Al principio, parecía que se estaba gestando una historia de éxito: la primera mujer elegida para presidir la Unión Africana (UA) había sido una luchadora por la libertad en su país. ¿Qué podía salir mal?
Muchas cosas, de hecho. Después de cuatro años como presidenta de la Comisión de la UA, es difícil encontrar a alguien en la sede de la organización en Addis Abeba, o en cualquier otro lugar, dispuesto a decir una sola buena palabra sobre Nkosanaza Dlamini-Zuma. «Dlamini-Zuma no conocía África y sólo se preocupaba por sus ambiciones en su país. Simplemente, no le importaban los africanos«, llegó a escribir Chidi Anselm Odinkalu, activista de derechos humanos en Nigeria, en una columna de opinión poco halagüeña en la revista panafricana «Pambazuka».
«Muchos serán perdonados por gritar: ¡Adiós, señora Dlamini-Zuma«, añadió.
Un comienzo inestable
Se necesitaron tres rondas de votación y una insistencia muy agresiva por parte del gobierno sudafricano para conseguir que Dlamini-Zuma fuera elegida presidenta en 2012. Esto provocó un serio resentimiento hacia ella por parte de los países francófonos de África, que esperaban un nuevo mandato de Jean Ping, de Gabon. «Esa herida definitivamente no ha sido sanada, y Dlamini-Zuma no hizo ningún esfuerzo para tapar ese hueco«, dijo Liesi Louw-Vaudran, experto sudafricano en la UA. Muchos países anglófonos también se sintieron disgustados por el desprecio hacia una norma implícita de la Unión Africana, aquella que dice que ningún representante de una de las naciones africanas con más peso puede postularse para el cargo.
Profesionalmente competente, pero…
Cuando llegó al cargo en 2012, después de ser ministra en Sudáfrica, tenía «un buen historial«, según Louw-Vaudran. «Tenía la reputación de ser una dura trabajadora y una buena gerente«, decía el analista. Muchos creían que estaba preparada para hacer de la UA una institución más eficiente y productiva. En aquella época, el politólogo Alphonse Zozime Tamekamta, de «Thinking Africa», tenía depositadas grandes esperanzas en Dlamini Zuma. «Ella es una mujer fuerte de un país poderoso. La gente esperaba que tuviera una visión más grande, mayores habilidades de administración, una mayor libertad para expresar lo que pensaba y más posibilidades de influir en decisiones importantes«, dijo Tamekamta. Pero estas decisiones son tomadas por los jefes de Estado y de Gobierno africanos, dijo el experto Louw-Vaudran. Una de las principales debilidades de la UA es la escasez en las competencias del presidente.
Más bien haciendo campaña
Independientemente de las deficiencias institucionales y financieras, la lista de crisis olvidadas por Dlamini-Zuma es larga. Incluye guerras civiles en el continente, ébola, la muerte de innumerables migrantes en el Mediterráneo, hambruna… Cuando el expresidente del Banco Africano de Desarrollo, Donald Kaberuka, visitó las regiones afectadas por la epidemia de ébola, Dlamini-Zuma permaneció oculta en Addis Abeba. También eligió pasar el tiempo en Sudáfrica, preparando su candidatura para suceder a su exmarido Jacob Zuma en la presidencia.
Se mantuvo alejada además de la polémica causada por la decisión de algunos países africanos de abandonar la Corte Penal Internacional, Sudáfrica entre ellos.
«La señora Zuma tiene esperanzas en una carrera política en su país. Por eso es que se calla sobre varios temas, que podrían volver y moderla«, dijo Siaka Coulibaly, un politólogo de Burkina Faso.
El analista Tamekamta agregó que tampoco hubo esfuerzos reales de la UA bajo el liderazgo de Dlamini-Zuma para abordar la crisis de Boko Haram.
«Las organizaciones regionales tuvieron que intervenir para financiar medidas antiterroristas y enviar tropas para combatir el terrorismo«, dijo Tamekamta. Lo mismo ocurrió durante la crisis gambiana, aunque en ese caso, por lo menos, la UA de Dlamini-Zuma expresó su disgusto cuando el expresidente Yahya Jammeh se negó a dimitir después de perder las elecciones.
Dlamini-Zuma afrontó todas las cuestiones difíciles del continente «en un esfuerzo por evitar enfrentamientos con los jefes de estado«, decía Louw-Vaudran.
No todo fue malo
Pero Louw-Vaudran también sostiene que Dlamini-Zuma demostró su compromiso con los asuntos de las mujeres en África, aunque tuviera claras limitaciones: a finales de 2016 ofendió a sus anfitriones camurenenses cuando abandonó el Campeonato Africano de Fútbol Femenino sin decir una palabra como explicación, volando a Sudáfrica para asistir a una importante reunión del Congreso Nacional Africano (ANC).
Después de salir de la UA, Dlamini-Zuma podría ser más recordada por su presencia constante en Twitter que por su presencia en los puntos calientes de las crisis de África.
Ludger Schadomsky
Fuente: Mail&Guardian
[Traducción y edición, Mario Villalba]
[Fundación Sur]
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