Delegaciones de Egipto, Etiopía y Sudán revisarán en julio próximo el arbitraje de dos firmas internacionales sobre el impacto económico y ecológico de la presa del Renacimiento, anunció hoy una fuente gubernamental.
La construcción de la represa es causa de discordia entre El Cairo, que teme la disminución del flujo del río Nilo, y Addis Abeba, que ofrece garantías de que no habrá consecuencias negativas.
El 22 de junio recibiremos los informes de las empresas francesa y holandesa encargadas de hacer la evaluación de manera que las delegaciones tengan tiempo de estudiarlos, anunció el ministro de Irrigación egipcio, Hossam Mugazi.
Estamos optimistas por los resultados de ese encuentro cuya agenda está basada en el examen de las conclusiones de ambas firmas, contratadas de común acuerdo entre las partes, agregó el funcionario.
La represa, núcleo de un proyecto hidroeléctrico con el cual Etiopía se propone producir suficiente energía para su consumo interno y para exportar, debe ser terminada en 2017 a un costo superior a los cuatro mil millones de dólares.
El Nilo es la principal y casi única fuente de abastecimiento de agua potable de Egipto, que reivindica una cuota anual de cinco mil millones de metros cúbicos, fijada en un acuerdo previo que Etiopía denunció por haber sido rubricado durante la época de la dominación colonial.
Cuando Etiopía comenzó el llenado del vaso de prensa en mayo del año pasado sectores egipcios pidieron que el Gobierno amenazara con un ataque militar para preservar los derechos adquiridos.
Tras su llegada a la Presidencia en junio de 2014 el actual mandatario egipcio, Abdel Fattah El Sisi, ha puesto énfasis en la solución pacífica del diferendo y en marzo pasado viajó a Etiopía para hablar ante el parlamento del país del Cuerno de África sobre los nexos bilaterales.