Donald Trump ¿Y África?, por Ramón Echeverría

13/11/2024 | Bitácora africana, Crónicas y reportajes

«Si gana Kamala Harris, la situación será mala. Y si Donald Trump, aún peor«. Esa fue la respuesta de un negro estadounidense, afincado ahora en Ghana, a un periodista de Le Monde. «La gente que corea ‘Make America great again’ quiere volver a una época en la que solo un grupo de personas controlaba el país» (Le Monde 5 de noviembre 2024). Al día siguiente, el presidente de Ghana, Nana Addo Dankwa Akufo-Addo, felicitó a Donald Trump por su elección, y reafirmó el compromiso de Ghana con el fortalecimiento de los lazos bilaterales. Y con Akufo-Addo, los demás presidentes africanos. «El mundo necesita más líderes que hablen en nombre del pueblo«, decía la felicitación del presidente de Zimbabue, Emmerson Mnangawa. Félix Tshisekedi, presidente de la República Democrática del Congo (RDC), cuya controvertida victoria en el primer mandato fue aprobada por la primera administración Trump, felicitó a Trump «en nombre del pueblo congoleño, por su gran victoria«, y dijo que estaba listo para trabajar juntos. El presidente de Kenia, William Ruto, quien recientemente realizó una visita de Estado a Estados Unidos por invitación del presidente Joe Biden, elogió lo que llamó el «liderazgo visionario, audaz e innovador» de Trump. La oficina del presidente nigeriano, Bola Tinubu, publicó su felicitación en “X”, asegurando que el regreso de Trump a la Casa Blanca «marcaría el comienzo de una era de asociaciones económicas y de desarrollo serias, beneficiosas y recíprocas entre África y Estados Unidos«. Especial relevancia para Sudáfrica, aunque no es seguro que lo sea para Donald Trump, ha sido la felicitación de Cyril Ramaphosa. En la Cumbre de Líderes del G20 que tendrá lugar en la ciudad brasileña de Río de Janeiro los próximos 18 y de 19 de noviembre, Brasil pasará el testigo a Sudáfrica, ––primera vez en la historia que el continente africano recibirá al G20––, y en 2025 será Sudáfrica la que pase la presidencia a los Estados Unidos de Donald Trump (aunque China se mostró reticente al respecto en la reunión de Nueva Deli en 2023). “Espero continuar la asociación estrecha y mutuamente beneficiosa entre nuestras dos naciones en todos los dominios de nuestra cooperación”, indicó el presidente sudafricano en un comunicado.

Los aliados de América se preparan para una política hecha de riesgos, acuerdos y traiciones. De Ucrania a Israel, a empujones por halagar e influir en Donald Trump”, explicaba The Economist el pasado 7 de noviembre. Y es que, aunque las declaraciones políticas de Trump son clarísimas, ––America First! ––, sus decisiones concretas pueden ser imprevisibles. ¿Cómo valorar entonces esas declaraciones presidenciales que emanan de África? ¿Cortesía diplomática… interesada? Trump inspira opiniones encontradas en el continente, habiendo irritado a algunos al llamar a los países africanos con un nombre despectivo en su primer mandato, y siendo visto positivamente por otros como una especie de líder «hombre fuerte». “Los líderes africanos que tienen un interés personal en que la administración Trump ganase el poder se han apresurado a felicitarlo, mientras que los campeones de los derechos humanos se han mantenido más callados«, se leía en The Africa Report del 6 de noviembre. Hablando el pasado miércoles en un evento de prensa en Johannesburgo, Wavel Ramkalawan, presidente de Seychelles, nación insular del Océano Índico particularmente amenazada por el cambio climático y el aumento del nivel del mar, dijo: «Estoy esperando a ver qué nuevas políticas se promulgarán, dado que cuando fue elegido [la primera vez en 2016] Estados Unidos abandonó el Acuerdo de París«[al que se reincorporó bajo la presidencia de Biden].

Y no son sólo climáticas las preocupaciones generadas en el continente africano por la victoria de Trump. La moneda sudafricana, el rand, cayó un 3% tras confirmarse el triunfo de Donald Trump. Y el mismo 6 de noviembre el Business Day (Sudáfrica) publicó una columna de opinión titulada «El regreso de Trump anuncia un enfoque más duro de Estados Unidos hacia África«. Escribiendo el 6 de noviembre desde Washington para el Business Day Africa (Nairobi), Gerald Andae afirmaba: “Una posible victoria del expresidente estadounidense Donald Trump en estas elecciones podría dejar a los países africanos en un momento crítico, ya que la Ley de Crecimiento y Oportunidades para África (AGOA) expirará el próximo año”. Andae recordaba cómo durante su mandato, Trump había hecho hincapié en la «reciprocidad» comercial que obligaba a los países africanos a abrir sus mercados a más productos estadounidenses a cambio de los continuos beneficios de la AGOA, una medida que podría inundar el continente con productos estadounidenses baratos. Y cómo en julio de 2018, la administración de Trump había suspendido la elegibilidad de Ruanda para exportar ropa libre de impuestos a Estados Unidos en virtud de la AGOA, después de que Ruanda impusiera una prohibición a las importaciones de ropa de segunda mano.

En artículo del 6 de noviembre para la BBC, “Trade, aid, security: What does Trump’s win mean for Africa?” (Comercio, ayuda, seguridad: ¿qué significa la victoria de Trump para África?), Wedaeli Chibelushi mencionaba las numerosas preguntas que podemos hacernos tras la elección de Trump. Por citar algunas. Bajo el mandato de Biden, Estados Unidos invirtió en África más de 22.000 millones de dólares. ¿Qué sucederá con Trump? El primer Trump quiso disminuir la ayuda exterior, pero se topó con la oposición bipartidista del Congreso. ¿Qué sucederá ahora con las nuevas mayorías? ¿Suprimirá Pepfar, una iniciativa estadounidense de larga data que ha invertido enormes sumas de dinero en la lucha contra el VIH en África? En 2023 58.000 africanos entraron en Estados Unidos por la frontera mejicana. Y la agencia de noticias Taifa Leo (Kenia) se hace eco de las preocupaciones de los 160.000 keniatas que temen ser deportados. En realidad, la preocupación que engloba a todas las demás es que para Donal Trump África no cuente en absoluto. Entrevistado por VOA, Steven Gruzd, analista político del Instituto Sudafricano de Asuntos Internacionales, señaló que Trump no había prestado mucha atención a África en su primer mandato y que no esperaba que eso cambiara. De hecho, leyendo el artículo de la BBC sobre los “empujones por halagar e influir en Donald Trump”, ni siquiera se menciona a África.

Ramón Echeverría

CIDAF-UCM

Autor

  • Investigador del CIDAF-UCM. A José Ramón siempre le han atraído el mestizaje, la alteridad, la periferia, la lejanía… Un poco las tiene en la sangre. Nacido en Pamplona en 1942, su madre era montañesa de Ochagavía. Su padre en cambio, aunque proveniente de Adiós, nació en Chillán, en Chile, donde el abuelo, emigrante, se había casado con una chica hija de irlandés y de india mapuche. A los cuatro años ingresó en el colegio de los Escolapios de Pamplona. Al terminar el bachiller entró en el seminario diocesano donde cursó filosofía, en una época en la que allí florecía el espíritu misionero. De sus compañeros de seminario, dos se fueron misioneros de Burgos, otros dos entraron en la HOCSA para América Latina, uno marchó como capellán de emigrantes a Alemania y cuatro, entre ellos José Ramón, entraron en los Padres Blancos. De los Padres Blancos, según dice Ramón, lo que más le atraía eran su especialización africana y el que trabajasen siempre en equipos internacionales.

    Ha pasado 15 años en África Oriental, enseñando y colaborando con las iglesias locales. De esa época data el trabajo del que más orgulloso se siente, un pequeño texto de 25 páginas en swahili, “Miwani ya kusomea Biblia”, traducido más tarde al francés y al castellano, “Gafas con las que leer la Biblia”.

    Entre 1986 y 1992 dirigió el Centro de Información y documentación Africana (CIDAF), actual Fundación Sur, Haciendo de obligación devoción, aprovechó para viajar por África, dando charlas, cursos de Biblia y ejercicios espirituales, pero sobre todo asimilando el hecho innegable de que África son muchas “Áfricas”… Una vez terminada su estancia en Madrid, vivió en Túnez y en el Magreb hasta julio del 2015. “Como somos pocos”, dice José Ramón, “nos toca llevar varios sombreros”. Dirigió el Institut de Belles Lettres Arabes (IBLA), fue vicario general durante 11 años, y párroco casi todo el tiempo. El mestizaje como esperanza de futuro y la intimidad de una comunidad cristiana minoritaria son las mejores impresiones de esa época.

    Es colaboradorm de “Villa Teresita”, en Pamplona, dando clases de castellano a un grupo de africanas y participa en el programa de formación de "Capuchinos Pamplona".

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