“El Corazón de las Tinieblas” narra la historia de un marinero llamado Marlow que un día decide ingresar en una compañía náutica que lo llevará hasta África. Allí irá descubriendo todo el exotismo del continente africano y por ende eso que el narrador llama las tinieblas, lo oscuro, lo indefinible, el “darkness”.
Marlow no tarda en oír hablar del señor Kurtz. Kurtz es un hombre respetado admirado y temido dentro de la compañía: una figura endiosada, también por los propios nativos. Poco a poco Marlow, a medida que se acerca a la estación donde se halla Mr Kurtz, se sentirá atraído cada vez más por este hombre al que todos veneran.
Y Marlow sigue acercándose a Kurtz. Mientras tanto, nos va describiendo las diferentes sensaciones que experimenta al adentrarse por estas tierras tan inhóspitas: la extraña metamorfosis de su “espíritu” enfrentado a un entorno hostil, su curiosa convivencia con los africanos y su temor a veces a ser devorado por ellos, el abuso que éstos reciben por parte de los “peregrinos” (los blancos), los paisajes tan frondosos como tétricos, la incomoda relación con la jerarquía de la compañía, las vicisitudes de la frágil embarcación en la que navega etc. hasta que llega al encuentro de Kurtz.
Y ahora voy a hablar de lo que me ha parecido el libro. Lo voy a decir rápido: me esperaba bastante más. No sé, ando un tanto confuso, puede (probablemente) que aún esté bajo el asombro que me produjo The Sound and the Fury, que puso el listón tan alto, que los libros que leo a continuación sufren “el efecto Faulkner”: nada es tan bueno como El Ruido y la Furia. Al menos por un tiempo.
He de decir sí, que he disfrutado en ciertos momentos de la novela, pero tenía mucha expectación sobre la misma ya que está considerada uno de los grandes clásicos de la literatura anglosajona en particular y de la mundial en general. Y por ello me esperaba algo más grande.
Veamos: la novela está muy bien “escrita”. Tiene un armazón muy sólido, consistente, prácticamente todo está bien encajado, se van atando cabos, se va siguiendo la senda de diferentes hilos conductores (donde el río y su metafórico comportamiento de serpiente juegan un papel fundamental), se van presentando diferentes personajes de lo más curiosos etc. un engranaje, repito, bastante consistente.
La historia también funciona porque Marlow (que diríamos que es en realidad Conrad) es un excelente narrador de historias, todo un juglar; algo así como ese clásico animador, digamos nocturno, que ocupa el centro de la mesa de una terraza de verano y no para de contar anécdotas que todos escuchan y celebran. Es decir, si uno sabe contar las cosas, puede escribir un libro como este. Conrad sabía contar las cosas.
Pero lo mejor de la novela para mí sin lugar a dudas, son las sensaciones. Las sensaciones de Marlow no sólo al experimentar la entrada en un entorno totalmente extraño, nuevo, desconocido, casi maldito, sino el día a día, la convivencia marítima. Porque está claro por otro lado, que éste es un libro “marinero”, una novela de la mar. Sensaciones. Las sensaciones al volver a Europa y su encuentro con la simplicidad y el automatismo de sus coetáneos, la sensación de extraña melancolía que le produce el regreso, la dureza de retomar la rutina, la vida “normal” etc.
En realidad Conrad se limita a contar algo que conoce a la perfección. (Faulkner aconsejaba que era mejor escribir sobre algo que alguien conociese muy bien) Su experiencia marítima era importante cuando escribió el libro (superaba los 40 años) y lo que hace es hablar sobre su “trabajo” lo mejor que sabe.
Creo también que el “truco” de la novela, lo que te hace digamos estar más pendiente, es la figura de Kurtz. Ese extraño hombre, ese misterio, al que todos temen y admiran. Así que lo que podía convertirse casi en una biografía “abierta” de Marlow, Conrad la transforma en una novela con trama: el “misterio Kurtz”.
El motor principal que utiliza Conrad para avanzar creo que se basa en primer lugar, en la probablemente importante cantidad de información que tenía desde el principio, al estar hablando de un tema que dominaba a la perfección. Probablemente dentro de su cabeza tenía ríos de anécdotas, mucha documentación, antes de ponerse a escribir la novela. Dentro de esa información, evidentemente, estaban todos los personajes curiosos que había conocido en su trayectoria marítima. Entonces, observo como la estructura se basa “sencillamente” en ordenar y enlazar los temas (hilo conductor enganchándose con otro hilo conductor), hablar de los personajes más curiosos, añadiéndole el misterio Kurtz, y el halo de “darkness”. Así es como está hecho este libro.
Un libro que tiene además una estructura de “caja china”, eso que los ingleses llaman “framed narrative” y que no es más que contar una historia dentro de otra historia: Marlow está viviendo una experiencia al narrar su viaje a África a una tripulación que espera el momento de salir a la mar en Londres, pero dentro de esa experiencia “en vivo”, está contando otra historia: el misterio Kurtz.
Volvamos a los palos. ¿Por qué no me ha gustado tanto Heart of Darkness, que además leí en inglés? Entre otras cosas porque a veces me daba la sensación de que ¡una vez más! era un libro muy informativo, sugiere también, sí, uno puede volar en el darkness, pero se cuenta, se revela muchísimo. Además, a veces, más que narrado, me daba la sensación de que al menos en ciertas partes, se trataba de un libro redactado. Muy bien redactado. Y pienso que este sabor a redacción tiene mucho que ver con el hecho de que Conrad, no fuese en realidad un inglés nativo. Joseph era un ucraniano-polaco que aprendió el inglés con 21 años y por eso, pienso, le faltó esa fluidez que tiene todo ser que habla su propia lengua. Así que curiosamente, podemos estar ante un libro que gane puntos al ser traducido, de hecho la versión española suena bien, tiene ritmo y parece que ese regusto a redacción se desvanece bastante más.
Otros aspectos que tampoco me convencieron de El corazón de las tinieblas, fue el hecho de que hay personajes que se nombran, y luego ni aparecen, no se desarrollan. Me refiero al principio, cuando se va describiendo la tripulación de la yola que permanece amarrada en Londres: un contable, un abogado etc. y luego todas estas personas no aparecen, tan sólo se sabe de ellos que algunos duermen cuando Marlow (que a veces se pone muy pesadito) está contando su historia, y otros aparentemente lo escuchan. Nada más. Incluso los personajes protagonistas, no me parecen que estén del todo logrados.
Respecto al narrador, está escrito en primera persona, pero se trata de una primera persona “invertida”, si se puede calificar así. Algo que tiene que ver con la caja china que dije antes, que en realidad es una doble caja china. Es decir, comienza a narrar un marinero, del que desconocemos su nombre y pronto nos describe a Marlow que se pone a contar “la historia”. Cuando ya por cierto, nos hemos olvidado casi del narrador, aparece mucho más adelante para decirnos que el resto de la tripulación o se ha dormido o escucha a Marlow. Uno se confunde ahí, y a veces no hay una clara distinción entre el primer narrador y Marlow.
Conrad tampoco me parece un escritor técnicamente prodigioso. Por ejemplo, sus descripciones, sobre todo la de los personajes, están demasiado cargadas desde mi punto de vista. Tan barrocas que a veces se hacen hasta borrosas. Más importante son las acciones, es sabido, y ahí es donde el lector tiene que imaginarse a sus personajes, no por medio de pesadas descripciones. Respecto a los paisajes, pienso que también hay un exceso de pomposidad, se utiliza el adjetivo común, no hay descubrimientos.
Pero todo se salva, repito por las sensaciones. Las sensaciones.
Por otro lado, y en defensa de Conrad, hay que decir que escribió el libro en 1899. Por aquella época aún la literatura de viajes no había alcanzado su madurez ni mucho menos y por tanto su libro supuso todo un acontecimiento de exotismo, un acto casi pionero. Pero claro, hoy en día no lo es tanto ni mucho menos.
Y es que ahora por otro lado, es interesante comprobar, que más de un siglo después de haberse escrito este libro no resulta para nada tan exótico como seguro que lo fue en su tiempo. Hoy en día, con canales como Viajar, “Españoles por el mundo”, National Geographic, Internet, el mundo globalizado y todo eso, África casi ni resulta exótica. Por supuesto que lo es, pero no es ni de lejos tan desconocida como lo era en 1899. Y teniendo en cuenta esa perdida de exotismo, la novela puede perder mucha fuerza actualmente.
Y hablando de hoy en día, ¿Qué es exótico hoy en día? Me pregunto ¿Qué es exótico cuando el más pintado se marcha a China, el fontanero tira para Estambul, el arquitecto toma café en Mongolia y el ejecutivo se recorre el mundo como el que va de Pinto a Valdemoro? El low-cost además, parece que en cierta forma le resta exotismo al mundo. Sí, da la sensación de que ya se ha visto mucho, de que ya casi todo está muy explorado y que urge reconstruir la palabra exotismo, buscar nuevas sendas alejadas de lo común. Nuevas rutas. Quizás lo exótico sea simplemente ir a sitios donde apenas va gente, pongamos Armenia o yo que sé, Kazajstán. “Veraneo en Kazajstán”, ¿te imaginas?
Y ah, la vida, como siempre, todo se repite. Cuando Kurtz estaba fuerte, tenía admiradores por todos lados, era temido en todas partes, se le respetaba, se le adulaba, se le seguía. Marlow era posiblemente la única persona de la compañía que no sentía esa admiración por Kurtz. Más tarde, cuando Kurtz resulta herido y luego muere, los trepas de la compañía van a por él, ocupan su trono. Paradójicamente, al final resulta que Marlow se convierte prácticamente en el único admirador de Kurtz dentro de la compañía, casi el único que lamenta profundamente la muerte de este hombre, que no hay que olvidarlo era un corrupto y un asesino.
Las sensaciones de Marlow hacia Kurtz me atrevería a decir que son ligeramente contradictorias: Marlow es un tipo honrado, sabe en el fondo que Kurtz era un ser destructivo, despreciable, pero al mismo tiempo siente admiración por él, no sólo por su carisma, sino puesto que creo que descubre que hasta el mal puede tener sus matices positivos. Que un hombre no es malo a secas, y punto. Los grises.
A modo de curiosidad, y como anécdota, mientras leía el libro, me recordaba mucho a la película Apocalipsis Now y a Martin Sheen (Marlow) yendo a buscar a Marlon Brandon (Kurtz) y cual fue mi alegría cuando wikipedia me reveló que dicha peli se había inspirado en “El corazón de las tinieblas” (entre otros libros). Algunos incluso dicen que fue la película de Coppola la que llevó El Corazón de las tinieblas a los altares de la fama eterna. Ya decía Borges que los buenos autores influyen no sólo en el futuro sino también en el pasado, y en este caso la película sirvió para rescatar (¿rescatar? ¿hacer justicia?) a esta novela.
En definitiva, “El corazón de las tinieblas”, no colmó mis expectativas, pero es una novela que resiste y bien, porque está escrito con ganas, con muchas ganas, con corazón y con honestidad.
– See more at: http://www.laspalmerasmienten.com/2013/10/la-resena-el-corazon-de-las-tinieblas.html#sthash.cuIhTjO0.dpuf
Original en : Las Palmeras Mienten