Hoy día 16 de Noviembre, se recuerda como el Día Internacional de la Tolerancia.
Tolerancia significa el respeto a las opiniones y prácticas de los demás, aunque no coincidan con las nuestras. Respeto mutuo es para mí la mejor descripción.
La primera reacción de la sociedad europea ante la llegada masiva de emigrantes, procedentes sobre todo de Siria y del Continente Africano, fue muy positiva y solidaria, pronto entraron los gobiernos europeos en acción para limitar las entradas y comenzar a levantar muros y alambradas.
Estas vallas niegan y rechazan todo encuentro en respeto mutuo.
Delatan además un desinterés total, no solo en aportar una acogida asistencial, sino sobre todo en buscar superar las causas de raíz, de estas migraciones masivas.
Casi medio millón de personas han entrado irregularmente en la Unión Europea desde el pasado enero. Las olas de la inmigración aumentan y seguirán subiendo, y el único medio que encuentran nuestros gobiernos europeos es el de levantar diques más altos.
De los 477.906 inmigrantes que cruzaron el Mediterráneo en 2015, 2.338 lo hicieron por España, 128.000 por Italia, 94 por Malta y 347.474 por Grecia. (ACNUR)
Más de la mitad de los que han entrado desde enero proceden de Siria (54%), sumido en una devastadora guerra civil desde 2011. Eritrea (7%), con uno de los regímenes más opresores del mundo, y Afganistán (13%), inmerso en una guerra que dura más de una década, son los países de origen de quienes llegan en patera por el Mediterráneo.
La ayuda financiera de España y de la UE, de 1.800 millones de euros, a Gobiernos africanos, como Marruecos, Senegal, Mali, etc. para frenar la salida de migrantes, tan solo trata los síntomas, pero no ayuda a sanear la raíz del mal.
La dura realidad es que los gobiernos occidentales no tienen ni voluntad ni visión política para superar el mal en su raíz y para colaborar por una mejor calidad de vida de estos pueblos africanos en su propio país.
De hecho esta falta de tolerancia respeto a los más marginados, está dando lugar a esta ayuda financiera para la construcción de nuevos “Centros de Detención” en algunos países africanos, para frenar y evitar que los emigrantes puedan salir de su país hacia Europa.
Esta falta de tolerancia o mejor de respeto mutuo y de capacidad de diálogo, se manifiesta diariamente en otro triste síntoma de nuestra sociedad: la violencia machista y la marginación de las personas más vulnerables.
La violencia doméstica, que generalmente es machista, es un fenómeno universal y creciente, tanto en África, como en Asia, Europa o América.
Es este otro de los graves síntomas de deshumanización o deterioro ético y social, que puede llegar a ser, si no saneamos la raíz, un volcán en erupción.
Otro síntoma más de la falta de tolerancia y respeto mutuo hacia los más vulnerables es el abandono de los niños-as a su propia suerte, privándoles de uno de los derechos fundamentales, como es la educación.
Más de 124 millones de niños, niñas y adolescentes están sin escolarizar y la cifra va en aumento. Si los Objetivos de Desarrollo Sostenible que se aprobaron en la cumbre de Nueva York, en septiembre 2015, han de tener algún significado, deben comenzar por facilitar el derecho a la educación para tantos millones de niños-as descartadas.
El respeto hacia las personas de toda raza, lengua y nación, se muestra con hechos. Este día internacional de la tolerancia o del respeto mutuo, nos recuerda que estamos en camino, y que el proceso parece dar: dos pasos hacia adelante y uno al menos ahora, hacia atrás.
Esperamos y nos comprometemos a que los pasos hacia adelante sean los más frecuentes y que el paso de retroceso sea el más ocasional.
