El desbordamiento del río Congo ha provocado graves inundaciones en Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo. El distrito de Pompage, en Kinshasa, se ha visto especialmente afectado, con calles que parecían ríos y residentes que recurrían al uso de pequeñas embarcaciones para evacuar sus casas inundadas. Aunque las inundaciones no son infrecuentes en esta zona, la magnitud de estas últimas no tiene precedentes; algunas fuentes aseveran que se trata de las peores inundaciones en 60 años.
En respuesta al desastre, los residentes del distrito de Kinshasha han tomado cartas en el asunto organizándose y construyendo canoas improvisadas que se están utilizando para rescatar tanto a cientos de personas que aun permanecen atrapadas como ciertos enseres personales de valor de las casas engullidas por el agua.
La población congoleña ha denunciado la falta de apoyo, tanto técnico como material, por parte del gobierno de Félix Antoine Tshisekedi hacia los afectados.
Mientras tanto, al otro lado de la frontera, en la vecina República del Congo, el panorama es similar; cientos de miles de personas necesitan ayuda urgente debido a las inundaciones. Naciones Unidas informó que los niveles de precipitaciones duplicaron la media registrada entre 2022 y 2023. Como consecuencia de estas crecidas extraordinarias, las instalaciones sanitarias, escuelas y numerosas casas han quedado destruidas o dañadas.
A tenor de lo acaecido en ambos estados, la Organización Mundial de la Salud ha emitido comunicados advirtiendo a los gobiernos implicados que las inundaciones incrementan el riesgo de propagación de enfermedades contagiosas, como el cólera, que encuentran en el agua no tratada el medio perfecto para propagarse.
Fuente: Voice of Nigeria – Imagen: Wikimedia Commons
[Traducción y edición, Gabriel Castro]
[CIDAF-UCM]