El escándalo del maíz en Kenia: mentiras y hechos

10/02/2009 | Crónicas y reportajes

La primera dama de Kenia, Lucy Kibaki, fue absuelta el día 5 de febrero de cualquier implicación en el escándalo del maíz. Su acusador, Budalangi Ababu Namwamba, del ODM, hizo una rápida retirada, ofreció sus disculpas a la señora Kibaki y los documentos que presentó para apoyar sus acusaciones, fueron considerados falsos.

Sin embargo, el ministro de Agricultura, William Ruto, no fue absuelto de todos los cargos presentados contra él, por parte de Ikolomani Bonny Khalwalw, (de New Ford Kenia) y todos los documentos que llevaban el sello de “National Cereals and Produce Board”, NCPB (Órgano del gobierno que controla la producción y el almacenamiento de cereales y otros productos agrícolas en Kenia), que relacionaban al señor Ruto con la venta de maíz, fueron admitidos por el diputado portavoz del Parlamento.

Entre los papeles se incluyen los de los managers del NCPB asignando el maíz a algunos individuos, supuestamente forzados por una llamada de Ruto. Otros incluyen tablas que muestran que la Autoridad de Cereales tenía 2.6 millones de sacos de maíz en junio del año pasado, y tablas del maíz que se destinó a compañías e individuos privados, que según Khalwale, no lo merecían.

El señor Ruto había informado al gobierno que el maíz que se tenía almacenado era 1.6 millones de sacos. Khalwale, quería saber qué había pasado con el millón de bolsas restante. También se desveló que Ruto, aunque había anunciado reformas en las que afirmaba que había quitado a 14 de los 17 directores del NCPB, al mismo tiempo, nombraba al director general de una compañía moledora, que destinaba más de 600.000 sacos de maíz a la junta de fideicomisos de NCPB.

Tanto el ministerio como el nombrado, cuando se contactó con ellos, negaron cualquier conflicto de intereses y declararon que el nombramiento estaba dentro de la ley. Muchos de los directivos que se anunció que habían sido destituidos en la reestructuración, todavía están en sus puestos, según una comprobación visual del periódico nacional “The Nation”.

Las disculpas de Namwamba se produjeron tras grandes presiones de la familia Kibaki. Cuatro de los niños del presidente publicaron un anuncio afirmando que la compañía Gingalini, (1968), Ltd. Que pertenece a la familia presidencial, “no está metida y nunca lo ha estado, en negocios de comprar y vender maíz ni ninguna otra materia prima”.

Namwamba aseguró en el parlamento que la compañía Gingalini era una de las que compró maíz al NCPB, encargado de mantener la estrategia alimentaria y de reservas de bienes de consumo. No es ilegal comprar maíz de este Consejo Nacional, pero en tiempos de hambruna, la venta de maíz se restringe sólo a los molinos.

El día 4 de febrero, la primera familia, a través del servicio de prensa del presidente, describió las acusaciones como falsas y con la intención de desviar la atención de otros asuntos más serios, como la disponibilidad y asequibilidad de los alimentos.

Los hijos del presidente Kibaki, Judith, James, David y Anthony salieron en público para asegurar que Gingalini es una granja propiedad de la familia del presidente, en Subukia, Nakuru, pero dijeron que se dedicaba exclusivamente al cultivo de vegetales.

Namwamba, el día 5 de febrero hizo unas declaraciones personales en la residencia presidencial, para decir que nunca pretendió arrastrar el nombre de la primera dama al escándalo de la compra de maíz. Añadió que su verdadera intención no era “poner en entredicho” a personajes como la señora Kibaki, por la que aseguró que sentía un gran respeto, sino asegurarse de que el asunto al completo salía a la luz.

Continuó: “Sin embargo, la impresión que se ha creado hasta el momento ha sido engañosa y se ha producido una gran malinterpretación de los hechos. “Por tanto aprovecho la oportunidad para corregir los hechos y ahorrar a la primera dama el dolor y la vergüenza, que para mí es lamentable”.

Namwamba aseguró que el hecho de que a la compañía asociada con la primera dama se le asignasen “tan sólo” 500 sacos de maíz, por parte de la autoridad de los cereales, no quiere decir que fuera ilícito. Al mismo tiempo declaró que no había nada de ilegal en tener acciones en la compañía o en adquirir maíz del NCPB.

El diputado portavoz, Farah Maalim, después dijo que los documentos producidos por Namwamba no eran originales y que sólo se considerarían válidos los documentos que llevasen el sello de NCPB. Eso significa que las acusaciones lanzadas por Budalangi contra la primera dama, fueron eliminadas de los registros oficiales, o actas, del Parlamento, y el nombre de la señora Kibaki ha quedado limpio de cualquier relación con un delito.

No hizo ninguna declaración sobre el castigo, si es que iba a haber alguno, que la Cámara impondría a Namwamba, por involucrar el nombre de la primera dama en el debate. Ni tampoco habló de las sanciones que se producirían contra quien produjo los documentos falsos.

Además, la sentencia de Maalim exculpó al señor Ruto de cualquier relación con los contenidos de los emails entre el director general de la Compañía de Seguros de Comerciantes Africanos, Amaco, una compañía asociada con el ministro, que supuestamente demostraban que había planes de adquirir dos millones de sacos por valor de 153 millones de chelines keniatas, a una compañía de India, y vendérselos al NCPB.

También anuló las notas escritas por la asistente personal del ministro para la autoridad del cereal, supuestamente advirtiendo a los directores que destinasen maíz a determinados individuos y compañías.

Cuando Maalim dijo que sólo serían aceptados los documentos con el sello del NCBP, y que todos los demás documentos iban a ser extraídos de las actas, inmediatamente, el doctor Khalwale protestó por la decisión argumentando que sus documentos se referían a más gente, no sólo a los directivos del NCPB.

“Los documentos que he presentado aquí hacen referencias a más gente que no está dentro del NCPB y creo que deberían ser aceptados”, protestó. Pero Maaalim advirtió que la decisión estaba tomada y que cualquier magistrado que no lo aceptase podría ser expulsado de la Cámara.

Antes de esta sentencia, Ruto y el ministro de la tierra, James Orengo, pidieron al diputado portavoz que rechazase todos los documentos porque no se habían presentado a él antes de ser presentado en la Cámara.

El señor Maalim señaló que era responsabilidad de los parlamentarios asegurarse de que los documentos que presentaban era originales e indicó que el portavoz debe ser informado de los contenidos de los documentos, antes de que se presenten.

La familia Kibaki respondió enérgicamente a las críticas contra la primera dama, tachándolas de indignas, sin precedentes y extremadamente vergonzosas. La familia dijo que aquel había sido un “día triste para Kenia. Cuando un parlamentario puede utilizar su posición privilegiada para calumniar el carácter y la dignidad de keniatas inocentes, que no tienen la oportunidad de defenderse a sí mismos en el Parlamento”.

Y añaden: “pedimos humildemente al portavoz de la Asamblea Nacional que dirija a la nación sobre este asunto, ya que no es la primera vez que un miembro del Parlamento calumnia maliciosamente a los keniatas desde el Parlamento”. Los Kibaki incluso advirtieron del bajo nivel político que hay entre algunos políticos, y que el ataque a la primera dama era innecesario.

La familia retó a Namwamba a que repitiera sus acusaciones fuera del Parlamento “donde no puede esconderse tras el privilegio parlamentario”. Los hijos de Kibaki pidieron a su madre que se mantuviese firme y fuerte en su servicio a la nación. La primera dama, según ellos, debería seguir hablando claro en nombre de muchos keniatas que nunca serán escuchados.

“dados sus conocido atributos de tener una gran integridad, coraje y determinación, especialmente frente a la adversidad, estamos seguros de que prevalecerá”, aseguraron. También agradecieron a los keniatas “sus amables palabras de apoyo y ánimo”.

El ataque del señor Namwamba a la señora Kibaki se produjo un día después de que el presidente Kibaki la contradijera sobre la actuación del ministro de Seguridad Interna, George Saitori. Mientras que la primera dama había pedido que se despida al parlamentario de Kajiaado Norte, Saitori, por haber fallado a los keniatas en las recientes tragedias de incendios y explosiones, el presidente Kibaki reafirmó su confianza en el ex matemático y se negó a pedirle la dimisión.

Bernard Namunane y Dave Opiyo

Publicado en The East African, Kenia, el 5 de febrero de 2009.

Traducido por Rosa Moro, de Fundación Sur.

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