El documental Kony 2012 ¿es el enfoque adecuado para lograr la paz?

20/03/2012 | Opinión

En síntesis

Las soluciones a los desafíos que enfrenta Uganda no se encuentran en los pasillos, salas de reuniones y salones de conferencias europeas y estadounidenses, ni en sus iniciativas para recaudar fondos.

A principios de la semana pasada, una película titulada “Kony 2012” se apoderó del ciberespacio. En ella, Jason Russell hace un llamado a la comunidad estadounidense y el mundo entero a apoyar los esfuerzos necesarios para arrestar o dar muerte a Joseph Kony, el líder del Ejército de Resistencia del Señor, de modo que el norte de Uganda y la Región de los Grandes Lagos de África puedan finalmente vivir en paz. La película ha recibido un exceso de entusiasmo que lentamente se transformó en enojo e indignación. Las preguntas que todos deberíamos formularnos son: Kony 2012 ¿es el enfoque adecuado y el modelo a seguir para alcanzar la paz en la región de los Grandes Lagos? ¿El objetivo de este documental es realmente ayudar a las poblaciones de Uganda y la región de los Grandes Lagos?

Una primera observación: la localización de Uganda no queda clara en la película. El narrador sostiene que se encuentra ubicada en el África Central. Esto contradice sus afirmaciones de haber trabajado extensamente con las comunidades ugandesas. Este tipo de errores levanta serias sospechas acerca de la profundidad con la que se han llevado a cabo las investigaciones previas al lanzamiento de la película. Se trata de un precedente deplorable, que no ayuda a Uganda en absoluto. Siendo consciente de que gran cantidad de europeos y estadounidenses no saben dónde queda Uganda, el productor del documental debería haber considerado este hecho y proporcionado la información correcta.

Durante mucho tiempo, los medios occidentales se han dedicado a esparcir imágenes e historias negativas acerca del continente africano. Solo se transmiten y televisan las guerras, enfermedades, hambrunas, niños desnutridos, etc. En ciertas ocasiones, esta información ni siquiera es correctamente investigada. Sí, África enfrenta esos desafíos, que han sido exagerados en demasía por los medios occidentales. Esta publicidad negativa acerca del África no ha colaborado para mejorar su situación. A esto se suma el arribo de africanos al hemisferio norte pregonando e intercambiando historias negativas sobre el África a cambio de dinero y otro tipo de donaciones. Los medios occidentales deberían ayudar al África a través de alternativas humanizantes, modestas, éticas y sinceras. El hecho de promocionar las áreas donde predominan las historias de logros económicos, turísticos, culturales o del entretenimiento estimularía el interés constructivo de los europeos y los norteamericanos.

Kony 2012 ofrece una imagen imperialista tanto en su contenido como en la mentalidad general que se esconde detrás del proyecto. Harry S. Truman, el 33º presidente de los Estados Unidos, dijo que “Lo único nuevo en este mundo es la historia que ustedes desconocen”. En otra oportunidad, Jonathan Swift aseguró que “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. El arribo a Uganda de cristianos blancos y el posterior colonialismo, en la segunda mitad del siglo XIX, fueron partes fundamentales en la estrategia para expandir la liviana moral propia de la era victoriana a través del continente africano. El objetivo era salvar a los africanos de sus propias raíces y sus primitivos estilos de vida. Las ramificaciones de esta mentalidad intervencionista socavaron las bases culturales, morales, sociales y en algunos casos también políticas de nuestras poblaciones. Kony 2012 ofrece una mirada sobre los habitantes de Uganda como personas sin la capacidad, capacitación, determinación, responsabilidad ni confiabilidad necesarias para encontrar soluciones a los desafíos que afectan a sus comunidades. Y da a entender que el destino de los ugandeses se encuentra en manos de los occidentales (europeos y estadounidenses).

Tanto en Europa como en Estados Unidos, cualquier investigación o documentación que involucre temáticas humanas es analizada en detalle antes de ser puesta en marcha. En Uganda, cualquiera puede acceder a los documentos, tomar ventaja de la debilidad de la legislación, utilizar a los habitantes locales como objetos para sus fines determinados y retirarse sin ser molestado. Debemos fortalecer la legislación que regula las actividades que implican a los sujetos humanos, ya que es el único camino para salvaguardar sus vidas y su dignidad.

Las soluciones a los desafíos que enfrenta Uganda no se encuentran en los pasillos, salas de reuniones y salones de conferencias europeas y estadounidenses, ni en sus iniciativas para recaudar fondos. Tanto el destino de Uganda como el de todo el continente africano se encuentra en las manos de los nativos. Es imperativo que se desarrollen, alienten y promocionen los valores y creencias indígenas, así como sus sistemas de conocimientos, de modo de otorgarles el poder necesario para participar y apropiarse de los procesos de transformación de sus propias comunidades.

Una ayuda internacional que valore la integridad, resiliencia, dignidad, honestidad, respeto mutuo y estándares éticos de los africanos reforzaría el inmenso potencial local que podría transformar a estas comunidades.


Por Alfdaniels Mabingo

El Sr. Mabingo es profesor de danza.

Daily Monitor, miércoles 14 de marzo de 2012.

Traducido para Fundación Sur por Magdalena Saux.

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