En la vida, a veces hay acontecimientos y conceptos que, a fuerza de repetirse, nos parecen normales y consustanciales al sistema de convivencia del que nos hemos dotado. Sin embargo, son radicalmente injustos y atentan contra los derechos de las personas, aunque sucedan todos los días y formen parte del paisaje.
Esto ocurre, por ejemplo, con las redadas policiales que piden papeles a gente por la calle según sea su color de piel o su aspecto, controles que sufren a diario negros y sudamericanos.
Desde hace tiempo, colectivos y ciudadanos de a pie luchan contra este disparate cotidiano. Sin embargo, en pocas ocasiones hemos tenido ocasión de ver de una manera tan nítida cómo un grupo de personas anónimas, armados solo con sus manos y su voz, se enfrenta a la Policía y detiene una redada racista.
Esto ocurrió el pasado 5 de julio en el madrileño barrio de Lavapiés y nos lo cuenta Olmos Calvo en el periódico Diagonal con sus fotos y su texto. Desde este martes, un precioso jardín de dignidad ha florecido en Lavapiés. Y que vayan a pedir papeles al Congreso de los Diputados.
Original en GuinGuinBali