Dos Santos: 30 años en el poder de Angola y cada día más fuerte

22/09/2009 | Crónicas y reportajes

Jose Eduardo Dos Santos celebra los 30 años en el poder de Angola. Ha presidido desde que ganó una larga guerra civil y no da señales de abandonar.

Es el segundo líder más veterano de África, de 67 años de edad, después de Muammar Gadafi, de Libia, después de la muerte de Omar Bongo de Gabón.

Pero al contrario que el extravagante coronel Gadafi, el presidente Dos Santos huye de la atención pública, siendo muy pocas sus apariciones públicas, y se niega a conceder entrevistas a los medios internacionales.

Cuando viaja fuera de su vasto palacio presidencial en la capital, Luanda, lo hace rodeado de una masa de soldados fuertemente armados, y las carreteras son cortadas antes para dejarle el paso libre.

Como Jefe de las fuerzas armadas, y de la policía, y a través de la presidencia del gabinete de ministros del gobierno, y del nombramiento de los jueces supremos, él mantiene un firme control de todos los aspectos del poder en su país, y muchos de los medios de comunicación del país, también están bajo control del estado.

En el número de julio de 2009 de “Review of African Political Economy”, Alex Vines, director regional de Estudio de Seguridad del grupo de expertos de Londres, Chatman House, describe al líder de Angola como “un consumado y astuto negociador económico y político con un instinto para la supervivencia política”.

Añade: “Contra todo pronóstico, ha permanecido en el poder desde 1979, superando el reto de la guerra, las elecciones y al mismo tiempo mostrando un altamente refinado arte político”.

El presidente Dos Santos ha sido reconocido por sus intentos de negociaciones con el grupo ex rebelde UNITA, a lo largo de todos los años de conflicto, y en particular la rapidez con la que se firmo el protocolo de Luena, que terminó con la guerra, tras la muerte del líder de la UNITA Jonas Savimbi, en 2002.

Pero Angola todavía sufre las heridas de su larga guerra civil.

Y mientras la duración del gobierno del presidente Dos Santos puede ser cuestionado por la oposición y los grupos de derechos humanos, que dicen que está retrasando las elecciones para prolongar su mandato, para los inversores extranjeros, cansados de la agitación en lugares como Nigeria, sus tres décadas de poder es una atractiva señal de estabilidad.

Esta continuidad ha sido considerada responsable del impresionante boom económico de Angola después de la guerra, del el crecimiento anual de su Producto Interior Bruto y de los miles de millones de dólares de inversión extranjera que ayudan a reconstruir el país después de tantos años de guerra civil.

Entre los propios angoleños, el presidente también parece ser muy popular, con su MPLA obteniendo la victoria en las elecciones parlamentarias de 2008, las primeras que se celebraban en 16 años, con más del 81 % de los escaños.

Extraño viaje al exterior

A principios de este mes Dos Santos hizo un viaje extraño, salió de Luanda para ir a la ciudad costera de Benguela, para inaugurar un nuevo puente y visitar uno de los nuevos estadios de fútbol, que serán utilizados en el Copa de Naciones de África, que albergará Angola en enero próximo.

Miles de angoleños salieron a los bordes de la calle, agitando banderas y dándole vítores.

Mucha gente de la calle es ambivalente con respecto a la cantidad de tiempo que su presidente ha estado en el poder.

El estudiante de historia, Machado Mendes, de 26 años, dice: “Es una situación muy complicada. Angola pasó en guerra muchos años, durante los cuales era imposible tener una democracia normal”.

Isabel Marcelino, de 30 años, una enfermera, añade: “Creo que ha sido mejor para nuestro país que él esté en el poder todo este tiempo, porque si tuviéramos un nuevo presidente, no sabría cómo organizar el país”.

“Alguna gente cree que el presidente no está haciendo nada, pero eso no es verdad, cada día que pasa nuestro país es un poco mejor”.

Críticas públicas

Durante las recientes celebraciones por el 67 cumpleaños del presidente, los medios de comunicación del estado, estaban llenos de dedicatorias y elogios al presidente, de políticos, jefes del ejército y miembros del MPLA, de Angola y del Exterior, y hubo fiestas y seminarios dedicados a estudiar sus estrategias y visiones.

Muy pocos critican en público al presidente o al gobierno, y los periodistas independientes que expresan su opinión se arriesgan a ser juzgados por cargos criminales.

Sin embargo, existe un creciente descontento en los círculos académicos y de la oposición, por las supuestas apropiaciones de riqueza por parte de la familia del presidente y su círculo más cercano. Algunos han comparado su presidencia a una “dinastía”.

“Lo que estamos viendo hoy en Angola es una pequeña minoría de gente que cada vez es más rica, mientras que la mayoría de la gente cada vez es más pobre, y más pobre, y más pobre”, cuenta el portavoz de MPLA, el partido de la oposición, Alcides Sakala.

Ciertamente, mientras que Angola ha disfrutado de un rápido crecimiento económico y junto con Nigeria es el mayor productor de petróleo de África, dos tercios de la población del país todavía vive en la pobreza y uno de cada seis niños muere antes de su quinto cumpleaños.

Los servicios de educación y sanidad siguen siendo débiles y más de la mitad de la población no tiene acceso a la sanidad.

El presidente Dos Santos ha reconocido públicamente estos problemas, pero la línea del partido es que no puede darse un cambio de la noche a la mañana y que sólo llegará a través de inversiones estratégicas a largo plazo, para crear puestos de trabajo y reconstruir las infraestructuras destruidas durante la guerra.

Más de un tercio del presupuesto de este año, de 33.300 millones de dólares se gastará en las áreas sociales como sanidad y educación, y existe una promesa de construir un millón de viviendas para 2012.

Amante de la música y el fútbol, el presidente está casado con Ana Paula Dos Santos, que es 18 años más joven que él, y tiene varios hijos, algunos de los cuales tienen importantes intereses empresariales en Angola y en Portugal, el antiguo poder colonial.

Daily Nation

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