EL CUIDADO DEL MEDIO AMBIENTE EN ÁFRICA ES CUESTIÓN DE VIDA

9/06/2015 | Editorial

El día 5 de junio celebramos cada año: el Día Internacional de Medio Ambiente.
Una de las mayores “esclavitudes” modernas que estamos imponiendo sobre los pueblos africanos, es precisamente: la visión y la explotación lucrativa de la tierra, el agua, los alimentos, los bosques, los animales, los recursos naturales y minerales y todo el medio ambiente.

Los pueblos africanos Bantús y Niloticos, es decir la mayor parte del África Subsahariana, cultivan y cuidan de la tierra y de toda la naturaleza con sus abundantes recursos, de una forma más responsable y respetuosa que los pueblos occidentales, sin negar que existan abusos.

En primer lugar estos pueblos africanos viven en comunión con la naturaleza y en simbiosis con ella. Se consideran vitalmente conectados con todos los elementos naturales: montes, arboles, rocas, tierra, ríos, lagos, mar, animales, viento, lluvia, sol, luna, nubes, etc. Todos los elementos naturales también están llenos de vida y los respetan.

En segundo lugar, sorprende a los occidentales, que los africanos se sirvan de lo que necesitan para satisfacer sus necesidades básicas pero no sientan la necesidad de acumular más de lo que necesitan. Por eso, existen tierras fértiles libres, caza abundante, bosques inmensos, ríos limpios, etc. La avaricia de acaparar más y más riqueza, aunque existe, no les atenaza como a nosotros.

Lo que los occidentales llamamos a veces “tabús y superstición”, son sencillamente formas ingeniosas africanas de cuidar los árboles, ríos, flores, animales, etc. Podríamos aprender de los pueblos africanos grandes lecciones para mejor cuidar de la naturaleza.

En tercer lugar, estamos imponiendo sobre los pueblos africanos, a cambio de nuestro capital y tecnología, otra forma de usar y abusar de la naturaleza, que agota los recursos, contamina el medio ambiente y que les empobrece, al expropiarlos de sus tierras ancestrales y de sus abundantes recursos naturales y minerales.

El acaparamiento frenético de las tierras por los inversores extranjeros y locales, junto con la explotación de sus abundantes recursos, está no solamente empobreciendo a los pueblos africanos, sino privándoles de su mismo hábitat y de una vida digna.

Esta avaricia de muchos países nórdicos, gobiernos y multinacionales está privando a millones de africanos de sus tierras que son para ellos, no solo medios de producción, sino su ambiente vital, morada de sus antepasados, su lugar de encuentro con todos los seres vivos de su historia, de su presente y de los que están por llegar.

Además de desterrarlos de su ambiente vital y ancestral, y de condenarles a ser desplazados por el mundo, les estamos negando la entrada en nuestros propios países.
Sin darnos cuenta, al tratar así a los pueblos africanos, quizás estemos llegando a un grado de “deshumanización” sin precedentes, sencillamente porque disponemos de los medios técnicos y financieros.

Los pueblos africanos nos pueden ayudar a ser más humanos, a vivir en armonía con la naturaleza, a cuidar mejor del medio ambiente y a preocuparnos de verdad por el bien de los demás y por un desarrollo sostenible para todos.

Este planeta es la única casa de todos que tenemos, para esta y las futuras generaciones. Los pueblos africanos nos muestran cómo vivir en armonía con las generaciones pasadas, presentes y venideras, así como con nuestra “Madre Tierra”.

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