En la actualidad existen cinco negociaciones de Acuerdos de Cooperación económica entre la Unión europea y las regiones africanas. La Unión europea ejerce una presión sobre los países africanos para que firmen o ratifiquen los APE temporales. La UE quiere penalizar a los países que no han mostrado ningún progreso en estos procesos. Y mientras tanto los gobiernos africanos consagran mucho esfuerzo en cambiar las condiciones de los APE. La UE trata de negociar con los países africanos como si las dos partes tuvieran las mismas condiciones de vida y como si sus economías estuvieran al mismo nivel de desarrollo. Pero la realidad es muy diferente en los países africanos, en donde la economía tiene necesidad de medidas especiales para proteger sus asuntos o en donde existen índices elevados de pobreza en la sociedad. El nivel diferente de desarrollo económico político y humano requiere medidas especiales para proteger sus poblaciones y garantizar acuerdos justos.
La UE insiste diciendo que los APE son una fuerza motor tanto para África como para Europa. Sin embargo, los resultados esperan alcanzar un crecimiento económico para las sociedades europeas, mientras que los estados africanos pueden tener necesidad de recursos suplementarios para mejorar sus infraestructuras, para reforzar sus economías y para compensar la disminución de ingresos causadas por los APE. Considero que las desigualdades entre los países africanos y la UE indican realidades económicas y sociales diferentes y que resultara probablemente en desequilibrios en los futuros acuerdos APE. Este articulo trata de resaltar cuatro elementos que deberían ser considerados para una negociación más justa de los APE.
En primer lugar y desde un punto de vista económico, las condiciones de mercado de la UE auguran un sistema que corrige desigualdades entre los países europeos por las políticas económicas comunitarias. Mientras que en África encontramos realidades socio-económicas diferentes entre las regiones y no existe una política para corregir una situación desequilibrada. Por esta razón, las regiones africanas deberían proteger sus fronteras de los productos europeos e intensificar su relación mutua para reforzar su mercado regional. Los diferentes países y regiones de África deberían desarrollar estrategias que sirvan a la vez para promocionar y abrir sus mercados interiores y para sostener sus economías. Una integración solida de mercado regional entre países africanos mejorara las condiciones para entrar en concurrencia con las economías desarrolladas de la UE.
Segundo. Existe una gran diferencia entre la forma que la UE y los países africanos han estructurado sus sistemas fiscales y los que financian sus presupuestos para la protección social. Una puesta en vigor de los APE provisionales reduciría de una manera significativa los ingresos de los países africanos y junto con el sector económico informal estos tendrían dificultades en garantizar un sistema social. Los países africanos dependen mucho de los ingresos obtenidos gracias a los derechos de importación/exportación para ofrecer ciertos servicios públicos como son la Educación y la Salud. La exigencia de un mercado libre impuesto por los APE limita el derecho de los países africanos a imponer impuestos de importación/ exportación que son esenciales para generar ingresos y aseguras servicios públicos importantes.
Tercero. A pesar de que la mayoría de los países africanos tienen un sistema democrático, hay aún muchas instituciones que tienen necesidad de más participación y de sistemas de control. Los APE exigirán instituciones democráticas controlando las negociaciones, los pagos, las inversiones y vigilando la puesta en marcha del acuerdo. Muchos de los recursos las capacidades y puestas en marcha de los futuros APE deberían estar reforzados con el fin de ser más eficaces para la población africana. Acuerdos económicos justos pueden ayudar a establecer una justicia social más eficaz en África y de dar plenos poderes a la vez a las empresas y a su población.
Cuarto. El nivel de desarrollo humano establecido por los indicadores internacionales de desarrollo humano muestra las diferencias entre África y Europa. El factor humano es importante para tener éxito en política económica. Dar plenos poderes a la gente significa que ellos poseen el control sobre sus vidas reduciendo la pobreza y liberándolos de poderes de acuerdos económicos injustos. Una ejecución justa de los APE requiere el desarrollo de condiciones sociales tales como la educación, la salud, las condiciones de trabajo, la democracia, el estado de derecho, las libertades civiles y los derechos humanos para crear un crecimiento económico sostenido.
Para un resultado ganador-ganador las negociaciones de los APE entre África y Europa pedimos el respeto para que los países africanos decidan a la vez el camino de sus economías y el modelo de desarrollo. Al mismo tiempo Europa debe ser consciente de las condiciones especiales de un continente y debería evitar interferir en las políticas económicas de África. Muchos de los países africanos están en una buena posición para desarrollar sus economías, pero Europa no puede olvidar la condición frágil de muchos de los países que luchan por reducir la pobreza. Una negociación justa de un APE exige el ser consciente de la realidad de África y de crear mecanismos justos para estimular el crecimiento sostenido sin olvidar la desventaja de las economías africanas.
Jose Luis Gutierrez Aranda
AEFJN Policy officer
Traducido para Fundacion Sur