El debate del condón

28/05/2007 | Opinión

El Gobierno de Uganda ha adoptado con entusiasmo el enfoque de la lucha contra el SIDA de Washington, que hace hincapié en persuadir a la gente joven para que se abstenga de practicar el sexo, más que predicar el uso del condón. El Presidente Yoweri Museveni ha dicho de los condones que “No son la mejor solución” y que son un “estorbo” para las relaciones. En Kampala, los carteles de propaganda anunciando diferentes tipos de condones han sido sustituidos por anuncios que predican la castidad.

En septiembre de 2005, Museveni incluso llevó con él a un grupo de jóvenes ugandeses a una visita a los Estados Unidos, donde en una ceremonia del Capitol Hill (El Congreso de los EEUU), a la que asistían los miembros del Congreso y pastores cristiano evangélicos, los jóvenes se comprometían públicamente a permanecer vírgenes hasta el matrimonio. Pero en el distrito de Masaka, casi a 75 millas al suroeste de Kampala, muchos jóvenes ugandeses parecen estar haciendo caso omiso a los mensajes de abstinencia del Gobierno. En un campo de césped a lo largo de la orilla del Lago Nabugabo, en un día festivo en los centros de estudios, los estudiantes acuden en tropel a una gran fiesta de baile, organizada por promotores locales, que les cobran un dólar y medio por entrar, (3.000 chelines ugandeses). Mientras los disc jockeys ponen música ugandesa y hip hop americano a todo volumen, los adolescentes bailan, juegan al volley ball, beben cerveza, y según va pasando la tarde noche, empiezan a buscar un miembro del sexo opuesto con quien poder escabullirse hasta algún aislado bosque cercano.

Entre los que esperan tener suerte esta noche, está Francis, un chico de 16 años bajito y achaparrado, que prefiere el mismo estilo de vestir, holgado y de tallas grandes, que atrae a los adolescentes americanos. Lo ha oído todo sobre la abstinencia en la escuela, pero no piensa demasiado en ello. “No puedes abstenerte para siempre”, dice.

Como la mayoría de los ugandeses, Francis conoce muy bien los riesgos del SIDA, su padre murió de esa enfermedad cuando él tenía 10 años, pero esto no ha hecho disminuir su propio deseo de tener relaciones sexuales.

Francis ha aprendido algo sobre los condones, no en la escuela, sino leyendo el folleto de instrucciones que viene dentro del paquete. Admite que a la hora de la verdad no es muy entusiasta utilizándolo. En esta fiesta en particular, no ha ido al kiosco antes de que cerrase, así que va a estar sin protección. Para él no es para tanto.

“El SIDA es como cualquier otra enfermedad”, dice con juvenil bravuconería, “Si es el día en que te toca pillarlo, lo pillas. Empiezas a tomar medicamentos, y vuelves a hacer la vida normal”.

El joven Francis ejemplifica el creciente dilema ugandés. Tras haberse convertido en uno de los primeros países africanos en ser castigados por la epidemia del SIDA, a principios de los años 80, Uganda se ganó los elogios de todo el mundo por ser un ejemplo de éxito africano al combatir la enfermedad. A finales de 1992, la epidemia estaba en su punto más alto, con el 18 % de los ugandeses infectados, y en algunas regiones, llegaba al 30 %.

En lugar de ignorar el peligro, como hicieron otros muchos jefes de Estado del continente, Museveni se convirtió en uno de los primeros en hablar claro a su pueblo sobre el peligro del SIDA y en organizar programas de prevención por todo el país. Con la ayuda internacional, Uganda desarrolló un enfoque de prevención con tres frentes, llamado ABC, que predica la “Abstinencia” para aquellos que lo puedan conseguir, animando a las parejas estables y a los matrimonios a ser fieles “Be faithful”, y proporcionar muchos Condones a todos los demás, como un plan alternativo. La estrategia funcionó. En el año 2000, los índices de infectados de SIDA descendieron hasta el 6 %.

En los últimos años, coincidiendo con la llegada del Plan de Emergencia para la Reducción del SIDA del Presidente, PEPFAR, una iniciativa de los Estados Unidos que durará cinco años y costará 15.000 millones de dólares para combatir el SIDA en el Extranjero, han cambiado muchas cosas. El Programa de la administración Bush ha dado los fondos que Uganda necesitaba desesperadamente, 90.8 millones de dólares en 2004, 148.4 millones de dólares en 2005, y 169.9 millones de dólares el año pasado. Pero los fondos de los Estados Unidos vienen con condiciones. A la hora de ocuparse de la prevención, los programas escolares deben hacer hincapié en la abstinencia, como señala uno de los documentos del plan PEPFAR: “Los fondos para el plan de emergencia no pueden usarse en esfuerzos por promover los condones entre los jóvenes, y no pueden usarse para ningún acto en el que se promueven campañas dirigidas a los jóvenes y animándoles a utilizar condones, como la primera medida a tomar para protegerse del SIDA”.

El Gobierno ugandés ha adoptado las restricciones de la administración Bush de no dar condones a los adolescentes con entusiasmo, no sólo por querer complacer a su benefactor, sino porque es un reflejo de las conservadoras creencias religiosas de Museveni y de su mujer, Janet. La Primera dama de Uganda, que promulga la abstinencia en sus mítines y ha hablado incluso de llevar a cabo un censo de vírgenes en los institutos, dijo en 2003 que los condones eran algo innecesario para la gente joven. “Conozco a chicas que hacen dieta porque quieren mantenerse guapas. Bien, pues si pueden practicar el autocontrol para ingerir alimentos, ¿por qué no pueden practicar el autocontrol con el sexo?, declaró”.

Como resultado, los programas escolares se han centrado en la abstinencia. Además, tras las quejas de miembros del Consejo Interreligioso de Uganda, una coalición de las cinco mayores instituciones religiosas, se ha eliminado por completo la información sobre el uso adecuado de condones en todas las publicaciones dirigidas a jóvenes y de las escuelas. Recientemente, el Consejo Interreligiosos de Uganda ha recibido 15 millones de dólares del plan PEPFAR del Gobierno para programas de prevención, cuidado y tratamiento de SIDA.

El creciente enfoque único en la abstinencia para la juventud alarma tanto a los activistas contra el SIDA como a los funcionarios de salud pública de Uganda, que temen que toda una generación pueda estar en peligro. Las cifras justifican esta preocupación. En los dos años desde que se empezó a enfatizar sólo en la abstinencia de la juventud, influenciados por Estados Unidos, el índice de nuevos infectados con el SIDA en Uganda casi se ha duplicado, de 70.000 en 2003 a 130.000 en 2005, según el doctor Kihumuro Apuuli, director general de la Comisión de Uganda para el SIDA.

Mientras que el número de infecciones en gente joven, alrededor del 3 % para las edades de entre 15 y 24 años, sigue siendo más bajo que el del total de la población en general, hay cada vez más pruebas de que un gran número de jóvenes ugandeses tienen un comportamiento sexual de riesgo. Según la Agencia de Naciones Unidas para el SIDA, el programa conjunto de la ONU para el SIDA, por ejemplo, casi tres cuartos de los hombres ugandeses entre los 15 y los 24 años, así como el 26 % de las mujeres de ese mismo grupo de edad declara haber tenido relaciones sexuales con una pareja ocasional en los previos 12 meses. Más preocupante es todavía el que sólo la mitad declara haber utilizado condón la última vez que mantuvieron relaciones sexuales.

“Sabemos que hay estudiantes en el Instituto de enseñanza secundaria que son sexualmente activos”, afirma una alto cargo de la Comisión Ugandesa para el SIDA, que hablaba anónimamente para proteger su puesto de trabajo. “Negándonos a hablar con ellos sobre el uso apropiado del condón y esperar de todos ellos que sean angelitos y que se abstengan es como meter la cabeza bajo la arena”.

La aversión del Gobierno de Uganda por los condones no es algo nuevo. Ya en 1989, un folleto oficial proclamaba: “El Gobierno no recomienda el uso de condones como forma de combatir el SIDA”. Pero la oposición del Gobierno al uso del condón disminuyó a principios y mediados de la década de los 90, cuando la Organización Mundial de la Salud, y otras Agencias internacionales le demostraron cómo los condones podían ser utilizados para ayudar a reducir el número de nuevos infectados y dieron fondos para hacer que los condones estuvieran disponibles más fácilmente.

Para apaciguar a los líderes religiosos, los mensajes de promoción de los preservativos eran sutiles hasta que el obispo Misaeri Karma, el último director de la Comisión Ugandesa para el SIDA, habló alto y claro en apoyo de su utilización.

A pesar de la oposición inicial de los grupos religiosos a la promoción de los condones, una explosión de anuncios y mensajes a favor del uso del condón en la radio y en la televisión –empleando eslóganes como “no glove, no love” (sin condón no hay amor) o “protégete a ti mismo y a tu familia”- comenzaron a causar una impresión en los ugandeses. Con la promoción de las marcas más vendidas con nombres como ‘Salvavidas’ o ‘Protector’, empezó a ser más fácil obtener condones.

El Gobierno de Uganda siempre prefirió dar la mayor parte del reconocimiento a la abstinencia y la fidelidad, por el descenso del índice de SIDA en la Nación, y persuadir a los ugandeses para que cambien sus conductas sexuales, indudablemente, ha marcado una diferencia. Según una encuesta del gobierno, por ejemplo, el porcentaje de los hombres de entre 15 y 19 años que son vírgenes aumentó de un 38 % en 1995 a un 54 % en 2004. Pero también existen pruebas de que los condones han jugado un papel importante. Un estudio de la ONU mostraba que el índice de abstinencia entre las mujeres creció de un 8 % en 1989 a un 13 % en 2000. Durante ese mismo periodo, las mujeres que declaraban la utilización del condón aumentaron mucho más, de un 20 % a un 39 %.

En algunos lugares, el uso del condón puede haber sido un factor más importante que la abstinencia o la fidelidad. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Columbia y de la de Johns Hopkins, revela que en Rakai, una provincia del sur de Uganda, el mayor factor de la reducción del SIDA en un tercio, entre 1994 y 2003 no había sido la abstinencia ni la fidelidad. En realidad, el porcentaje de hombres con múltiples parejas sexuales aumentó ligeramente durante ese periodo.

En cambio, el único aumento en métodos preventivos que los investigadores pudieron encontrar fue en el uso de condones, ya que el 50 por ciento de los hombres declararon que siempre usaban condón en sus relaciones extramatrimoniales, comparado con el 10 % que lo hacía en 1994. (otro factor, más macabro, que influyó en el descenso del índice de infectados de SIDA en Rakai es la muerte de las personas infectadas con anterioridad).

El doctor Sam Okware del Ministerio de Sanidad de Uganda cree que de hecho fue una combinación de los tres aspectos de la estrategia ABC la que ayudó al país a reducir la epidemia hasta niveles más manejables. Okware afirma que él cree que en gran parte, esto fue gracias a que el método de ABC no hace juicios de valor, sino que ofrece opciones para todos los gustos. “Incluso en el mismo individuo, por la mañana estas en modo A”, decía Okware a un entrevistador el pasado mes de junio, “por la tarde estas en modo B. Y puede que por la noche, tras unos tragos, estés en modo C, y viceversa”.

Pero en 2003 y 2004, el delicado, y a menudo inseguro, equilibrio entre las tres partes de la estrategia ABC empezó a cambiar. Los funcionarios de la administración Bush empezaron a trabajar con el Gobierno de Uganda para desarrollar un nuevo “plan de Emergencia” para combatir el SIDA, con la proclamación de haber logrado evitar 165.000 nuevas infecciones en un periodo de cinco años, según los documentos del PEPFAR.

El nuevo modo de trabajo no excluiría totalmente los condones, los Estados Unidos comprarían y llevarían a Uganda 47 millones de ellos, en 2005. Pero su uso sería promovido sólo ante una pequeño segmento de la población adulta con un alto índice de riesgo, entre los que se incluyen los marinos mercantes, camioneros, soldados, y trabajadores y comerciales del sexo junto con su clientela. (La promoción del “marketing social” incluía poner condones y literatura sobre el SIDA en bares, clubes nocturnos, paradas de camiones y farmacias, además de ofrecer consejo a través de organizaciones de divulgación).

“Erróneamente hemos dado más importancia a los condones, y esto va a cambiar”, explicó el entonces Ministro de Información de Uganda, Nsaba Buturo, “ahora se le va a dar un tratamiento de igualdad”. En su lugar, el enfoque principal del plan de Estados Unidos y Uganda se pone en la promoción de los componentes de la A, de abstinencia, y la B de sé fiel (Be faithful) de la estrategia ABC, incluyendo un ambicioso objetivo de conseguir que el mensaje de que la mejor manera de evitar el SIDA es no practicando el sexo, llegue a 9 millones de jóvenes ugandeses, en 2006. Según los documentos del PEPFAR, los Estados Unidos están financiando decenas de trabajos para promover la abstinencia juvenil, incluyendo programas de radio que dan consejos a los adolescentes, compañías de teatro que viajan interpretando funciones sobre la abstinencia y celebraciones al aire libre, destinadas a atraer a grandes aglomeraciones de gente.

Pero la parte fundamental de la campaña de abstinencia juvenil financiada por Estados Unidos es un esfuerzo enorme por enseñar la abstinencia en las escuelas. El dinero de PEPFAR se destina a imprimir manuales para los profesores y libros de texto para los estudiantes y para elaborar un plan de estudios para la clase que se refuerza con clubes anti-SIDA y asambleas escolares. En contraste con la década de los 90, cuando un documento de la política del Gobierno decía “Debe darse a los jóvenes información correcta sobre el uso de condones”, los nuevos materiales de estudiantes y profesores pretenden disuadir de utilizar el condón.

“La gente joven en los institutos no está casada, por tanto, no debería permitirse la práctica del sexo”, aconseja un libro de profesores. “El uso de los condones entre gente joven soltera, por tanto, no debería darse. La gente joven no necesita condón, lo que ellos necesitan es preparación para abstenerse de practicar sexo prematrimonial”. En lugar de información sobre el uso adecuado de condones, los estudiantes están obligados a depender de su autoestima, paciencia y habilidad para resistirse a las presiones del entorno.

Un funcionario ugandés afirmaba que la supresión de la información sobre condones no es tanto el resultado de la presión ejercida por los Estados Unidos – las regulaciones del PEPFAR especifican que el dinero americano no puede ser utilizado para promover la utilización de condones entre la gente joven como primera medida preventiva- sino más bien, por la insistencia de la escuelas privadas religiosas que son una parte importante del sistema educacional de Uganda. “Hay ciertas cosas que no se pueden decir en las escuelas basadas en la fe”, dice Aggrey Kibenge, un portavoz del Ministerio de Educación y Deportes, “cosas como los condones, no puedes hablar abiertamente sobre ellos”. Dice que las organizaciones religiosas “No querían ninguna información sobre condones en sus libros de texto”. El coordinador de PEPFAR en Uganda, Premila Bartlett, afirmaba que se supone que los profesores que ponen en práctica el plan de estudios deben dar información precisa sobre los condones si les preguntan por ello, pero no fomentar su utilización”.

Otros afirman que en la práctica, hay una presión importante para mantener los condones fuera de discusión en los centros de estudios. Una alta funcionaria del Ministerio de Sanidad asegura que hace varios años, ella visitaba frecuentemente los institutos para hablar a los estudiantes sobre la prevención del SIDA, incluida la utilización de los condones. Pero, tras el cambio de la política del Gobierno tan marcadamente hacia la promoción sólo de la abstinencia, un oficial en el Foro Nacional de la Juventud de la Primera Dama, le ordenó que dejase de hablar sobre condones durante sus visitas. Así que “Iba a las escuelas y sólo hablaba de la abstinencia y la fidelidad”, recuerda. Al terminar, “Todos los estudiantes querían saber por qué no les habían dicho nada sobre condones”

La información sobre los preservativos también está desapareciendo de otros lugares donde los jóvenes ugandeses podían aprender sobre ellos. Un ejemplo es el ‘Straight Talk’ (hablando sin rodeos), un boletín de noticias que comenzó a editarse a mediados de los años 90, como un medio de aprendizaje para la juventud sobre la estrategia del ABC. Mientras que en su día ‘Straight Talk’ se ocupaba de todas las opciones del ABC, las ediciones recientes de la publicación, cuya financiación recibe parte de los fondos del PEPFAR, ya no menciona el uso de condones. Un trabajador de la Fundación que publica ‘Straight Talk’, que pidió no ser identificado por temor a ofender a los financiadores norteamericanos de la publicación, atribuye el cambio a la “autocensura”. “A lo largo de todo el año pasado, estuvimos trabajando bajo presión”, aclara. “Todo el mundo sabía que la Primera Dama estaba defendiendo la abstinencia y la fidelidad, así que nadie quería destacar fomentando los condones”.

Algunos críticos dicen que el énfasis en la parte de la abstinencia de la ABC, por parte de los proyectos de americanos y ugandeses, es equivalente a una condena moral del uso del condón. “Parece que se sugiere que aquellos que se abstienen son los buenos”, dice el reverendo Gideon Byamugisha, un destacado activista contra el SIDA. “Los que son fieles son débiles, pero buenos a la vez, mientras que los que usan condones son los que viven en pecado”.

Pero Bartlett insiste en que no es un programa anti-condones, sino que simplemente la parte de promoción de los mismos se dirige solamente a los grupos adultos de alto riesgo, -camioneros, militares, y trabajadores del sexo. Muchos ugandeses no están de acuerdo con la nueva estrategia de “sólo abstinencia” para los jóvenes. Una encuesta llevada a cabo por el Gobierno, por ejemplo, desvela que apenas 6 de cada diez adultos se muestra de acuerdo con que los niños entre los 12 y los 14 años deban recibir educación sobre los condones. “Por lo que a mi respecta, todo el mundo en Uganda está en situación de alto riesgo, dice el funcionario de la Fundación del ‘Straight Talk’, “puedes restringir el uso del condón a las prostitutas y los camioneros, pero esas prostitutas se están acostando con hombres casados, y esos camioneros se están acostando con mujeres casadas cuando sus maridos están fuera. Un estudiante que se abstiene en enero, puede convertirse en una persona sexualmente activa en marzo. El sexo no es siempre una actividad planeada. Es mejor dar a la gente toda la información que necesitan para que ellos puedan tomar sus decisiones estando informados”.

Pero la distribución de información sobre preservativos no es el único problema. Aunque el 71 % de los hombre ugandeses jóvenes y el 49 % de la mujeres, dijeran al Gobierno en una encuesta que sabían que podían obtener condones, el coste de las marcas comerciales que hay disponibles, 27 centavos de dólar por un paquete de 3, en un país donde la mayoría de la población vive con menos de un dólar al día, a menudo es difícil para los jóvenes comprarlos en las farmacias locales. En lugar de esto, pueden verse obligados a depender de los condones que dan gratuitos en los centros de salud del Gobierno, eso contando con que los tengan a disposición del público.

A mediados 2005, Uganda experimentó una escasez de condones, después de que el Gobierno decidiese que la marca más vendida tenía mala calidad y ordenó su retirada del mercado, y entonces aplicó nuevos impuestos a la importación de condones, haciendo la sustitución más cara. El Gobierno niega que se produjese esa escasez.

Aunque la escasez terminó, la revista ‘American Prospect’ informó recientemente de que decenas de millones de condones se están pudriendo en almacenes, esperando a que el Gobierno dé su visto bueno, y así el público confiará en que son seguros. “He hablado con muchos jóvenes que han dado positivo en las pruebas del SIDA”, dice la activista contra el SIDA ugandesa, Beatrice Were, “y los centros de salud simplemente no tienen condones para darles”.

El enviado especial de la ONU para el SIDA, Stephen Lewis, ha culpado de la escasez de condones a la preferencia de los Estados Unidos por fomentar la abstinencia. “Imponer una política basada en un dogma que es fundamentalmente defectuoso está haciendo mucho daño a África”, dijo en 2005. El subdirector de coordinación de US Global Aids, Mark Dybul, en respuesta, calificó las acusaciones de Lewis de “absurdas”, y el Ministro de Sanidad en la época, Jim Muhwezi, negó que hubieses tal escasez. “Parece que hay una campaña coordinada de desprestigio hecha por los que no quieren usar ninguna alternativa simultáneamente con los condones contra el SIDA”, añade.

Mientras tanto, de vuelta a la fiesta del lago Nabugabo, la crisis de condones pone a adolescentes como Sarah en una posición cada vez más difícil. “Twngo miedo de coger el SIDA”, admite la delgada estudiante de instituto, de 17 años, vestida sólo con una simple falda y una camiseta, y que está esperando encontrar un novio. Como Francis, ella ha visto la devastación de la enfermedad. Su tía contrajo el virus, y Sarah tuvo que ayudar a cuidarla, hasta que murió.

Sarah dice que ella intentaba practicar la abstinencia, pero que se sintió presionada por el grupo de amigas, otras chicas sexualmente activas, y su novio la acusaba de no quererle lo suficiente como para tener relaciones sexuales, se dio por vencida. Dice que ella sí es fiel a su novio, pero que desde que él va a un instituto diferente en otra parte del país, no está realmente segura de que él no la esté engañando con otras. Así que Sarah ha insistido en que él utilice condón cuando tienen relaciones sexuales. Hasta el momento, al menos, él está consintiendo hacerlo.

Daniel Kalinaki

Información adicional de Patrick Kiger

Este artículo es parte de una investigación realizada durante un año por el Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación, en 2006, sobre cómo afectan las rígidas reglas y restricciones de la iniciativa del Presidente Bush para luchar contra el SIDA a países que luchan contra la pandemia.

Recogido del ‘East African Magazine’, donde apareció publicado el 14 de mayo de 2007.

[Fundación Sur]

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster