El partido en el gobierno de Suráfrica, ANC, ha visto cómo se desvanecen sus esperanzas en que el caso por corrupción contra su líder, Jacob Zuma, se cerrase.
Un juez que desestimó los cargos contra el líder del Congreso Nacional Africano el mes pasado, concedió a los fiscales licencia para apelar la sentencia el pasado día 22 de octubre.
El juez Chris Nicholson, que había rechazado los cargos, entro los cuales se incluye el de sobornos y fraude por razones de “interferencias políticas de alto nivel” en el caso, ha dicho que las complejidades mencionadas entonces eran motivos de apelación.
La desestimación de los cargos parecía haber dejado el camino despejado para la presidencia a Zuma, en las elecciones que se celebrarán el próximo año. Pero Nicholson ha dicho al Tribunal Supremo de Durban que no tenía dificultad en conceder la licencia porque “creo que existen posibilidades razonables para que la apelación tenga éxito”.
Cargos rechazados
Aunque reabrir el caso podría reforzar un nuevo partido formado por miembros escindidos del ANC, leales a Thabo Mbeki, el antiguo presidente, que dicen que el manejo de todo este asunto que ha hecho el ANC ha minado el estado de derecho, no parece probable que vaya a dificultar las ambiciones políticas de Zuma, ya que el veredicto tardará meses en salir.
“No hay forma de que este caso impida que Zuma se convierta en presidente”, aseguró un miembro del Centro para Estudios Políticos, “es demasiado pronto para decir si el argumento del partido de secesión, sobre el estado de derecho calará en la mayoría de los votantes, presiento que no lo hará”, sentencia.
Zuma, que ha negado todos los cargos, dijo previamente que sólo abandonaría su cargo como dirigente del ANC, si se demostraba que era culpable. Los leales a Zuma aseguran que es víctima de una caza de brujas política, emprendida por Mbeki.
Agitación política
Una batalla política entre el antiguo presidente y Zuma ha dividido profundamente el ANC, la fuerza dominante en la política de Suráfrica desde el final del dominio blanco en 1994.
La sentencia de Nicholson emitida en septiembre, dio lugar a la mayor agitación política que se ha producido en Suráfrica desde el final del apartheid.
En ANC obligó a Mbeki a dimitir poco después y un grupo de disidentes leales al ex presidente anunciaron que formarían un partido por separado.
Los inversores temen que si Zuma gana el año que viene, podría ceder a la presión de sus aliados de la izquierda para alejar la mayor economía de África de las políticas a favor de los negocios y las empresas que ha impulsado la administración Mbeki.
Zuma fue vicepresidente de Suráfrica durante seis años, antes de ser obligado a dimitir, en 2005, por Mbeki, tras verse implicado en un juicio por corrupción en el que se condenó a su antiguo consejero de finanzas, por fraude y corrupción.
También fue absuelto de las acusaciones de violación, en un juicio celebrado en 2006.
(Aljazeera, 23-10-08)