DIVERSIDAD CULTURAL PARA EL DESARROLLO

18/05/2015 | Editorial

El día 20 de mayo es el día mundial de la: Diversidad Cultural para el Desarrollo.
Uno de los aspectos más notables en la vida actual de nuestros pueblos, ciudades y países, incluso en el seno de nuestras propias familias, es: la diversidad cultural.

Esta realidad intercultural se ha convertido en un signo definitivo de nuestra vida y relaciones en este mundo globalizado.

El hecho de la interculturalidad puede ser un potencial increíble para promover unas relaciones y desarrollo más humano, enriquecedor, integral, sostenible y polivalente.

Al mismo tiempo, esta realidad intercultural nos lleva con frecuencia, tanto en África como en otros continentes, a experimentar conflictos y violencia entre los pueblos de diferentes razas, ideologías, culturas y religión.

Aunque es verdad que las causas de las guerras y de la violencia son múltiples y complejas, como: el deseo de poder y dominación, el crecimiento económico por cualquier medio, la venganza y el odio, etc., existe también la enorme influencia de la cultura, tanto para potenciar la convivencia y el desarrollo sostenible entre los pueblos, como para causar divisiones y violencia en la sociedad.

“Los presidentes dictadores no se rinden, pero el 95% de los africanos viven en países mejor gobernados que hace diez años”, dijo Mo Ibrahim, el multimillonario sudanés con ciudadanía británica, pionero de las redes de telefonía móvil y defensor de la gobernanza en África, también con la creación de un premio de cinco millones de dólares, más que el Nobel.

Ejemplos de luchas entre razas y culturas siguen siendo demasiado comunes también en nuestros días: Nigeria, Mali, Burundi, Kenia, Somalia, Sudáfrica, RDC, Sudan, Países de Oriente Medio, Afganistán, Pakistán, Europa, EEUU, en el mar Mediterráneo, etc. y también en España.

Al mismo tiempo conviene darse cuenta de los muchos países africanos, como: Burkina Faso, RDC, Mali, RCA, Sudáfrica, Tanzania, Túnez, Zambia, Botsuana, etc. en los que la sociedad civil, particularmente las mujeres y los jóvenes, están siendo decisivos en la elección del futuro gobierno de su país, y siguen tomando iniciativas por la democracia y la convivencia pacífica de toda la sociedad.

Winnie Mandela ha recordado a los sudafricanos, a raíz de la violencia que se inició en la ciudad sudafricana de Durban a finales del mes de marzo: “Esta no es la libertad por la que hemos luchado. Estoy desolada por la reciente violencia racista. De pronto, los conflictos sociales han hecho saltar por los aires la ficción del “país del arco iris” que se había impuesto en el imaginario internacional respecto al legado de Nelson Mandela”.

Frente a un brote de violencia xenófoba en Sudáfrica, las redes sociales también apuntalan el discurso de la convivencia en armonía.

Los grandes campos de refugiados del mundo, como: en Dadaab en el noreste de Kenia con 351.538 personas somalíes, en Darfur, RDC, etc. delatan nuestra incapacidad para convivir juntos, por diversas razones.

Frente a la violencia salvaje de algunos grupos armados como el Estado Islámico, Boko Haram, etc. el Papa Francisco nos sigue animando a respetar la diversidad y alegrarnos porque somos diferentes.

En una bella imagen, nos dice que: “la Iglesia y otras comunidades son como una gran orquesta en la que hay variedad. No todos somos iguales y no debemos ser todos iguales. Todos somos diversos, diferentes, cada uno con sus propias cualidades. Y esa es la belleza de la Iglesia: cada uno trae lo propio, lo que Dios le dio, para enriquecer a los demás. Y entre los que la componen hay esta diversidad, pero es una diversidad que no entra en conflicto, no se opone; es una variedad que se deja fundir en armonía por el Espíritu Santo; Él es el verdadero «Maestro», él mismo es armonía. Y aquí nos preguntamos: ¿en nuestras comunidades vivimos en armonía o peleamos entre nosotros? Si hay chismes y descalificaciones no hay armonía, sino una lucha.”

Aprendemos a vivir en diversidad desde nuestras familias, comunidades cercanas, pueblos, barrios y ciudades.

Nelson Mandela nos dejó un extraordinario legado de saber integrar la diversidad cultural y racial en una armonía social: “El desafío sin precedentes es restaurar la dignidad humana de todo nuestro pueblo por medio de la eliminación de toda forma de discriminación cultural o racial, y de la introducción del principio de igualdad en todas las esferas de nuestra vida”.

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