El que firma esta poco pretenciosa columna no sabe nada de virología, ni de medicina y mucho menos de procedimientos bio-sanitarios. Tampoco creo ser instruido por el arretranco de la Mariló o el charlatán del Revilla en lo referente al uso de los trajes NBQ. Razones de peso por las que no opinaré. De lo que si intento [medio] ilustrarme, escuchando, hablando, leyendo y viajando, es de lo que en Africa sucede. Miren, el espectáculo mediático que nuestra lamentable clase política, redil de amorales que carecen de sentido de estado y sólo ven rédito electoralista, de la mano de las telebasuras y su corral de contertulios semianalfabetos que de nada saben, es lo que tristemente nos empieza a definir como país y sociedad. Mientras la mierda mediática nos llega a la nuez, ¿cómo es posible que hasta la fecha, el ejecutivo no ha tenido la cabal ocurrencia de consultar a la sociedad española de virología? o, aún peor, al recordar que hace un año, Senegal, sí Senegal, se ofreció a sufragar con 325.000 € el Instituto Canario de Enfermedades Tropicales pues algún descerebrado en Madrid no lo creyó necesario. Sin comentarios.
Francia, ese país serio al que ni a los tobillos le llegamos, bien comprende la necesidad de tener centros de investigación como el Pasteur en Dakar. Esa es la primera defensa de una sociedad contra casos como el Ébola: información, investigación y personal muy preparado. España quiere vestir de Armani pero calza alpargatas de La Mancha. España tiene grandes científicos; lo que falta es inversión; se van fuera. Este es un país desquiciado cuya banda sonora es el griterío y el y tu más. Somos El Jardín de las Delicias de El Bosco y el Duelo a Garrotazos de Goya. Y ahora el pobre Excalibur, que en paz descanse el animal. ¿Era el perro un valor científico [asumible] o no en términos de salud pública?; pues no son pocas las voces autorizadas que en su sacrificio vieron una sobreactuación. No lo sé, pero tampoco creo que el can fuera a ser La Cosa campando a sus anchas por La Castellana; aunque esto es España y seguramente se habría escapado. Sólo ahora nos preocupamos por el ébola; cuando nos ha salpicado. Sus perdones por la rajada.