A Eduardo Lostal (Santander, 1959) el viaje le ha convertido en fotógrafo y escritor. Siempre en busca de formas de vida ancladas en el pasado. Suele decir que: “Las distancias que recorre no sólo se miden en kilómetros, sino también en siglos”. Sus fotografías de etnias y culturas remotas han sido mostradas en exposiciones y reportajes. “Oí silbar a las acacias” es su primera novela. La historia se desarrolla en el valle del Omo en Etiopia. Traslada al lector al África más tribal y enraizada.
Eduardo Lostal se alimenta del viaje como fotógrafo y escritor. Su primera visita al continente africano fue en 1990 cuando estuvo en Kenia y Tanzania. Asegura que fue un flechazo a primera vista y África es su gran amor.
Le apasionan las culturas que nos traslada a nuestros orígenes, su interés por la realidad por los pueblos tribales le ha llevado de manera constante a una zona geográfica que abarca el sur del Sudán, el sur de Etiopia y el norte de Kenia y Uganda.
Llego a Etiopia en 2006 y ha repetido en dos ocasiones más. Fue al valle del Omo en donde contacto con los surma cuyas mujeres se ponen platos en los labios. Presencio la ceremonia del donga en donde los guerreros se baten con palos. Estuvo con los hamer cuyas mujeres se embadurnan con una mezcla de barro y mantequilla. Aquí conoció a Chaltu una mujer que le relato su historia de rebeldía pues se negó a casarse con un anciano.
En base a esta experiencia en el valle del Omo se ha inspirado para crear “Oí silbar a las acacias”. Los tres personajes principales son Kibu, un muchacho surma; Chaltu una mujer hamer que se rebela a las tradiciones discriminatorias contra su género; y Mario Ferrándiz, un periodista español que viaja a la zona para realizar un reportaje sobre médicos que desarrollan su labor en regiones remotas. Alrededor de la trama hay otros muchos personajes secundarios. Casi todos ellos son ficticios a excepción de Chaltu y un poco de Mario, en el que hay mucho del autor.
Toca el tema de la sanidad, las patentes farmacéuticas, el furtivismo, algunas tradiciones y su crueldad con las mujeres.
“Oí silbar a las acacias” edita Montañas de papel.
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Original en : El Blog de Roge