16/11/2012
por H.A. Hallyer para Common Ground
El jefe de la Organización de Cooperación Islámica evoca la religión y la política en Egipto
Cuando Ekmeleddin Ihsanoglu, Secretario general de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), llegó a El Cairo, hace unos días, aproveché la ocasión para conocer su opinión sobre la situación actual de Egipto. Quería sobre todo tener su opinión sobre ciertos miedos y ciertos problemas a los que el país y su gente están haciendo frente: vuelta a la autocracia; las relaciones con la comunidad cristiana copta, la minoría religiosa más densa en Egipto; y el papel de la religión en el gobierno. Come representante del mayor grupo intergubernamental de los países mayoritariamente musulmanes, su voz tiene un peso diplomático importante, incluso si la OCI se apoya sobre un poder de poco alcance.
Ekmeleddin Ihsanoglu es un diplomático y un intelectual turco, nacido y educado en El Cairo. Es un puro producto de Egipto. De vuelta a El Cairo después de las revueltas del 25 de enero 2011 que terminaron con el régimen de Mubarak, se ha abierto a mí con optimismo, razonablemente consciente de las apuestas a las que Egipto está expuesto.
En su opinión, Egipto está todavía en un período de transición. Sale de “un régimen autocratico y aspira llegar a la regla democrática”. De todas formas, durante su estancia, Ihsanoglu ha dejado claro que confiaba en Egipto cuyo pueblo “no aceptaría jamás la vuelta a la autocracia” bajo cualquiera de las formas o de cualquier partido político que sea – mensaje dirigido a los hombres políticos egipcios de hoy y de mañana.
Más allá de una eventual vuelta a la autocracia, dos de los mayores miedos están ligados a la religión, que son: la situación de la más importante minoría religiosa de Egipto, los cristianos coptos y una política que buscaría a sentar su identidad sobre el plano religioso. Ihsanoglu se ha mostrado muy consciente del origen histórico de estos problemas. Sin embargo ha adoptado una visión hacia un largo plazo para llegar a soluciones.
Para él, el lugar de los cristianos coptos en Egipto es incontestable. Ha evocado una situación histórica de « modus vivendi » – aceptando los desacuerdos que existen – entre musulmanes y coptos . Reconociendo que en los últimos días del antiguo régimen, los coptos han tenido que afrontar « importantes problemas ». Ekmeleddin Ihsanoglu ha considerado el precedente Papa, Chenuda, como “un hombre sabio, inteligente y un verdadero patriota “. Para Ihsanoglu, los coptos de Egipto son Egipcios, que hacen parte integrante del mundo árabe y que deberían ser tratados como tal y no como elementos extranjeros.
Sin embargo, la opinión más interesante, que el Secretario general emitió, fue sobre la política de identidades vista desde la religión y la laicidad en Egipto y en el mundo árabe. Expresándose a título personal y como universitario – no como representante de la OCI – ha declarado que esperaba ver a los musulmanes establecer límites para que « la política no domine sobre la religión ni la religión sobre la política”.
Explica que este esfuerzo debería tener por fundamento el « respeto mutuo y la no-ingerencia recíproca » entre el islam como religión y el orden político egipcio. Al mismo tiempo, “es normal para los musulmanes que el islam tenga un impacto sobre la política y la cosa pública ». No ha precisado el alcance de este impacto.
Sin embargo, ha indicado claramente que las instituciones religiosas egipcias, como en otros lugares, prosperarían mejor en un cuadro de « laicidad de estilo anglo-sajón” – una especie de laicidad donde “las instituciones religiosas beneficiarían de una autonomía y de una relación de cooperación con las esfera pública, en lugar de dominarla o de ser dominada por ella”. Ésto parece marcar una tendencia sutil que no es comparable ni con el modelo laico francés, que excluye la religión de la esfera pública, ni con una preferencia
que rechazara la admisión de la existencia misma de la laicidad como modelo susceptible de ser adoptado por los musulmanes.
No es muy corriente que intelectuales musulmanes, un universitario o una personalidad política de renombre se abra así. Y todavía es más raro que una sola y misma persona reúna estas tres cualidades. Esperemos que los musulmanes egipcios tomen en consideración su opinión en lo que toca a las minorías y las relaciones entre la religión y el Estado. Estas cuestiones siguen siendo importantes para Egipto, la región árabe y el mundo musulmán en su conjunto.
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