Nuestra política es un esperpento digno del ilustrísimo Valle-Inclán y en cuestiones de índole africana la situación no mejora. Aunque lo cierto es que para vivir de espaldas a Africa, sí que tenemos un número razonable de representaciones diplomáticas. Cuestión bien distinta es el compromiso real de nuestra agenda de exteriores. No tenemos peso específico en el continente y recurrimos a que Francia nos solucione las papeletas. Algo incompresible amparándonos en nuestra geografía. Aún con el recuredo surrealista de la señora de la Vega brincando y hablando de solidaridad [vestida de Gucci] en Burkina Faso, imagino que antes de ir, pensaba que el nombre correspondía al de una diseñadora, tenemos ahora que aguantar las giras del infausto ZP. El padre “intelectual” de la Alianza de Civilizaciones también tiene sus “joyas” africanas – yo lo nombraba embajador para el Estado Islámico y así puede comprobar eso de la pluralidad desde el interior de la jaula -. Con sus ínfulas de hombre de estado…el spanish JFK osó compararse con Nelson Mandela. Sin comentarios. No olvidemos su pose con Mohammed VI junto a un mapa en el que Marruecos incluía a Canarias y Al Ándalus. Esperpento. Y la última de este imprudente, amigo de las causas justas, pero siempre pasando por caja, ha sido en Dakhla. ¡Antigua Villa Cisneros ZP ¡ Allí, Rabat busca mostrar, de cara a la comunidad internacional y la Union Africana, el rostro más conciliador de un país que no es tan cordial. España sufre las pataletas marroquíes y nos pasamos la vida postrados ante el moro. Ceuta y Melilla, inmigración y pesca, sólo son algunos ejemplos de nuestra debilidad bilateral. Confundimos diplomacia con servilismo. Y del Sahara mejor ni hablemos. Cuestión en la que ZP tiene un maestro en Felipe González y sus voces a favor de la causa saharaui. Después, ya con baldosa de Moncloa, olvidadas. Y allí, en Villa Cisneros, estaba José Luis; pues también [allí] estaba el manoseado y prostituido binomio pluralidad-respeto que tanto le pone. ¿Recuerdan su cita con Gaddafi? De cualquier manera, el bochorno es del que le invita. Y es que sólo le faltó llevar a Moratinos el llantinas; amigo de inclinarse ante el sultán alauí.
CENTRO DE ESTUDIOS AFRICANOS DE LA ULL.