La guerra en Sudán ha devastado el país y ha llevado a sus pueblos al borde de la hambruna. Altos cargos diplomáticos y grupos de ayuda humanitaria se reúnen en París, con la presencia tanto de miembros de la sociedad civil sudanesa como ONG locales, aunque no de los grupos armados, para conseguir un acuerdo de apoyo humanitario para la nación con la intención de evitar un el colapso total del país y sus ciudadanos. Sudán entró en conflicto en abril del año pasado cuando las tensiones entre el ejército nacional y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), fuerzas paramilitares, explotaron en combates abiertos en la capital, Jartum, al igual que en otras partes del país.

Para lograr llevar alimentos, atención médica y otros suministros a 24 millones de personas en Sudán, casi la mitad de su población, la oficina humanitaria de la ONU necesita unos 2.700 millones de dólares este año. Hasta ahora, solo han conseguido recaudar 145 millones de dólares, el 5 % del total necesario, según la oficina humanitaria de la ONU, conocida como OCHA. La directora para el cuerno de África de la organización humanitaria Human Rights Watch (HRW), Laetitia Bader, declaró que la reunión de donantes en París debe de asegurarse de recaudar los fondos necesarios para hacer frente a la “vergonzosamente insuficiente” respuesta humanitaria enviada a Sudán. Adicionalmente, insto a los líderes diplomáticos presentes a que dejen de pensar que las partes del conflicto comenzaran altruistamente a respetar las normas internacionales, sosteniendo que la presión internacional es necesaria para prevenir más crímenes de guerra, al igual que se debe de asegurar consecuencias para los ya cometidos. Por otro lado, la ONG Caritas Internacional, en una declaración pidió a la comunidad internacional no abandonar a los ciudadanos sudaneses, instándoles a prestarle la misma atención a este conflicto a la que se da a otros conflictos actuales.

El alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, ha advertido sobre una escalada de violencia en Sudán, informando que el país se encuentra ante un «riesgo alarmante de nuevas violaciones y abusos contra civiles«. Josep Borrell, jefe de política exterior de la Unión Europea, ha declarado que la consecuencia latente de la guerra en Sudán es la “peor crisis humanitaria del mundo» y que se caracteriza por ser un “desastre provocado por el hombre”. Por su parte, Reino Unido, en un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores, afirmó que ha aplicados sanciones estrictas, que incluyen la congelación de activos a empresas, vinculadas tanto con las fuerzas militares nacionales como con las RSF, con la intención de limitar su libertad financiera.

Además de los problemas que experimentan los ciudadanos sudaneses que han permanecido en el país, al mismo tiempo se está dando un empeoramiento de la crisis humanitaria en Sudan del Sur como consecuencia del conflicto. A medida que la guerra en Sudán se extiende en el tiempo, unos 1.000 refugiados por día continúan cruzando su frontera sur. En la pequeña ciudad de Renk, en Sudán del Sur, la población de refugiados crece rápidamente y se enfrenta a una escasez de recursos básicos como el agua, los alimentos y el alojamiento. Para muchos de los refugiados su escape a Sudán del Sur marca el regreso a una tierra que pensaban que formaba parte de su pasado, después de haber huido del país como consecuencia de la guerra civil en 2013. Ahora, los combates en su país de adopción los han obligado a regresar.

Autores:  Barbara Surk, Sam Magdy y Lili Bayer

Fuentes: AP News, The Guardian – Imagen: Jirapong Manustrong – iStock

[Traducción y edición, Micaela Llona Bavestrello]

[CIDAF-UCM]