El jefe del Ejército de Costa de Marfil advierte que sus tropas se reservan el derecho a tomar represalias después de dos días de enfrentamientos mortales en un barrio que es bastión de la oposición, aumentando la preocupación por la violencia que puede desatar la crisis política de Costa de Marfil.
Los residentes de la zona de Abobo, en Abidjan, votaron en masa al líder de la oposición, Alassane Ouattara, cuya victoria en las elecciones del pasado 28 de noviembre ha sido reconocida por la comunidad internacional, pero no por el presidente saliente y rival en las elecciones, Laurent Gbagbo ni sus seguidores. Gbagbo se ha negado a ceder el poder y todavía controla al ejército.
Las autoridades han impuesto un toque de queda en Abobo y han enviado un convoy de camiones militares tras los enfrentamientos que comenzaron el día 11 de enero, después de un ataque de la policía. Al menos cuatro civiles y hasta siete policías han muerto.
“Para encontrar a esta gente que ataca a la república desde dentro de sus escondites, las fuerzas armadas de Costa de Marfil quieren que todas las organizaciones de derechos humanos, así como toda la comunidad nacional e internacional sepan que estos ataques contra nosotros son equiparables a actos de guerra, dejándonos en una posición de legítima defensa propia”, declaró el jefe del Ejército, Philippe Mangou, en la televisión estatal.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon ha expresado su profunda preocupación por la violencia surgida en Abobo, y el portavoz de la ONU, Martin Nesirky afirmó que Ban ha pedido a los dos bandos que “ejerzan la máxima moderación, para evitar más enfrentamientos”.
Gbagbo perdió las elecciones por casi nueve puntos de margen, de acuerdo con los resultados certificados por la ONU, según el acuerdo de paz de 2005. Este acuerdo invitaba a la ONU a actuar como árbitro final de las elecciones, creando un mecanismo independiente para determinar los resultados.
Golpe a la democracia
Las elecciones en Zimbabue y Kenia, en los últimos años han terminado con el candidato de la oposición obligado a aceptar un acuerdo de reparto de poder con el presidente saliente, incluso cuando la mayoría de los observadores afirmaron que la oposición había ganado las elecciones, en ambos casos.
Los expertos advierten que es muy probable que Gbagbo espere una solución similar y está utilizando la herramienta de los abusos de los derechos humanos, como la represión militar, para aumentar las apuestas.
Jennifer Cooke, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington asegura que existe una fuerte aversión, tanto por parte de los líderes africanos como por parte de los occidentales, a reforzar el precedente de “gobierno por negociación”.
“La idea de que un presidente que pierde unas elecciones sólo tiene que quedarse ahí y amenazar con violencia para obtener un acuerdo de reparto de poder”, afirma, “es un peligroso golpe para la democracia en un continente que celebrará unas 15 elecciones el próximo año”.
(News 24, 13-01-11)
