Al preparar esta carta caigo en la cuenta de que hoy, el 22 de marzo de 2013, es el Día Mundial del Agua. Fantástico, pues quería precisamente hablaros de lo que hemos vivido con los ganaderos de un campamento de Bulkiemde (provincia de Burkina) que carece cruelmente de agua.
Para comprender mejor lo ocurrido, hay que volver atrás unos meses. Hablaba yo con la presidenta de la lechería « Le lait du Bulkiemdé » (Leche de Bulkiemde), quien me decía que los productos de su lechería (leche pasteurizada, yogures…) eran cada día más apreciados, de tal suerte que la leche que le suministraban era ya insuficiente. Revisamos juntos la lista de proveedores de la lechería.
Hallamos un campamento (del pueblo de Dulgu) que suministraba 10 litros diarios durante 4 – 5 meses del año. Estábamos convencidos de que este campamento podía aportar mucho más. Fuimos a verlos.
Las mujeres – «propietarias» de la leche – (a su cargo el deber de alimentar la familia…) nos dijeron que les gustaría aportar más, pero que desde principios de marzo les falta el agua y las vacas tienen que partir en trashumancia. Además, durante la época de lluvias, a partir del mes de julio, se forma un cenagal (por un arroyo que solo lleva agua en la época de lluvias) que les impide ir a Kudugu.
Hablamos mucho y nos pusimos de acuerdo para crear una alianza entre ellas y la lechería (apoyados por el SEDELAN y sus bienhechores). La lechería les ayudaría a mejorar la dieta de las vacas lactantes y terneros (para estos últimos: utilizar la soja local para hacer un jugo de soja con azúcar añadido y vitaminas), a construir una pasarela y a hacer un pozo. En cambio, las mujeres se comprometían a suministrar más de la mitad de su producción.
Rápidamente, las mujeres suministraron a la lechería 30 litros de leche diarios. Como «nos» prometieron un pozo, comenzamos la construcción de la pasarela (gracias a los dones de algunos amigos de SEDELAN). Así, el 10 de marzo, inauguramos la pasarela. Los ganaderos, los campesinos y algunos representantes de la Alcaldía de Kudugu estaban presentes. Todos se alegraron con la existencia de la pasarela. Sin embargo, para que la fiesta hubiese sido completa, faltaba algo: ¡el pozo¡
Y, por falta de agua, en los próximos días, todo el ganado, todas las vacas lactantes estaban a punto de partir en trashumancia. En verdad, deberíamos haber comenzado por hacer el pozo, mucho más importante y más urgente que la pasarela. Pero…, «nos» lo habían prometido…
En esa ocasión, yo también hice públicamente una promesa: «¡Antes de un año, nos encontraremos aquí para alegrarnos nuevamente con la inauguración de un pozo que aliviará a los ganaderos y permitirá que las vacas lactantes o en gestación no vayan en trashumancia!” Pero esta vez, conozco el valor de lo prometido y tengo confianza. ¡Sé a quién dirigirme para cumplirla!
En este día, el Día Mundial del Agua… del Año Internacional de la Cooperación en materia de agua, me alegra compartir con vosotros este evento
