Estados Unidos ha revocado su visa de no inmigrante al el escritor nigeriano Wole Soyinka, premio Nobel de literatura de 1986. Estados Unidos no ha aportado ningún tipo de explicación pública, por lo que diversas fuentes se plantean que haya estado motivada por razones políticas.
La eliminación del documento de entrada al país fue notificada al prestigioso escritor por el Consulado General de los EE. UU. en Lagos. En dicho comunicado electrónico, enviado el 23 de octubre, le informaban que para programar una cita con el fin de la «cancelación física» de la visa debía enviar un correo electrónico. Soyinka rechazó acudir a su primera citación por ser el 11 de septiembre, declarando que es un hombre muy supersticioso. Según la carta que le ha sido entregada, está decisión se respalda en el reglamento del Departamento de Estado, que autoriza a cualquier funcionario a “revocar una visa de no inmigrante en cualquier momento, a su discreción”. Soyinka admite su confusión, pues no cuenta ni con antecedentes ni con ningún otro tipo de irregularidad en su historial que pudiese justificar la sanción.
Al mismo tiempo, se ha tomado esta noticia con cierta ironía y la ha aprovechado para hacer una crítica de la realidad política actual. Respondiendo con su habitual sinceridad y pensamiento crítico, ha declarado estar «muy satisfecho con la revocación de su visa” debido a la creciente tensión política en el mundo, que se inquieta cada vez más ante el pensamiento crítico. No obstante, en una rueda de prensa, Soyinka ha aclarado que no tiene nada en contra de los ciudadanos de aquel país, que incluso comparte vínculos emocionales con muchos de ellos. Sin embargo, a sus 91 años de edad, está convencido de que no se esforzará voluntariamente en recuperar su visa, si vuelve al país será por ser invitado. Quiso también explicar a todos sus seguidores estadounidenses que no perdiesen su tiempo esperándolo en eventos porque tiene prohibida la entrada, “si quieren verme, ya saben dónde encontrarme”, concluyó.
Soyinka siempre ha sido crítico con Donald Trump. En 2016 ya destruyó su tarjeta de residencia permanente en EE. UU. como protesta ante la elección de Donald Trump, y desde entonces ha continuado expresando su desagrado hacia la política del mandatario. El escritor ha asegurado que seguirá manifestándose y luchando contra el racismo y contra políticas de dirigentes represivos como Trump.
Fuente: The Guardian
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