En Costa de Marfil, la Fuerzas Nuevas insisten en que el desarme no debe ser una condición previa a la organización de las presidenciales como reclama la “mayoría presidencial” del entorno del candidato presidente Laurent Gbagbo. Los ex rebeldes se comprometen a cumplir estrictamente las disposiciones del acuerdo político de Uagadugú.
Frecuentemente, los partidarios de Laurent Gbagbo exigen el desarme de la ex rebelión de las Fuerzas Nuevas, dirigida por el primer ministro, Guillaume Soro. Pero la última semana en Naciones Unidas, ha sido el consejero diplomático del jefe de estado, Alcide Djédjé, el que lo ha exigido. Ofendidos, los miembros de las Fuerzas Nuevas han respondido el día 21 de marzo, en Abijan, mediante su portavoz, Bamba Affoussy.
“Nosotros, las Fuerzas nuevas, consideramos que, puesto que la guerra ha terminado y el país está reunificado, no deben seguir diciéndonos que es necesario el desarme como condición previa a las elecciones presidenciales, para avanzar. Nosotros constatamos, que los propósitos de se tienen no son para lograr la paz y serenidad que debe haber entre todos nosotros, para seguir después dando los diferentes pasos hacia la organización de las presidenciales”.
El objetivo de este diálogo de sordos es nada menos que el desmantelamiento de un sistema puesto en marcha hace siete años por los ex rebeldes. Con los “comzones”, los señores de la guerra al frente, que siguen reinando económicamente sobre el 60 % del territorio marfileño, a pesar de la redistribución de la administración y la unicidad de las arcas del estado, propugnadas por los acuerdos políticos de Uagadugú.
Por el momento, esto no es más que una batalla de comunicación que se libra entre las dos partes enfrentadas, los dos jefes del ejecutivo marfileño, el presidente y el primer ministro. Pero ¿durante cuánto tiempo más?
(Tam Tam Guinée, Guinea Conakry, 23-03-10)
