El ejército de Sudán del Sur informó que el miércoles había perdido el control de la volátil ciudad de Bor, su primer revés reconocido en tres días de enfrentamientos entre fuerzas armadas rivales que han desencadenado la alarma ante una posible guerra civil.
El presidente Salva Kiir había comunicado con anterioridad u disposición para el diálogo con el depuesto vicepresidente Riek Machar, el hombre al que acusa de iniciar los combates, que los diplomáticos dicen que han matado más de 500 personas, y de planear un golpe de Estado.
Pero las Naciones Unidas dijo que las tensiones todavía se estaban extendiendo entre los estados remotos de Sudán del Sur, así como la violencia, que entró en erupción por primera vez en la capital Juba a última hora del domingo, se trasladó al norte, hacia Bor, el lugar de una masacre étnica en 1991.
Testigos y funcionarios dijeron que los combates habían estallado en dos cuarteles de Bor entre tropas leales a Kiir, de etnia Dinka de Sudán del Sur, y Machar, de etnia Nuer, aunque los informes eran incompletos.
El portavoz del ejército de Sudán del Sur, Philip Aguer, declaró a Reuters de forma sucinta que «Nosotros no tenemos el control de la ciudad de Bor”.
Gerard Araud, embajador de Francia ante las Naciones Unidas y actual presidente del Consejo de Seguridad, en declaraciones a la BBC comentó que «Los dos principales grupos étnicos, los dinka y los nuer, podrían entrar en una guerra civil en toda regla», e hizo un llamamiento para el diálogo. Estas opiniones fueron repetidas por el secretario general de la ONU Ban Ki -Moon, quien dijo que la violencia podría extenderse.
Sudán del Sur, que declaró su independencia de Sudán en 2011, sigue siendo uno de los países menos desarrollados de África pese a todas sus reservas de petróleo, que suministran casi todos sus ingresos fiscales y divisas. Parece que hasta el momento los enfrentamientos se mantienen alejados de los campos de petróleo. Pero un conflicto más amplio podría amenazar la ayuda y ser explotado por el vecino Sudán, que ha tenido pleitos persistentes con Juba sobre sus fronteras sin definir, el petróleo y la seguridad. Eso perjudicaría aún más los esfuerzos para construir un Estado que funcione en el sur.
Machar niega el golpe de Estado
Machar, en una entrevista con Sudan Tribune online, negó tener algún papel en el conflicto y declaró que no estaba detrás de ningún intento de golpe de Estado. Acusó a Kiir de utilizar los enfrentamientos que estallaron entre los miembros de la guardia presidencial para castigar a los políticos rivales. Además, comunicó que todavía se encontraba en Sudán del Sur, pero no ofreció detalles de su ubicación.
La lucha ha revivido recuerdos del faccionalismo en la década del 90 dentro del Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán (SPLM), el grupo que combatió contra el ejército de Sudán en el norte durante dos décadas. Machar lideró una facción disidente y estalló el enfrentamiento sur-sur. Soldados nuer leales a Machar masacraron en 1991 a cientos de Dinkas en Bor.
El presidente depuso a Machar en julio y las tensiones políticas han estado cociéndose a fuego lento. Kiir comunicó en una conferencia de prensa el miércoles que estaba listo para mantener conversaciones. Según el portavoz presidencial Ateny Wek Ateny, informó a Reuters por teléfono «Se le preguntó si iba a aceptar cualquier tipo de diálogo y contestó que está listo para el diálogo». El portavoz declaró que Kiir dijo que por el momento no estaba en marcha ninguna negociación.
Un grupo de ministros de Relaciones Exteriores de África Oriental tiene previsto llegar a Sudán del Sur para intentar conseguir el fin del conflicto, la primera misión extranjera en el país desde el estallido del conflicto.
Juba estaba tranquila después de los esporádicos disparos pero funcionarios de la ONU informaron de combates en Torit, en el este.
Naciones Unidas dicen que los enfrentamientos han llevado a 20.000 personas a sus campamentos en busca de refugio, y «la tensión parecen ir en aumento en los otros estados, como la Unity y Upper Nile». Araud declaró que había entre 7.000 y 8.000 soldados de la ONU en Sudán del Sur, pero agregó «Está claro que nuestros soldados no van a intervenir en el conflicto». Un diplomático occidental dijo que la extensión de los combates estaba llevando a la nación hacia un conflicto étnico que era » difícil de revertir» y agregó que Kiir había subido las apuestas llamándolo golpe de Estado. Según él podría tener un impacto terceros países inestables.
Uganda cerró temporalmente su frontera. Kenia informó que su frontera estaba abierta, y las agencias de ayuda comunicaron que un campo de refugiados cercano estaba preparado para nuevos refugiados. Kenia, al igual que otros vecinos, acogió refugiados sudaneses durante la larga guerra norte-sur del antiguo Sudán.
Juba tranquila
En Juba, el tráfico volvió a las calles y se abrió el aeropuerto, en medio de una tensa calma, en la capital de una nación del tamaño de Francia, con 11 millones de personas, pero sin apenas carreteras asfaltadas.
Gran Bretaña dijo que estaba trasladando fuera del país a parte del personal de la embajada volando a una parte del personal de la embajada y haciendo un listado de aquellos británicos que quisieran marcharse. Muchos trabajadores humanitarios viven y trabajan en Juba.
El Departamento de Estado de EE.UU. informó que el pasado miércoles había evacuado, en dos aviones militares C- 130 EE.UU. y un vuelo chárter privado, a tres grupos de sus ciudadanos. El Pentágono comunicó que había reforzado la seguridad en las instalaciones diplomáticas norteamericanas en Juba. El enviado de EE.UU. para Sudán del Sur, Susan Page, se reunió el miércoles con Kiir y expresó su preocupación sobre la violencia y las detenciones de políticos de la oposición. La portavoz del Departamento de Estado, Marie Harf, declaró en un comunicado «Hacemos un llamado a los líderes políticos del país a que se abstengan de toda acción que pudiera agravar una situación de por sí ya tensa o expandir la violencia… Es absolutamente esencial que las diferencias políticas se resuelvan por medios pacíficos y democráticos».
Algunos diplomáticos dijeron que las Naciones Unidas tenían informes que establecían entre 400 y 500 el número de personas muertas y hasta 800 heridos.
New Vision (Uganda)
