Día mundial de la Mujer
Frente a la subida islamista, las mujeres, protagonistas de las primaveras árabes, temen por sus derechos
08/03/2012
Camille Le Tallec
La libre Belgique
Estaban en primera línea en las primaveras árabes
En primera línea durante en los alzamientos en el mundo árabe, las mujeres temen hoy por sus derechos con la subida de los islamistas.
En Túnez, el partido islamista En Nahda ha propuesto de inscribir el Código del estatuto personal – que da a las Tunecinas derechos que ningún otro país árabe ha igualado y que prohíbe particularmente la poligamia – en una ley fundamental para, de esa manera, complicar toda tentativa de ponerla en cuestión.
Pero los recientes debates en la Asamblea constituyente sobre la eventual introducción de la charia en la Constitución inquietan a las organizaciones feministas y a los partidos liberales, que temen un retroceso en el derecho de las mujeres.
En Egipto, el coeficiente de representación de las mujeres en la Asamblea del pueblo ha caído de 12 a 2 % y el contingente de 64 escaños instaurado bajo el régimen ha caído en saco roto.
Según un informe de la Federación de Ligas de Derechos Humanos (FIDH), las mujeres “se encuentran hoy confrontadas con tentativas de exclusión de la vida pública por ciertos actores de la transición, a discriminaciones y violencias de la parte de grupos extremistas o de fuerzas de seguridad a menudo con toda impunidad”.
Las profesoras han sido intimidadas en Túnez porque no llevaban velo. En Egipto, mujeres que participaban en manifestaciones fueron sometidas “a tests de virginidad”. “Cuando grupos religiosos llegan al poder, las primeras que sufren las consecuencias son las mujeres. Sus problemas y sus derechos serán lo primero que será puesto en tela de juicio” por los Parlamentos dominados por los islamistas, estima la militante koweitiana de los Derechos Humanos Ebtehal al-Khatib.
“Las leyes conformes a la charia son bien acogidas. Las otras no”, ha afirmado a AFP Mahmud Ghozlan, un portavoz de los Hermanos musulmanes egipcios. Para la hermandad islamista, las mujeres pueden ser diputadas o ministras pero nunca presidente de la República. En Libia, donde los islamistas constituyen una fuerza montante desde la caída de Gadafi, el jefe del Consejo nacional de transición Mustafa Abdelyalil ha anunciado que la charia sería la principal fuente de inspiración de la legislación. A este título, “toda ley que violaría la charia es legalmente nula y no aceptada”, dijo, evocando la ley sobre el divorcio y el matrimonio.
“Hay un miedo cierto hacia los partidos islamistas”, reconoce Ahlam el Hayy, del nuevo Partido nacional centrista libio. Un primer borrador de la ley electoral libia preveía reservar un porcentaje del 10 % de escaños de la Asamblea constituyente a las mujeres, pero este porcentaje ha sido abandonado.
En Egipto, estos derechos padecen, además, de estar asimilados al antiguo régimen. “El antiguo régimen se apropió del asunto, especialmente con el Consejo nacional de la mujer, asimilado con Susana Mubarak. El resultado es que las mujeres egipcias son atacadas y condenadas, cuando en realidad las feministas egipcias están luchando desde hace decenas de años” por los derechos de las mujeres, afirma la universitaria Amina Elbendary. Este combate debe encararse a un obstáculo mayor: la mentalidad de una buena parte de mujeres de la campaña.
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