Los diplomáticos africanos han acudido a la capital de Burkina Faso, Uagadugú, para asegurarse de que se cierra el acuerdo sobre Guinea Conakry, que exige que el líder del país abandone el poder y que se organicen unas elecciones en seis meses.
A su llegada a Uagadugú, el pasado fin de semana, la presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, dio la bienvenida al acuerdo y dijo que la inestabilidad en Guinea podría amenazar a toda la región.
Sirleaf formó parte de una delegación de ECOWAS, el bloque regional que representa a los 15 estados del África Occidental, cuyos líderes acudieron también a Uagadugú, tras la firma del acuerdo histórico que se produjo el pasado día 15 de enero.
El acuerdo alcanzado exige que el líder de la junta militar de Guinea, el capital Mousssa Dadis Camara, herido por un disparo en un intento de asesinato el mes pasado, se marche voluntariamente al exilio y permita que su segundo al mando organice las elecciones para ceder el poder a los civiles.
Guinea comparte frontera con otros seis países y es uno de los pocos estados de la región que no ha sufrido una guerra civil. Mucha gente está preocupada por si se permite a Camara volver al país, ya que esto podría llevar al país a una guerra que podría involucrar a toda la región.
Camara está acusado de crear divisiones étnicas en Guinea favoreciendo a las personas que pertenecen a su grupo étnico, los guerze, que representa menos del 1 % de la población.
El pasado mes de septiembre, la guardia presidencial del líder de la junta abrió fuego contra unos manifestantes de la oposición y mataron a 156 personas. Los supervivientes aseguran que los militares hablaban el dialecto de los guerze y mataban a todos los que tenían apariencia peul, la etnia mayoritaria.
Los grupos de la etnia peul se expanden por la mayor parte del África Occidental, y tienen una población bastante numerosa en casi todos los países que rodean Guinea.
El acuerdo que ha roto el punto muerto, que pide el exilio para Camara llega seis semanas después de que recibiera un disparo en la cabeza. Camara fue llevado de urgencia a Marruecos para ser operado, y inesperadamente volvió a Uagadugú el día 12 de enero, al parecer después de que se pusiera agresivo en Marreucos, exigiendo que se le dejase volver a Guinea. Su segundo al mando, el general Sekouba Konaté, voló inmediatamente a Uagadugú.
Konaté llegó al poder al mismo tiempo que Camara, tras un golpe militar el 23 de diciembre de 2008, pero al contrario que Camara, él quería una rápida transición a la democracia, siguiendo los pasos ejemplares de países vecinos como Mali.
Con Camara fuera del escenario, en Marruecos, Konaté empezó a actuar rápido para poner en país en el camino de las elecciones, reuniéndose con los líderes de la oposición para discutir un plan hacia las mismas. En un informe emitido el 5 de enero, por el Departamento de Estado de Estados Unidos, se indica que Konaté prometió a los EEUU y Francia prohibir el regreso de Camara, para evitar que estropease el esfuerzo por llegar a unas elecciones.
En Uagadugú, Konaté se reunió con cámara y supuestamente presentó un escrito de cuatro páginas, amenazando con la dimisión si Camara se negaba a marcharse al exilio, según un oficial de seguridad, que estaba presente en las conversaciones, y que pidió no ser nombrado.
En un momento, parece que Konaté estuvo a punto de ser derrocado por un grupo de oficiales leales a Camara, que volaron a la capital de Burkina Faso, para exigir que les dejasen llevar de vuelta a Guinea al líder de la Junta. Cientos de civiles de la etnia guerze acudieron al aeropuerto de Conakry, la capital de Guinea, amenazando con no dejar aterrizar ningún avión si no llevaba dentro al líder de la junta militar.
El sábado, día 16 de enero, los manifestantes pro- Dadis abandonaron el aeropuerto y los grupos de la oposición han pedido a sus seguidores que acudan al mismo lugar a dar una bienvenida de héroe a Konaté, cuando llegue a la capital, en unos días.
(Business Day, Suráfirca, 18-01-10)