueno que utilizaba en sus campos. Añadió que también le suponía una fuente de ingresos ya que vendía una parte a los agricultores vecinos.
En efecto, «El efluente cuidadosamente solidificado da un compost de muy buena calidad que sustituye válidamente los fertilizantes químicos (NPK y urea) habitualmente utilizados por los agricultores de Burkina Faso. Aumenta la fertilidad del suelo y la capacidad de retención del agua, lo que permite a las plantas resistir a la sequía. Con el efluente, utilizado como fertilizante, las termitas y las malas hierbas, como la Striga, se reducen en un 50%. El biodigestor de 6 m3 produce unas 64 toneladas de fertilizante orgánico al año. Este abono se vende a 1.500 francos CFA el carro, y el beneficiario puede ganar unos 500 000 francos CFA. Así, en un solo año puede recuperar lo que invirtió para obtener la tecnología que dura por lo menos 20 años y cuyo coste es inferior a 400 000 francos CFA» (fuente: Theodore Bénéwendé Zougba).
Digamos que 64 toneladas de fertilizante orgánico bastan para hacer 10 hectáreas de zai mejorado. Este zai mejorado es una técnica agroecológica que permite a menudo duplicar o triplicar la cosecha. Lea « Le Zaï »
Tener un biodigestor, es tener no sólo el biogás para cocinar y alumbrar la casa, sino también tener fertilizante orgánico en cantidad y calidad para mejorar la producción agrícola. Ofrece también al ganadero la posibilidad de trocar fertilizante orgánico por forraje… y desarrollar alianzas con los
