El presidente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo disolvió el día 12 de febrero el gobierno de unidad y la comisión electoral, causando el pánico generalizado en el país del África Occidental. En un mensaje transmitido por la radio y la televisión estatales, Gbagbo dijo que iba a destituir a las instituciones para permitir que el país avance hacia la celebración de unas elecciones libres y transparentes.
El presidente pidió al primer ministro, Guillaume Soro, un antiguo jefe rebelde, que formase un nuevo gobierno y propusiera un nuevo formato para formar la nueva comisión electoral.
El partido del presidente, el Frente Popular Marfileño, FPI, ha estado acusando a la comisión electoral y pidiendo la dimisión de su presidente, Robert Mambé Beugré, por supuestamente haber incluido 429.000 nombres en la lista de votantes. Pero Beugré dice que él nunca cometió ningún acto de fraude.
Los protagonistas políticos marfileños fueron recibidos en la capital de Burkina Faso, por el mediador en la crisis, el presidente Blaise Compaore, para resolver las disputas entre el bando presidencial y el bloque de la oposición, que reafirmó su apoyo a Beugré, acusando al presidente Gbagbo de utilizar este asunto para retrasar, una vez más, las elecciones presidenciales.
La reunión celebrada en la capital de Burkina Faso, Uagadugú, terminó sin una solución, dando lugar a la decisión unilateral de Gbagbo de deshacer las instituciones.
La oposición no ha reaccionado a esta decisión y nadie sabe qué pasará ahora en la nación de frágil situación política, el mayor exportador de cacao del mundo.
Las calles de Abidjan se quedaron desiertas poco después del anuncio del presidente por la radio y televisión nacionales.
Después, el día 15 de febrero, la policía dispersó con gases lacrimógenos a cientos de manifestantes anti gobierno, en el este de Costa de Marfil, paralizando la ciudad de Abengourou, obligando a varios almacenes de cacao a cerrar sus puertas en la ciudad que en la que operan los mayores mercados de cacao.
Cientos de jóvenes se reunieron para manifestarse tras el anuncio del presidente, dos días antes, para protestas por lo que se considera un casi fijo nuevo retraso de las elecciones, que estaban previstas para marzo de este año.
A lo largo del fin de semana, los líderes de la oposición han declarado que ya no reconocen a Gbagbo como presidente, haciendo temer una nueva escalada de los disturbios en el país.
(Africa News/News24, 15-02-10)