La sequía continúa con sus efectos devastadores en Kenia, que desde el 2020 enfrenta una crisis alimentaria como efecto del cambio climático. En lugares como Ilparaua, una aldea del condado de Kadiado, más de 200 familias han podido acceder a la ayuda humanitaria por parte de la ONG Dada Digital Initiative en forma de maíz, aceite de cocina y arroz para mitigar el hambre. En declaraciones para Kenya News, el director de Dada Digital, Boniface Gor, señaló el agudo alcance de la crisis, relatando cómo muchas familias se han visto obligadas a no mandar a sus hijos e hijas a la escuela al no poder alimentarlos ni hacer frente a las tasas escolares.
La crisis alimentaria supone a la vez una crisis económica ya que, según Gor, la falta de lluvia ha llevado a la pérdida de miles de cabezas de ganado, cuya cría y venta constituye la principal fuente de ingresos de muchos hogares. Relacionando el impacto global del cambio climático con los problemas de Kenia, el director de Dada Digital instó a los residentes a llevar a cabo medidas de mitigación como la plantación de árboles y el uso de energía limpia para cocinar, dejando atrás la dependencia excesiva de la leña, un recurso finito clave en la retención hídrica del suelo.
Según un informe de la Red Humanitaria ASAL (AHN), la sequía actual (2020-2022), supone la más severa jamás registrada, afectando críticamente a los condados situados en zonas áridas y semiáridas. A fecha de hoy, más de 4,5 millones de personas en Kenia se enfrentan a una situación de inseguridad alimentaria aguda, con alrededor de 2,7 millones de personas en la fase de crisis y 785.000 personas en estado de emergencia, según datos de ASAL. A nivel de ganado, las estimaciones apuntan a 2,5 millones de cabezas muertas en los condados afectados por la sequía debido a la falta de vegetación y agua.
Rop Janet
Fuente: Kenya News
[Traducción y edición, Jorge Moral Vidal]
[CIDAF-UCM]
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