El ministro de defensa de Nigeria, Mohammed Badaru Abubakar, ha dimitido, según informó la oficina del presidente el 1 de diciembre. Su salida se produce en medio de una creciente crisis de seguridad provocada por el secuestro masivo de cientos de escolares durante las últimas semanas. El presidente Bola Tinubu declaró la semana pasada una «emergencia de seguridad nacional» y ordenó el reclutamiento de 20.000 personas adicionales para las fuerzas de seguridad.
En noviembre, más de 300 personas fueron secuestradas de una escuela en el estado norteño de Níger. Apenas unos días antes, 25 colegialas habían sido secuestradas en el vecino estado de Kebbi. Los analistas afirman que algunas bandas armadas suelen atacar las escuelas para presionar al gobierno a negociar los rescates. Ningún grupo se ha atribuido aún la responsabilidad de ninguno de los dos últimos ataques mencionados.
Nigeria está luchando contra decenas de grupos armados que operan en comunidades remotas, donde el gobierno y las fuerzas de seguridad del Estado tienen un alcance limitado. La crisis se ha vuelto aún más compleja a medida que los grupos armados de otras partes de la región del Sahel se han unido a las facciones yihadistas de Boko Haram que buscan expandir su presencia en el norte de Nigeria.
El presidente de estados Unidos, Donald Trump, amenazó el mes pasado con tomar medidas militares contra Nigeria por lo que, según él, es la persecución de los cristianos allí, una afirmación que el gobierno nigeriano niega ya que los secuestros van contra la sociedad en general y no se limitan a establecimientos y ciudadanos cristianos.
Fuente: Africanews
[Traducción y edición, Jesús Zubiría]
[CIDAF-UCM]


