Esta es la tercera tragedia aérea en siete meses en Egipto. Incluso siendo los motivos aún desconocidos, el accidente del vuelo MS804 de Egypt Air es un nuevo golpe para una economía ya devastada por los ataques yihadistas que han atemorizado a los turistas.
El Ministro de Aviación Civil, la prensa egipcia casi unánime y los expertos se están decantando por la tesis de un atentado para explicar la repentina desaparición de los radares sin ningún mensaje de socorro del Airbus A320 que transportaba 66 personas, de ellas 30 egipcios y 15 franceses.
El 31 de octubre, el grupo Estado Islámico (EI) se atribuyó la responsabilidad del ataque con bomba contra un avión ruso que se estrelló en la península del Sinaí, sin dejar supervivientes entre las 224 personas que viajaban a bordo.
Un fallo técnico sigue siendo posible, para explicar la caída del vuelo París-El Cairo.
Sean cuales sean las razones, para los expertos económicos, el nuevo drama puede tener consecuencias desastrosas para Egipto, que está tratando desesperadamente de atraer turistas e inversores extranjeros, asustados por la violencia yihadista y el caos político que siguió al levantamiento de la primavera egipcia a principios de 2011.
Los militares depusieron en julio de 2013, al presidente islamista, democráticamente elegido, Mohamed Morsi, pero la sangrienta represión de sus seguidores y toda la oposición que vino a continuación, bajo el régimen del nuevo presidente Abdel Fattah al- Sissi, ex jefe del ejército, no ha ayudado a tranquilizar a los turistas e inversores extranjeros.
«Egipto vuelve de nuevo a las primeras páginas de la prensa internacional con un accidente que involucra a su aerolínea: no hay duda, de que esto es muy negativo», declaró Amr Adly, economista del Centro Carnegie para el Oriente Medio. «Esto va a prolongar un poco más la crisis en el sector turístico».
En marzo, EgyptAir ya tuvo que enfrentarse a una toma de rehenes a bordo de uno de sus aviones, desviado a Chipre por un secuestrador «psicológicamente inestable». Los 55 pasajeros fueron liberados ilesos por el hombre que se había rendido.
‘Descrédito’ del Presidente
Las fuerzas de seguridad también tienen parte de culpa en la fuga de turistas: en septiembre de 2015, el ejército egipcio mató a ocho turistas mexicanos bombardeando «por error» el convoy de sus coches en el desierto occidental, mientras perseguía a yihadistas.
«Todo esto sólo refuerza el sentimiento negativo en el sector del turismo en Egipto», explicó Hany Farahat, economista del banco de inversión egipcia CI Capital. «Está claro que esto va a retrasar la reanudación de los ingresos por turismo para el 2016», agregó.
Con 5,4 mil millones de €, los ingresos de este sector clave cayeron un 15% respecto al año anterior, según las estadísticas oficiales. Y las reservas de divisas del banco central se han reducido de 32 mil millones de € a finales de 2010 hasta 17mil millones en la actualidad.
«Los acontecimientos recientes frenarán las previsiones del gobierno, de alcanzar los 20 millones de visitantes extranjeros en 2020», predice la firma internacional Euromonitor.
Y esta sucesión de tragedias podría empañar la popularidad de la que goza el Presidente Abdel Fattah al-Sissi, considerado durante mucho tiempo como un «salvador», pero enfrentado en las últimas semanas a un desafío sin precedentes ya que los precios de los productos básicos se disparan, una inflación alimentada por una fuerte devaluación de la libra egipcia.
«Este drama del Airbus podría ayudar a desacreditar la legitimidad del régimen del presidente Sissi, porque él se había comprometido a luchar contra el terrorismo y restablecer la seguridad», declaró Mustapha Kamel al-Sayyid, un profesor de ciencias políticas en Universidad de El Cairo. «El terrorismo sigue afectando a la economía egipcia y poniendo en peligro los ingresos de las personas».
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